Economía

Marie Claire, historia de una una quiebra colectiva

La legendaria empresa de fabricación de medias ha vivido una lenta agonía que ha costado 24 millones de euros a las arcas de la Generalitat y ha dejado a cientos de personas sin empleo tras su cierre

Economía/Empresas.- Generalitat valenciana estudia reclamar los 500.000 euros de la deuda de Marie Claire con el IVF
La Generalitat valenciana estudia reclamar los 500.000 euros de la deuda de Marie Claire con el IVFEuropa Press

Si Francisca Íñigo, fundadora de Marie Claire allá por el año 1907, levantara la cabeza, no podría creer cómo ha acabado la empresa que creó con sus propias manos y esfuerzo, y la travesía agónica que han tenido que atravesar sus trabajadores. Tras años de crisis, y después de recibir una ingente cantidad de fondos públicos durante la etapa del Botànic, en 2023, solo dos días después de que el PP venciera las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana, la empresa anunció su intención de cerrar su planta en Vilafranca del Cid (en la comarca de Els Ports, Castellón), y solicitar un concurso de acreedores.

En aquel momento, la empresa tenía una plantilla de 214 personas, aunque de ellas 130 estaban ya incluidas en un ERTE. La compañía llevaba años sufriendo las consecuencias de la globalización y la competencia con los bajos precios de producción de los países asiáticos, pero fue la pandemia lo que la abocó a una crisis profunda de la que nunca se recuperó.

Y ello a pesar de que el Consell de Ximo Puig puso todo su empeño en evitar el cierre de la histórica compañía. Este Consell creó un fondo de resiliencia para ayudar a las empresas durante la pandemia, siendo Marie Claire la única beneficiada del mismo, con un total de 24 millones de euros fragmentados entre diversos años.

De esta cantidad, 12 millones fueron aprobados por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), dirigido entonces por el actual presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), Manuel Illueca, y otros doce millones fueron transferidos a través del citado fondo creado ad hoc para reflotar a las empresas afectadas por la crisis de la covid-19.

Con este dinero se pretendía fomentar la reconversión de la compañía, que en aquel momento empezó la producción de mascarillas y batas de protección para hacer frente a la crisis sanitaria.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y de esta intensa inyección de fondos públicos, la empresa anunció su cierre y salida a concurso, un duro proceso judicial tras el cual y finalmente, la empresa For Men anunció la compra de la firma por solo 250.000 euros.

Lo que en un principio parecía la salvación de la histórica firma, ha acabado, de nuevo, en tragedia económica. Esta semana, la compañía compradora anunció el cierre definitivo de la planta y el despido de toda la plantilla, que en la actualidad se situaba en solo 72 empleados, de los 900 que llegó a tener en sus mejores momentos.

Desde la Generalitat valenciana recuerdan que cuando el actual Consell llegó al Palau, Marie Claire había sufrido ya la mayor parte de los despidos (648 de 720, el 90 %), y subrayan que fue el anterior Gobierno del Botànic el que transfirió 24 millones de euros para salvar a una empresa que nunca salió adelante.

Señalan además que durante su periodo de mandato, han mantenido varias reuniones de trabajo con los actuales compradores para defender la postura de los sindicatos y facilitar que la operación llegara a buen puerto. Sin embargo, nada de esto ha sido suficiente.

La vicepresidenta y portavoz del Consell, Susana Camarero, señaló el pasado martes que la Generalitat está estudiando reclamar a For Men el pago de 500.000 euros de la deuda que mantiene con el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), aunque al estar en concurso de acreedores es el juez «el que establece las pautas» y ve «muy difícil» poder recuperar los 24 millones que el anterior Gobierno del Botànic inyectó en la empresa pese a «no tener un plan de viabilidad sólido».

Camarero recalcó que lo que «preocupa» al Gobierno valenciano son los 72 trabajadores que se han despedido para los que Labora y la Conselleria de Industria ya están trabajando en un plan de recolocación.

Y de esta manera se escribe el punto y final de una empresa que nació de la valentía de una castellonense que, apoyada por su marido y luego por sus hijos, puso en marcha una gran empresa de la que hoy solo queda la fábrica.