Salud

Tratamiento revolucionario para la diabetes: “enseñan” al estómago a fabricar insulina

En los últimos 30 años el número de menores de edad con diabetes se ha duplicado en España.

Diabetes
Imagen de las células estomacales modificadas genéticamenteHyunkee Kim.Hyunkee Kim.

La diabetes es una enfermedad crónica en la que el cuerpo no puede regular los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre. En el tipo 1, el sistema inmunitario destruye las células beta del páncreas que producen la hormona insulina, la cual permite que la glucosa entre en las células para generar energía. Sin suficiente insulina, la glucosa se acumula, lo que a largo plazo puede dañar los riñones, los ojos, el sistema cardiovascular y otros órganos.

En España, se estima que alrededor de 5 millones de personas viven con diabetes, lo que representa aproximadamente un 10-15 % de la población adulta. Mientras que, en los menores de 15 años, las cifras no son buenas: cada año se detectan unos 1.500 nuevos casos. Y los números van en aumento de acuerdo con un estudio publicado en Pediatric Diabetes. Entre 1994 y 2003, la incidencia era de 1,1 casos, cada 10.000 habitantes y ahora las cifras se han más que duplicado, alcanzando los 2,3.

El tratamiento habitual para la diabetes tipo 1 implica la monitorización continua de los niveles de glucosa en sangre y la administración de insulina externa, ya sea mediante inyecciones o bomba de insulina, durante toda la vida. Este tratamiento permite mantener estables los niveles de azúcar, pero requiere vigilancia constante, ajustes en la dosis según alimentación, ejercicio o enfermedad, y un gran esfuerzo por parte de la persona afectada.

Pero imaginemos por un momento que el tratamiento de la diabetes no dependiera de inyecciones diarias, sino de una pequeña “reprogramación” de nuestras propias células. Esa posibilidad, que hasta hace poco parecía ciencia ficción, acaba de acercarse un paso más a la realidad.

Un equipo internacional de científicos de Weill Cornell Medicine (EE. UU.) y la Universidad de Pekín (China) ha conseguido que células humanas del estómago fabriquen insulina, la hormona que el organismo necesita para regular el azúcar en sangre. El hallazgo, publicado en Stem Cell Reports, abre la puerta a un nuevo tipo de terapia celular personalizada para tratar la diabetes tipo 1.

La diabetes tipo 1 aparece cuando las células beta del páncreas dejan de producir insulina, obligando a los pacientes a depender de mediciones continuas de glucosa y dosis externas de la hormona para mantener niveles estables. Desde hace años, los científicos buscan una manera de reemplazar o regenerar esas células beta, pero trasplantarlas es complejo y requiere inmunosupresión, mientras que crearlas artificialmente dentro del cuerpo ha sido, hasta ahora, un desafío.

El grupo dirigido por Xiaofeng Huang y Qing Xia encontró una pista en un lugar inesperado: el estómago. En estudios previos con ratones, demostraron que algunas células gástricas pueden transformarse en productoras de insulina mediante ingeniería genética. Ahora probaron si lo mismo podía lograrse con células humanas.

Para hacerlo, cultivaron organoides gástricos, pequeñas réplicas tridimensionales del estómago humano, y les incorporaron un “interruptor genético” capaz de activar el cambio de identidad celular. Tras trasplantar esos organoides al abdomen de ratones, las estructuras sobrevivieron, maduraron y se integraron con el tejido y los vasos sanguíneos circundantes.

El siguiente paso fue “activar el interruptor”. Las células del estómago comenzaron a comportarse como células beta pancreáticas: producían y liberaban insulina. En ratones con diabetes, esa insulina humana ayudó a normalizar los niveles de glucosa y a reducir los síntomas de la enfermedad.

Aunque el tratamiento todavía está lejos de aplicarse en humanos, el enfoque es prometedor porque permitiría usar células del propio paciente, evitando el rechazo inmunitario. El siguiente paso será comprobar si esta estrategia puede funcionar directamente dentro del cuerpo humano, sin necesidad de trasplantes intermedios, y si es segura y estable a largo plazo.

Si los resultados obtenidos en ratones se confirman en humanos, en el futuro las personas con diabetes puedan dejar de depender de agujas y sensores, y sus propias células, las del estómago, nada menos, se encargarán de hacer el trabajo que una vez hacía el páncreas.