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¿Por qué la prensa elogia a Adele por estar delgada?

La cantante ha adelgazado 68 kilos.

La foto que la cantante publicó en Instagram que demuestra su cambio físico. Foto: Instagram
La foto que la cantante publicó en Instagram que demuestra su cambio físico. Foto: Instagramlarazon

Los diarios británicos e Instagram están unánimemente satisfechos. Adele, según dicen, ha adelgazado 68 kilos y es más fácil quererla así, la verdad. Porque antes, sí, tenía una voz increíble y era una muchacha encantadora, pero... ya saben. Estaba gorda. En cambio, ahora es un producto total, ahora es perfecta para una estantería. Pasen y vean, porque además la británica ha superado su divorcio, está soltera y contentísima. Ha tomado las riendas de su vida rebelándose contra el destino de toda persona endomorfa: se ha liberado de las lorzas y del berzas de su ex. Adele ahora puede vender canciones de empoderamiento, de nostalgia y también de fiesta. Puede anunciar aplicaciones para ligar y rutinas de gimnasio. Adele ya es el objeto de artículos que explican cómo ha obrado el milagro: dejando el té, al que era adicta a razón de diez tazas diarias (con azúcar), por el ejercicio. Paren las rotativas, pues.

Ella le ha puesto (en Instagram, claro) nombre a esta nueva etapa vital: «Antes solía llorar, ahora sudo», escribió como pie de una imagen suya espectacular. Y la cuestión verdadera, el gran propósito final es... poner morritos en la foto y que se vean los pómulos como todo canon de belleza y preludio a nuestro bostezo. Aunque no es cuestión de ser hipócritas y criticar que ella haga exactamente lo mismo que el resto de la humanidad. Está contenta y nosotros también por su felicidad. Pero ya era hermosa y sobre todo diferente con 68 kilos más que ahora y la voz más prístina que haya cantado una ruptura. Esto de las transformaciones físicas es muy hollywoodiense y lleva a confusión porque se perciben como un esfuerzo, que lo son, pero la mayor parte de las veces solo epidérmico. Las llamadas «transformaciones» (engordar, adelgazar o ponerse mazas) no son el resultado de un súbito aumento del talento o de la expresión de una iluminación interior. Son puro marketing, y por eso se hacen. Entran por los ojos en un segundo y los periódicos nos hinchamos a escribir artículos sobre «la increíble transformación de...» o el «no te creerás el aspecto que tiene...» y, luego van ustedes y pinchan. Matemático. Este redactor les agradecería que lean otros artículos, esos no, pero igual ya es meterse en camisa de once varas. En todo caso, ojalá la transformación de Adele sea más que una rutina nueva de pilates y una ingesta de 1.000 calorías diarias. Quién sabe, quizá vuelva con hambre de comernos el corazón.