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Autoprotegerse ante la tardanza en las obras en el barranco de la Saleta. "Hasta que no vea las máquinas, no me lo creo"
El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, pone en marcha un "Plan de choque" para canalizar las fuertes lluvias mientras espera que se licite el proyecto
El proyecto del desvío del barranco de la Saleta para sacarlo de Aldaia es el primer gran proyecto de obra hídrica marcado de los ocho anunciados por el Gobierno de España para prevenir inundaciones en la provincia de Valencia. Un proyecto que vienen reclamando durante décadas y que, tras mucho pelear, parece que saldrá adelante.
Con un presupuesto de 90 millones de euros, busca desviar en total hasta 130 litros de metro cuadrado, con 100 de ellos de manera subterránea, y conectarlos al barranco con el Plan Sur para así dar salida al mar.
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, preveía sacarlo a licitar antes de final de año, pero difícilmente será así. Tras haber solventado el obstáculo de las alegaciones, donde el Ayuntamiento de València pidió «más informes» a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ante un posible desbordamiento del Plan Sur en caso de recibir esos 130 litros por metro cuadrado extras, ya que el pasado 29 de octubre se vio al límite.
"Llevamos décadas con esto, si pides estudiar más es la manera de bloquear algo. Escuchemos a la ciencia, ningún especialista cuestiona que los 130 litros de La Saleta pongan en peligro, es más que digerible", asegura a LA RAZÓN el alcalde, Guillermo Luján, que está hastiado de intentar sacar adelante un proyecto que es casi una cuestión de Estado para él y todos los dirigentes que han pasado previamente en Aldaia, con los que firmó una carta pidiendo que se hiciera ya.
Según dijo a LA RAZÓN Julio Gómez-Perretta, hijo de Claudio Gómez-Perretta, padre del nuevo cauce del Turia, no debería ser un problema: «Si se saliera el Plan Sur estaríamos hablando de mojarnos los pies», aseguró.
La CHJ reconoció por escrito que en el Plan Sur estaba previsto y es una deuda histórica. Lo que pasa es que se dice, luego no pasa nada y se olvida", alega Luján, quien tras décadas de «estar tantas veces en el casi», ansía ver las máquinas, para lo que sabe que tardarán como mínimo otros seis meses. «Licitar es iniciar un concurso publico, pon de seis meses a un año, y las obras varios años. Ya no es falta de voluntad, pero es que los sistemas son tan garantistas que puede pasar. Por mucho que lo diga el Rey o el Papa, hasta que no veamos la primera maquina no nos lo acabaremos de creer», afirma, y avisa: «Si este desvío no sale, el del barranco del Poyo que son 800 litros por segundo (casi ocho veces más), no saldrá en la vida», dice Luján.
Un Plan de choque a corto plazo
Consciente de que, aún saliendo las cosas bien con el desvío del barranco este tardará años y las lluvias pueden seguir cayendo, Luján ha decidido lanzar un «Plan de choque» para cerrar con compuertas el barranco y «dirigir el cauce» asegurando que se reduzca la velocidad.
En un pleno, una vecina avisó sobre la experiencia de Valdepeñas, que en 1979 sufrió una tragedia con 22 fallecidos debido a inundaciones. El pueblo hizo una canalización subterránea que desde entonces al municipio castellanomanchego, y hasta allí fue el alcalde y un equipo del consistorio a escuchar sus recomendaciones, pero también han cogido de otros países como Argentina o Países Bajos, acostumbrados a inundaciones, en el primer caso incluso tras épocas de sequía.
«Desde el ámbito local sentíamos que debíamos impulsar alternativas ante la demora de la obra», explica. En la actualidad están construyendo un muro en los alrededores del barranco donde está el túnel para canalizar el agua en caso de inundación, además de que siguen con medidas de autoprotección mejores: las compuertas antiguas han quedado desfasadas y las han sustituido por unas nuevas con hasta 1,20 metros de altura.
Con ello esperan ayudar a aliviar inundaciones leves como las provocadas por la última dana Alice, aunque Luján admite que la solución final pasa por «un conjunto de balsas de laminación, el desvío y medidas de protección en las viviendas».
A pesar de ello, cree que el Plan de choque «es un elemento de confianza. La gente necesita algo. La intranquilidad va a costar años de recuperarla», finaliza el alcalde.