Dana

Psicosis en la zona cero de la dana: «Hay miedo»

Los vecinos de municipios valencianos como Aldaia, Paiporta y Catarroja reviven la pesadilla de la riada del 29-0 ante una alerta roja que les lleva a blindar sus casas y aparcar en calles altas

Vista de un paso inferior anegado en el barranco de la Saleta en Aldaia, Valencia, este lunes
Vista de un paso inferior anegado en el barranco de la Saleta en Aldaia, Valencia, este lunesEfe/Biel Aliño

Tensión. Nervios. Psicosis. La madrugada del lunes fue, para los vecinos de las zonas afectadas por la dana, una tensa vigilia en la que apenas se pudo dormir y había que estar pendientes del cielo, de esa lluvia que podría repetir la pesadilla vivida hacía once meses. Porque más allá de los datos de lluvia caída, de carreteras cortadas y de intervenciones para cerrar puentes o controlar el tráfico, lo importante de esta alerta roja que se activó a las 4 horas era ver cómo pasaban las horas y no sucedía lo que ocurrió en aquella fatídica tarde el 29 de octubre de 2024.

Y aunque no hubo sucesos a reseñar, sí hubo muchas personas en vela, vecinos que se preparaban para evitar que el agua volviera a anegar sus casas. En Paiporta, una de las localidades más afectadas por la riada del año pasado, la noche fue complicada.

Sobre todo, por el temor a otra inundación sin precedentes. Muchos de sus habitantes vivieron las horas de la alerta roja con el corazón en un puño. Así lo relataba Nacho Zurano, y que habla de la «psicosis» que se había vivido por miedo a que se repitieran escenas de la trágica tarde del 29 de octubre. «Nos fuimos a dejar el coche en Torrent porque en la zona alta de Paiporta ya no había sitio para aparcar», aseguraba a LA RAZÓN. «Hablas con los vecinos y no hay otra conversación, hay nervios y mucho miedo. Los niños lloran y juegan a que hay otra dana», añadía Zurano.

En su caso, afirmaba estar preparado porque antes del 29 de octubre su casa ya se había inundado varias veces en los 25 años que llevaba viviendo en el municipio. Pero nada comparable con lo de hace once meses. Ahora, sigue alerta para tener toda la información y así poder actuar. «Tengo descargadas todas las aplicaciones meteorológicas», señalaba con preocupación.

En el municipio de Aldaia tampoco hubo hechos de gravedad por las fuertes precipitaciones. Se desbordó el barranco de la Saleta. Ese fue el punto más complicado de la noche, que se saldó sin incidentes. El alcalde del municipio, Guillermo Luján, explicó ayer que en esta localidad de L’Horta Sud llovió en la noche del domingo al lunes hasta 57 litros por metro cuadrado. Las precipitaciones intensas duraron alrededor de media hora y se produjeron antes de la hora que había fijado Aemet para activar la alerta roja. Al cierre de esta edición, miraban al cielo con mucha preocupación.

De modo provisional, y para sustituir los sacos de arena que se habían colocado en alguna ocasión, se levantaron unas vallas metálicas ante la previsión de que, como ocurrió, se volviera a desbordar el barranco de La Saleta. Una vez más volvió a reclamar que se ejecuten las obras necesarias para que esta localidad no tenga que vivir pendiente del cielo: «Debe protegerse a las personas», aseguró. Unos vecinos que, como confesaban, están viviendo estas noches con nervios e incertidumbre. «No puede volver a sucedernos lo mismo, muchos ya tenemos nuestras casas algo mejor y no estamos preparados para volver a empezar tras la tragedia», aseveraba una vecina del municipio.

Otro de los epicentros de la riada, la localidad de Catarroja pasará otra noche más en vela. Aunque, tal y como aseguró la primera edil del municipio, Lorena Sirvent, «continuamos muy pendientes de la evolución de las lluvias». Sirvent señaló que no había ninguna incidencia a destacar en el municipio pero que estaban «haciendo seguimiento de las personas que viven en plantas bajas, personas mayores que viven solas, dependientes y en contacto con el área industrial para avisar también de esta alerta a las empresas que están abiertas».

Desde el Ayuntamiento de Torrent también confirmaron que la noche fue tranquila, con cierres preventivos, vigilancia en todo el término municipal y en plena comunicación con los vecinos, según su alcaldesa, Amparo Folgado. Otro de los municipios valencianos donde más llovió fue Manises. Allí, también se tenían un ojo pegado al barranco del Salt de l’Aigua, que no se desbordó, pero que sí generó preocupación. Desde el Ayuntamiento señalaron que salvo algunos semáforos que dejaron de funcionar y un árbol a punto de caer, apenas tampoco se sucedieron incidentes.

En Alaquàs también se preparaban con sacos de arena para evitar inundaciones. En Benetússer se alertaba a los vecinos mediante megafonía... Y en todos los municipios, clases suspendidas, tiendas cerradas, y calles desiertas en las que la pesadilla de la dana resuena aún.

El lunes más de medio millón de alumnos se quedaron en casa, los Ayuntamientos mantienen la máxima prudencia y esperan al último parte antes de anunciar el regreso a las aulas.