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La entrevista

Begoña Carrasco: «El PP está en muy buena situación. Hay una nueva generación de alcaldes y Feijóo es un líder fiable»

La alcaldesa de Castellón afronta con decisión el paso del ecuador de la legislatura para consolidar la tercera transformación de la ciudad

La alcaldesa de Castellón, Begoña Carrasco La Razón

Begoña Carrasco nació en Alicante en 1979, pero a los tres años su familia se trasladó a Castellón de la Plana. Madre de dos hijas de 9 y 4 años hace piruetas todos los días para llegar a todo. Habla con pasión de la ciudad para la que ha puesto en marcha planes de futuro. La reforma integral del Mercado Central para dinamizar el centro o sacar a la sanidad castellonense de «la UCI» son dos de los proyectos claves de esta legislatura.

¿Está satisfecha de cómo ha ido avanzando la ciudad en estos dos años de Gobierno?

Estos dos años han sido muy intensos, pero nos sentimos muy orgullosos. Nos encontramos una ciudad triste, sin rumbo y gris, que había perdido su luz. En dos años a base de trabajo estamos recuperando el brillo. Castellón tiene una hoja de ruta y sabemos dónde queremos ir, hacia la tercera transformación que nos lleve al futuro.

Como en otras ciudades, el PP tuvo que pactar con Vox para gobernar, ¿cómo es el día a día?

Fuimos la fuerza más votada, pero nos dimos cuenta de que con la oposición que teníamos no iba a ser posible llegar a acuerdos y, por eso, cerramos un pacto de futuro y progreso del que estoy razonablemente satisfecha. En cuestiones estratégicas de la ciudad nos ponemos de acuerdo siempre. Otras, eran irrenunciables, como que el PP tuviera la concejalía de Igualdad como mujer y firme defensora de los derechos de las mujeres, y como persona que ha trabajado 20 años de su vida luchando contra la violencia de género.

Una de sus principales reivindicaciones en la oposición era mejorar la Sanidad en la ciudad. ¿Está satisfecha con lo que se ha logrado hasta ahora?

Satisfecha no estaré hasta que los castellonenses tengamos la sanidad que merecemos como cualquier valenciano. Heredamos una sanidad en la UCI y, ahora, por símiles diría que se ha conseguido estabilizar y está en planta, pero todavía tiene margen de mejora. Faltan muchos médicos.

Para ello, es clave la construcción del nuevo Hospital General de Castellón, ¿en qué estado se encuentra la licitación de las obras?

Primero de todo quiero decir que estoy agradecida al presidente de la Generalitat, a Carlos Mazón y al conseller de Sanidad, Marciano Gómez, porque entendieron incluso antes de llegar al gobierno, la necesidad de este nuevo hospital y se pusieron manos a la obra. Heredamos una maqueta. Ahora tenemos un plan director y un proyecto que está en licitación por 13 millones de euros.

La situación de la vivienda está empujando a los jóvenes fuera de las capitales. ¿Qué políticas o actuaciones se han puesto en marcha para remediarlo?

La situación que heredamos era compleja. En la etapa del gobierno anterior no se construyó ni una sola vivienda de protección pública en esta ciudad. Cero. Nos adherimos al Plan VIVE cediendo dos parcelas en una zona residencial importante y de expansión como el Sensal, donde se van a construir 121 VPO para jóvenes. En segundo lugar, hemos puesto en marcha con una subvención europea un plan para rehabilitar 500 viviendas en seis barrios periféricos de la ciudad de Castellón, viviendas que tenían problemas de amianto o vicios estructurales. En el presupuesto de 2025 hemos puesto una cuantía de 1,5 millones de euros para adquirir vivienda social. Y lo más importante, estamos liberalizando suelo para posibilitar la construcción de más de 1.000 viviendas, de las que más del 40 por ciento serán VPO.

¿Qué inversiones necesita Castellón por parte del Gobierno?

Para el Gobierno central no existimos, como tampoco existió Valencia en la dana. Todavía debe 221 millones a esta provincia. De la Generalitat no tengo queja porque han atendido nuestras reivindicaciones, algunas históricas. Esta ciudad ha sido la periferia de la periferia durante los últimos ocho años. Castellón no quiere ser más que nadie, pero menos tampoco. Los Cercanías son tercermundista y los trenes de larga distancia, un desastre. Hemos perdido frecuencias de AVE y el tiempo de viaje se ha alargado. Soy muy reivindicativa, le he pedido por carta al ministro Óscar Puente que me reciba, pero no he recibido respuesta. No cejo en el empeño, aunque nuestra relación tenga que ser epistolar, seguiré escribiéndole.

Otro de los retos de los grandes ciudades es no perder su comercio histórico.

Estamos haciendo un plan de accesibilidad al centro dando facilidades para aparcar. También campañas de dinamización comercial con bonos por valor de 300.000 euros. Compensamos con ayudas directas a los comercios que tienen una obra cerca, que puedan recibir hasta 3.000 euros. Además, tenemos una estrategia de dinamización del centro y de los barrios, para tener una ciudad viva. Ahora en Castellón pasan cosas.

Una de las actuaciones más importantes es la reforma del Mercado Central, un proyecto de más de 10 millones de euros. ¿Cómo va la tramitación?

Es una obra que nadie se ha atrevido a hacer. Si todo va bien las obras empezarían cuando termine el verano y durarán de 14 a 16 meses. Se trasladará a los comerciantes a un mercado provisional a modo de urna de cristal.

Usted ha solicitado que no se deje morir Cevisama, ¿le preocupa cómo afectará al sector?

Tenemos una dependencia muy grande del sector cerámico. Por eso, cuando hablo de la tercera transformación de Castellón es que estamos buscando diversificar la economía apostando por el turismo, por el sector servicios, también por ser un polo energético de energías limpias, pero la realidad es que tenemos una economía basada en la industria azulejera. Por eso, le pedí a la Generalitat que se replanteara que Cevisama tuviese su propio certamen. De hecho, fue un acuerdo que se adoptó con un consenso inédito para pedirle a la Generalitat que se siente con los actores implicados.

Esta misma semana en Valencia se ha debatido la aprobación el topónimo de Valencia. Usted también la cambió para que fuese Castellón de la Plana/ Castelló en valenciano. ¿Por qué era tan importante esta medida para usted?

Fue la primera decisión que tomé en mi primera junta de gobierno, recuperar el topónimo bilingüe. Al final es muy sencillo. Yo defiendo la libertad. Es básico. Soy liberal por convencimiento. Aquí no le preguntamos a nadie ni a quién vota, ni a quién reza, ni a quién ama ni en qué lengua habla. Nosotros apostamos por el Castellón de todos, que cada uno se pueda expresar en libertad con la lengua que más cómoda se sienta.

Las Festes de la Magdalena han ido adquiriendo relevancia internacional, la Generalitat nombró el Desfile de Gaitas como Bien de Interés Cultural. ¿Cómo ayuda a dar a conocer la fiesta?

Son unas fiestas muy participativas que se viven en la calle, que hay para todos los públicos para todos los gustos y es todo gratis. No tienes que pertenecer a ningún colectivo para poder vivirlas, sentirlas y disfrutarlas. El que viene vuelve todos los años. La declaración de BIC era de justicia porque la tenían las Hogueras de San Juan de Alicante y las Fallas de Valencia y nuestra Magdalena, no. El reconocimiento del desfile de Gaiatas es una palmadita en la espalda a un sector altruista que trabaja todo el año para que Castellón tenga las mejores fiestas de del mundo.

La fecha cambia cada año de tal manera que a veces coinciden con las Fallas... ¿qué beneficia más a la fiesta?

Prefiero que no coincidan con las Fallas porque económicamente es un revulsivo muy grande para nuestra ciudad y porque a la hora de los servicios y los suministros es mucho más fácil cuando no se celebran a la vez. Además, también tenemos un público muy importante de la Comunidad Valenciana, porque vienen muchos valencianos a disfrutar de la Magdalena.

Usted ha trabajado por Castellón Ciudad del Deporte y la insignia es el CD Castellón, que está en Segunda División. Recientemente firmó un convenio a 50 años para ceder el Estadio Municipal de Castalia y adaptarlo a la categoría, pero el club ha tenido que irse fuera de la ciudad a construir su ciudad deportiva a Borriol. ¿Qué hizo el Ayuntamiento para intentar evitarlo y por qué se van?

El CD Castellón es un símbolo, un emblema y forma parte de nuestra historia y de nuestro sentir. Este Ayuntamiento que me honro en presidir ha estado desde el primer momento, que no no había sido así estos últimos años, al lado del Castellón. Estamos muy agradecidos a Bob Voulgaris por haber querido invertir en nuestra tierra y así se lo dije. Hemos firmado un convenio que no se había atrevido a firmar ningún alcalde en España, de hecho nos están pidiendo el convenio en muchas capitales de provincia porque es una cesión de un estadio que es patrimonio municipal por 50 años. Eso fue el primer paso y luego hemos acometido unas obras por una cuantía importante, ya hemos gastado cerca de 3 millones de euros desde que llegaron y las acometimos. Llevábamos muchos años con problemas de seguridad porque caían cascotes en la zona de preferencia, goteras en tribuna, y no se había arreglado, se había mirado para otro lado.

Sin embargo, la Ciudad Deportiva no se ha podido ejecutar.

Nosotros queríamos buscar un terreno para ceder, pero no hemos coincidido en tiempo y espacio. Entiendo que la gente se pregunte, ¿pero cómo es posible que el ayuntamiento no tuviera ningún terreno para poder ceder? No, no lo teníamos de las dimensiones y las características que las necesitaba el club y con la prisa con la que la necesitaba. El club salía en julio de Oropesa y el mismo mes de julio tenía que tener una nueva ciudad deportiva. Nosotros les ofrecimos terrenos en muchas zonas, incluso llegamos a mediar para que la anterior ciudad deportiva que tenía el Castellón, pero no cuajó porque se prefirió otra ubicación.

¿En qué beneficia a la ciudad que el club esté en Primera División?

Yo soy muy albinegra y todo lo que podamos hacer por ayudar al Castellón que no le queda duda a nadie que lo vamos a hacer. Beneficia a la ciudad muchísimo, en turismo llevan el nombre de Castellón por toda España y por todo el mundo y luego económicamente también se nota, porque ahora los desplazamientos son otros, vienen equipos de toda España y eso indudablemente es bueno para la economía castellonense. El Castellón, cuanto más arriba esté, mucho mejor para todos.

¿En qué situación se encuentra encuentra el PP?

Lo veo en una muy buena situación. Tengo muy buena relación con la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, con el alcalde de Alicante, Luis Barcala y con el de Elche, Pablo Ruz, que representamos una nueva generación. Somos alcaldes jóvenes que pisan mucho la calle. Hemos vivido ocho años en los que se trataba de ideologizar a la población y se le ayudaba poco. Ahora no digo que todo sea fácil, pero las cosas se están haciendo honesta y modestamente bien. A nivel nacional, el PP está en muy buena situación. Tenemos un líder claro, sólido, solvente, confiable, estable, seguro. Nuestro país necesita certidumbre, seguridad, estabilidad, que no nos despertemos con un escándalo nuevo cada día. Sánchez está preocupado y rendido para mantener poner la Moncloa a los intereses nacionalistas, va a regalar la Seguridad Social a los vascos y la financiación especial para Cataluña. Los valencianos siguen sin recibir los fondos que necesitamos para la recuperación de la mayor catástrofe natural que ha tenido nuestra comunidad en los últimos 100 años.

Aunque haya críticas a la falta de ayuda del Gobierno por la dana, también ha deteriorado al Consell de Carlos Mazón. Usted admitió que se habían cometido errores, ¿cree que la reconstrucción es suficiente para que no se castigue al PP en la urnas?

Negar los errores es absurdo. De hecho ha habido ceses. La izquierda ha tratado de capitalizar este asunto. Defender los derechos de los que representan, no, pero las pancartas y las camisetas las sacan enseguida. También es verdad que tomar decisiones cuando no se tiene toda la información es difícil. El Ejército llegó cuando los valencianos nos habíamos ahogado y me consta que habían llamado para decir que estaban preparados. Si el presidente se hubiera ido, habría sido un cobarde, porque hubiera dejado abandonados a los valencianos. Lo valiente es dar la cara y dejarte la piel a tiras por la reconstrucción.

Una de esas dimisiones fue la de la consellera de Justicia, Salomé Pradas, que estaba de número 2 en el Ayuntamiento de Castellón. ¿Cree que actuó con diligencia?

Cómo fue la actuación el día de la dana lo decidirá un juez o una jueza. A Salomé Pradas le tengo un aprecio personal indudable, es una persona muy trabajadora, muy luchadora y que siempre ha puesto el alma en todo lo que ha hecho. Quizás si no tomó otra decisión es porque no tenía la información necesaria.

Tiene una gran sintonía con María José Catalá, a quien se señala como una de las personas que mejor puede hacer, si llega el momento, el relevo del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. ¿Cree que sería buena candidata?

Yo creo que María José Catalá quiere seguir siendo alcaldesa de Valencia y yo estoy al lado de lo que decida mi amiga. Igual que yo quiero seguir siendo alcaldesa de Castellón, si me lo permiten los castellonenses. Claro que me parece un buen valor para el partido, indudablemente. Ella, Luis Barcala, Pablo Ruz... tenemos gente muy buena. Pues tiempo por venir futuro... Será el partido y nuestros afiliados los que decidan el futuro de del PPCV.

¿Qué opina de la manera de actuar de Franscisco Camps?

Hizo muchísimas cosas buenas por la Comunidad Valenciana, pero creo que su actitud es extemporánea, quizá por el momento político en el que nos encontramos. Si de verdad quiere al PP debería pensarse las formas y el momento. Entiendo que él piense que su vida política acabó de una forma abrupta pues ha quedado absuelto de todos los cargos.

¿Ha tenido la ministra de Ciencia, Diana Morant, algún gesto con Castellón?

Vino una vez en la Magdalena y la recibí, la lealtad institucional es lo primero. Pero por la parte que compete a su Ministerio, lo mismo que el Gobierno central, la nada por respuesta. En el ámbito orgánico está intentando poner orden en sus filas. No pensaban que iban a perder. Tuvieron un exceso de soberbia. No tienen alternativa, programa, proyecto ni líder.