
Cultura
Los 20 años de Les Arts: la azarosa vida de la joya de la ópera valenciana
El coliseo, que abrió sus puertas el 8 de octubre de 2025, ha combinado polémicas y éxitos en dos décadas

Que veinte años no es nada, dice la canción. Pero para el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia han dado para mucho. Porque el templo de la ópera valenciano, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava y uno de los atractivos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia lleva dos décadas de éxitos, con muchas luces, pero también alguna -e importante- sombra. Ahora vive un periodo de estabilidad, con una dirección artística, en manos de Jesús Iglesias Noriega, asentada y con nuevo director musical, Sir Mark Elder, que tiene como objetivo mantener la calidad de la Orquesta de la Comunitat, una de las formaciones más prestigiosas del mundo. Pero no siempre fue así. Porque más allá de la oferta operística, en estas dos décadas, Les Arts ha estado envuelto en polémicas, en obras y en asuntos alejados de lo artístico que le han hecho copar titulares. Una azarosa vida que encara una nueva temporada con la intención de seguir enamorando a los amantes del «bel canto».
El coliseo abrió sus puertas un 8 de octubre de 2005. Una fastuosa inauguración que, sin embargo, no significó que la música sonara ya en el teatro. En el coliseo hubo que esperar un año, hasta 2006, para que se representara «Fidelio», la ópera que inició la senda cultural de Les Arts. No fue un inicio sencillo, a los dos meses y antes de la última función de «La Bohème», la plataforma escénica del escenario se rompió. Un mazazo para esos primeros pasos de un edificio que también estuvo inmerso en la polémica por el diseño que para él realizó Calatrava. No sólo porque algunas butacas no tenían visibilidad, lo que obligó a rehacer la sala principal, sino por los desprendimientos del famoso trencadís de la fachada, que motivó el cierre del inmueble y la posterior reposición en un auditorio que no tenía ni diez años de vida.
Pero si hay un nombre ligado a Les Arts es el de Helga Schmidt. La impulsora del coliseo, Doña Helga, como se la llamaba en el auditorio, fue la mente que levantó un proyecto que en sus inicios contó con las grandes batutas del panorama internacional. Era de las pocas profesionales capaces de levantar el teléfono y hablar con Lorin Maazel, quien fuera el primer director musical de Les Arts, o Plácido Domingo, otro de los nombres propios del auditorio y que incluso llegó a dar nombre al Centre de Perfeccionament parajóvenes promesas de la lírica y que, tras las presuntas acusaciones de abusos sexuales, fue defenestrado y dejó de actuar y colaborar en el teatro.
Schmidt fue el cerebro y, pese a su férreo carácter, el corazón de Les Arts. Pero un día el prestigio se desvaneció. Una redada policial se llevó detenida a Schmidt. La investigación puso sobre la mesa un supuesto desfalco de fondos. La Fiscalía llegó a pedirle hasta siete años y medio de cárcel. Pero Schmidt ni siquiera pudo sentarse en el banquillo a defenderse porque falleció en 2019. Años después, se celebró el juicio y todos los acusados fueron exonerados.
La etapa de Schmidt se cerró con el escándalo, aunque la intendente ya tenía pensado irse. Pero lo hizo sin homenajes y con su imagen manchada. Le sucedió Davide Livermore. Director de escena italiano, también abandonó el coliseo tras advertirle que no podía compatibilizar su cargo con sus otros trabajos en teatros internacionales. Tras él, llegó el actual responsable: Jesús Iglesias. El director artístico de Les Arts ha sabido huir de las polémicas y, por ello, renovó contrato en 2022 para seguir hasta 2027. Con él, Les Arts vive un periodo de estabilidad con el que afronta sus veinte años.
En lo musical, también ha habido altibajos. No porque se cuestione la calidad de la Orquesta. Ni mucho menos. Es más, la formación dio sus primeros pasos de la mano de dos genios de la batuta. Primero, el maestro Lorin Maazel. Y, después, el genio de Zubin Mehta. Este último fue encargado, además, del Festival del Mediterrani. Tras ellos llegó Omer Meir Wellmer. Ahora, después de James Gaffigan, Sir Mark Elder ha tomado la batuta de la OCV.
Aunque en toda esta complicada existencia, hay hitos muy destacables en la historia del coliseo. El principal, el haber hecho crecer una de las mejores orquestas del mundo, algo que defienden las grandes batutas que pasan por Les Arts. También, el haber trabajado para acercar al público a la ópera, con entradas a precios reducidos y preestrenos para gente joven. Varias son las grandes producciones que están en el recuerdo de los melómanos, pero, quizás, la tetralogía de Wagner de «El anillo del Nibelungo», por su complejidad y el diseño de la Fura dels Baus, fue de las más aplaudidas. O «La Traviatta», de Verdi, con vestuario de Valentino y que trajo numerosas estrellas a su inauguración.
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