Arqueología

Ni poder ni estrategia: la ciencia destapa el sorprendente secreto tras la ubicación del Templo de Karnak en Egipto

El Templo de Karnak no fue construido en un lugar cualquiera, sino sobre una isla sagrada que emergía de las aguas del Nilo, emulando así el preciso instante de la creación del mundo, según la mitología egipcia

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Imagen de archivo del Antiguo EgiptoPixabay

Para los antiguos egipcios, el mundo nació de un montículo de tierra que emergió de las aguas caóticas del principio de los tiempos. El Templo de Karnak, en Egipto, no es solo un monumental conjunto de piedra; es el eco de un mito fundacional levantado sobre el paisaje. La elección de su emplazamiento no fue una casualidad, sino la materialización de su cosmogonía más sagrada, un lugar donde la arquitectura se hizo eco de la creación. Esta visión mítica sobre el origen del mundo contrasta con las teorías científicas más recientes, donde un descubrimiento sugiere que el verdadero origen de los continentes podría no estar solo en la Tierra, sino vinculado a la Vía Láctea.

Esa creencia, lejos de ser una simple metáfora, se asentaba sobre una realidad geográfica que un nuevo estudio ha sacado a la luz. Karnak se erigió sobre una isla de terreno elevado que emergía de forma natural entre los canales del río Nilo, convirtiéndose en un refugio contra las crecidas estacionales que anegaban el resto del valle. Este enclave único ofrecía una protección indispensable para levantar una obra de semejante envergadura.

De hecho, un reciente y exhaustivo estudio geoarqueológico, el más completo realizado en la zona, ha revelado la existencia de un canal fluvial oriental que hasta ahora se había subestimado. Esta pieza del puzle confirma que el santuario se asentó en la que era la única zona elevada conocida en toda la región, una conclusión a la que han llegado los investigadores, según informa el medio ScienceDaily. Este tipo de hallazgos demuestran cómo la ciencia actual permite reinterpretar la historia, de forma similar a como otro análisis reciente ha sido capaz de reescribir los orígenes de la primera pandemia de la humanidad basándose en restos antiguos.

La ingeniería que dio forma a la morada de los dioses

Sin embargo, los constructores del templo no se conformaron con la topografía que la naturaleza les ofrecía. La investigación desvela que los antiguos egipcios modificaron el paisaje activamente para expandir el terreno sagrado. Durante siglos, llevaron a cabo una considerable labor de ingeniería, rellenando antiguos brazos del río con arena traída del desierto para consolidar y ganar terreno a las aguas.

Este análisis geológico también ha permitido datar la primera ocupación del lugar mucho antes de lo que se pensaba, situándola en el Reino Antiguo, entre los años 2591 y 2152 a.C. Los datos sugieren que la zona era prácticamente inhabitable antes del año 2520 a.C., cuando las inundaciones hacían imposible cualquier asentamiento permanente en el valle. Fue la formación de esta isla la que abrió la puerta a los primeros pobladores.

Por todo ello, la elección de Karnak trasciende la mera conveniencia estratégica. Fue una decisión profundamente simbólica, un esfuerzo consciente por construir el centro espiritual del imperio en un lugar que representaba su origen. Un espacio donde la arquitectura y la cosmogonía se entrelazaban para dar forma a la morada de los dioses en la tierra.