Amamantando la vida

Lactancia materna prolongada, qué es y por qué algunos la cuestionan

¿Es un vicio?, ¿deja de alimentar a determinada edad?, ¿es una relación dañina?

Amamantar es más que alimenta
Amamantar es más que alimentaLa RazónLa Razón

La lactancia prolongada es una forma que define mal al lactante mayor que amamanta. Se trata de un término poco adecuado que no debería emplearse, sencillamente, porque «prolongar» es hacer que una cosa dure más tiempo de lo que se considera «normal». Lo natural sería que el ser humano se destetara entre los dos años y medio y siete años de edad. Por infortunio, en nuestra sociedad moderna es poco frecuente que llegue el destete a esta edad, mientras sí es común en culturas donde no hay presión social para destetar.

Lo que sí es evidente, es el tiempo mínimo que el niño o niña debería ser amamantado. Las principales asociaciones científicas nacionales e internacionales, entre estas la OMS, avalan que el amamantamiento debería durar como «mínimo» hasta los dos años de edad. Por lo tanto, basta ya de mitos y creencias personales y poner trabas y presiones a las madres para que dejen de amamantar con ideas falsas, como, por ejemplo, que la leche a determinada edad no alimenta, que es un vicio del bebé, ni bueno ni sano, y que se trata de una relación dañina y perjudicial.

Nada de todo esto es cierto, y en realidad con ello consiguen hacer creer o dudar a las madres que no deberían continuar. Sin embargo, lo cierto es que la leche materna no tiene fecha de caducidad porque no pierde sus propiedades con el paso del tiempo, sino que es capaz de adaptarse a los diferentes requerimientos según la edad del lactante.

Además, su composición nutricional es de mayor calidad que la leche de fórmula o vaca, que carece de la virtud de proteger al lactante, ya que, no aporta factores inmunológicos que lo defiendan de enfermedades. La leche materna es una fuente importantísima de defensas, tenga el lactante la edad que tenga.

Sublime sería, no inmiscuirse y dejar que la lactancia durara el tiempo que decida el lactante, siendo así, cabe preguntarse ¿qué hay de malo en continuar lactando?, ¿por qué tanta presión a las madres para que desteten? La respuesta es simple.

En los sucedáneos de la leche materna hay muchos intereses económicos y si todos los niños y niñas o la gran mayoría de estos, dejaran de tomar leches de fórmulas, y esta solo fuera utilizada en los casos que las madres no pueden amamantar, que dicho sea de paso son pocos, se les terminaría el chollo a esta prolífera industria, cuyos beneficios superan los 70.000 millones de dólares anuales. Es una industria poderosa que lanza bulos, con estrategias de marketing muy bien estudiadas, para que la sociedad sea la encargada de diseminarlos, una forma provechosa de poner trabas tanto para iniciar la lactancia como para continuarla.

Pero ya es hora de ofrecer a los padres información no manipulada y sin fundamento científico, y proteger a la mujer que amamanta de la comercialización agresiva de la industria de alimentos infantiles, es hora de que el personal sanitario esté formado en empoderar a las madres y ayudarles a continuar sus lactancias. Es necesario contar con profesionales sanitarios que no ofrezcan ante la mínima dificultad un biberón de leche de fórmula, que sacia y engorda al bebé, pero en consecuencia, hace que la cantidad de leche materna disminuya, cargándose una poderosa línea de defensa que puede evitar muchas enfermedades incluso futuras, infantiles y maternas.

Es hora de que los gestores de los centros sanitarios tengan en cuenta que entre el personal a su cargo existen profesionales certificados en lactancia materna (IBCLC, International Board Certified Lactation Consultant) que están formados en el manejo clínico de la lactancia materna, y que no desarrollan funciones al respecto. Es hora de que los gobiernos inviertan en lactancia, y desarrollen políticas legislativas para su protección, que impidan que la industria de sucedáneos de leche materna se acerque a los trabajadores sanitarios con regalos, financiaciones de proyectos de investigación y formación, a los que muy pocos profesionales les ven mala intención, mientras que un número reducido de ellos sabemos que tienen como único fin socavar la lactancia materna, por mucho que pongan en sus folletos que esta es la mejor forma de alimentación.

Amamantar es mucho más que alimento. Es una unión, un vínculo y una forma de comunicación y satisfacción entre madre e hijo, una vacuna natural, una analgesia mejor que cualquier fármaco. Es una elección personal sin efectos secundarios nocivos, sin código de barras ni fecha de caducidad. Por lo tanto, felicito a todas las madres que deciden amamantar todo el tiempo que sus niños deseen e invito a la sociedad a no juzgarlas, no preguntarles, no meterse con ellas con comentarios que hacen daño, sobre algo tan natural y humano. Incito a que respeten y aplaudan su elección porque con ello contribuyen a hacer una sociedad mucho mejor.

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