Tribunales

El principal sospechoso del crimen de Polop defiende su inocencia

Ponsoda dice de los agentes de la UCO que son “gentuza y unos sinvergüenzas”

Dueños del Mesalina dicen desconocer si allí se planeó el crimen del alcalde
El exconcejal de Urbanismo de Polop y principal acusado Juan Cano llega a la Audiencia Provincial de Alicante, este miércoles, para asistir a la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra siete personas por el asesinato del alcalde de Polop de la Marina (Alicante) Alejandro Ponsoda, del PP, en octubre de 2007.MORELLAgencia EFE

Alicante, 15 ene (EFE).- El principal acusado de tramar en 2007 el crimen del alcalde popular de Polop de la Marina (Alicante) Alejandro Ponsoda, su sucesor Juan Cano, ha defendido su inocencia, ha atacado a los investigadores de la Guardia Civil y ha negado una supuesta enemistad con el fallecido.

El testimonio de Cano ha acaparado la atención de la segunda jornada del juicio con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Alicante contra este hombre y seis más por el crimen cometido el 19 de octubre de 2007 a las puertas del domicilio de Ponsoda.

La fiscal pide 25 años de prisión para cada uno de los cuatro presuntos inductores (Cano, el empresario Salvador Ros y el dueño y gerente del club de alterne Mesalina donde se cree que se planeó el asesinato) y 27 para los tres presuntos sicarios.

Concejal de Urbanismo y vicealcalde en el momento del crimen y posteriormente alcalde durante dos años, hasta que fue detenido, Cano ha asegurado que "jamás con nadie, en ningún momento y en ningún lugar" planeó el asesinato de Ponsoda, y ha atribuido su implicación en la investigación a la "manipulación" por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Ha admitido que sí ha estado en el prostíbulo Mesalina muchos años antes del asesinato, entre 2001 y 2002, pero nunca después, por lo que ha negado la versión del testigo protegido que le incrimina al asegurar que le ha visto en el establecimiento fraguando el crimen en octubre de 2007.

De los investigadores de la UCO ha dicho ante los seis hombres y tres mujeres del jurado que son "gentuza" y unos "sinvergüenzas" ya que, en su opinión, han "calentado la cabeza" a algunas personas, entre ellas las dos hijas de Ponsoda, para tratar de culpabilizarle como "sospechoso número uno".

Durante una hora y diez minutos, Cano ha respondido a las preguntas de todas las partes con el objetivo de tratar de aclarar que entre 1991 y 2007 colaboró estrechamente y sin problemas con Ponsoda, quien tenía la máxima confianza en su persona.

Ha comentado, incluso, que Ponsoda le había trasladado su deseo de no repetir en los futuros comicios de 2011 y que le proponía a él sucederle, y que ambos hablaron que el alcalde dimitiría unos meses antes de las siguientes elecciones para que él "probara" durante un tiempo para saber "si le gustaba" estar al frente de la corporación.

Tras asegurar que "jamás" le haya amenazado y ni tan siquiera que haya hablado mal del alcalde en público ni en privado, Cano ha desvelado que prevaricó para "hacer fija" en el ayuntamiento a una de las hijas del fallecido, María Ponsoda Pérez, ya que tenía un contrato temporal de apoyo en la Agencia de Desarrollo Local de Polop de la Marina e, intencionadamente, "olvidó" notificarle en vencimiento, "y se quedó fija".

Ha confesado que hizo esto pese a que sabía que se trataba de "un posible delito de prevaricación, que creo que ya ha prescrito", y también ha revelado que tras la muerte le comentaron que María y su hermana Fátima, de 27 años y embarazada, tenían problemas de dinero, ante lo cual les dio 3.000 euros de dinero público, otro supuesto delito, en este caso de malversación.

"Cogí 3.000 euros de la caja municipal" para dárselos a Fátima y a María Ponsoda, a quien les indicó: "si te hace falta más, me lo dices", y para justificar el gasto sumó la cifra al "finiquito" de la nómina de Alejandro Ponsoda en concepto de gastos de viaje porque "había que justificar de alguna manera" el desembolso.

El dueño y el gerente del Mesalina, Pedro Hermosilla y Ariel Alberto Gatto, han sostenido que desconocen si en un reservado del establecimiento se planeó el asesinato y han negado que Cano fuera cliente, mientras que el empresario acusado, Salvador Ros, solo ha contestado a las defensas y para decir que no era amigo del principal sospechoso y, visiblemente emocionado, que Ponsoda era su amigo.

El juicio se prolongará hasta el próximo 30 de enero y mañana están previstas las primeras testificales, entre ellas las del testigo protegido sobre el que se basan las acusaciones y las de las dos hijas de Ponsoda. EFE

ams

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