De los primeros a los últimos Presupuestos del Botànic: 10.000 millones más y el 62 % más de deuda

Los presupuestos de un Gobierno son su seña de identidad, su hoja de ruta, el documento en el que quedan plasmadas las prioridades de un ejecutivo, aquello en lo que decide desinvertir o gastar más. Llegados al final de la segunda legislatura del Botànic -el gobierno tripartito de la Comunidad Valenciana compuesto por socialistas, Compromís y Unides Podem- es un buen momento para analizar la foto fija de la evolución de los presupuestos autonómicos desde que en mayo de 2015 llegaran al Palau de la Generalitat.

Las primeras cuentas elaboradas por este Consell, las de 2016, fueron tímidas. Con un escueto crecimiento del 0,9 por ciento el nuevo Consell no quería tirar de billetera nada más llegar, más aun cuando el lema “rescatemos personas” formaba parte prácticamente de su programa de gobierno. Aquel año el presupuesto de la Generalitat estuvo dotado con 18.370 millones de euros, una cifra muy similar a la heredada de sus predecesores.

Sin embargo, a partir de aquel momento el Botànic se empoderó y los incrementos presupuestarios empezaron a hacer acto de presencia en todas las cuentas anuales. El siguiente año se produjo un aumento del 2,97 por ciento, que se disparó hasta el 12,6 por ciento en 2018 o el 10,7 de 2019. En 2020, precisamente antes de la pandemia -mal año para ahorrar- el aumento se contuvo y quedó en un 1,9 por ciento, aunque en 2021, y para hacer frente a todos los gastos postcovid, se volvieron a incrementar las cuentas un 11,3 y un 9,1 las de 2022, el actual ejercicio, cuando el presupuesto ya se situó en más de 27.000 millones de euros.

Para 2023, los presupuestos presentados ayer, vuelve la austeridad. En medio de un escenario económico marcado por la incertidumbre y las subidas de tipos de interés, no es momento de dispendios, sino de contención, más aún cuando la deuda de la Comunidad Valenciana crece año tras año, siendo la segunda partida que más ha crecido desde aquel primer presupuesto, y la cifra presupuestaria total se sitúa ya en 28.438 millones. “No se puede crecer de manera indefinida”, señalaban ayer desde la propia Conselleria de Hacienda.

El capítulo del servicio de la deuda se sitúa para el año que viene en 6.607,4 millones de euros, un 62 por ciento más que los 4.055 millones que había cuando el Botànic firmó sus primeros presupuestos. La cifra actual sería mucho mayor de no ser porque el Consell ha renegociado los préstamos con el Estado para prolongar el plazo de pago de los mismos y disminuir el devengo anual. Sin embargo, el coste de los intereses crece de manera alarmante y se sitúa en 2023 en los 464,4 millones de euros, un 28,2 por ciento más que este año.

Aparte del servicio de la deuda, la Conselleria que más ha crecido desde que el Botànic llegara al Palau es la vicepresidencia de Igualdad, dirigida hasta hace pocos meses por Mónica Oltra. La exvicepresidenta consiguió año tras año, y batalla tras batalla, ir aumentando su partida hasta los actuales 2.308 millones de euros, desde los 978 con los que contaba en su primer año de mandato, un espectacular crecimiento del 136 por ciento.

Llama también la atención el aumento de la partida para la Conselleria de Justica, dirigida por Gabriela Bravo, que se ha multiplicado por dos al pasar de 274,7 millones a 717,7 millones. Menores han sido los aumentos en Sanidad y Educación, donde las partidas se han incrementado un 40 y un 28,5 por ciento respectivamente, si bien es cierto que son los Departamentos con mayor dotación presupuestaria de toda la Generalitat, con 8.258,8 millones para Sanidad y 5.520,5 para Educación.