
Inmigración
Pinza migratoria del PSOE y Vox contra el PP tras la moción de Jumilla
Los socialistas equiparan al partido de Feijóo con la "ultraderecha" y Abascal dice que su posición es "cobarde".

"El PP y el PSOE son lo mismo" y "el PP y Vox son lo mismo" son dos ideas que se están escuchando estos días en la política española. Aunque representan exactamente lo contrario, ambas tienen a un mismo perjudicado: el partido de Alberto Núñez Feijóo.
Tanto el PSOE como Vox han encontrado en el conflicto migratorio, agravado y puesto encima de la mesa esta semana tras la moción del Ayuntamiento de Jumilla, un elemento para poder hacer una pinza contra los populares, que a fin de cuentas es el enemigo común de ambas formaciones. Con ese objetivo, los dos partidos han intensificado esta semana sus esfuerzos para asociar al PP con "la ultraderecha" o con "los que promueven la invasión".
La portavoz del PSOE, Montse Mínguez, acusó ayer al PP de estar "institucionalizando el racismo, la xenofobia y la islamofobia" tras la moción "con tufo racista" de Jumilla, en Murcia, donde gobiernan los populares. Le afeó a Feijóo que lo estaba haciendo para "seducir al votante de Vox para poder llegar al poder". Con su declaración, el PSOE volvió a recuperar (si es que alguna vez llegó a dejarlo de lado) el discurso de que Feijóo le ha dado "un volantazo hacia la ultraderecha" al PP.
Las declaraciones de Mínguez han terminado de nacionalizar un conflicto que comenzó como algo local. El pasado lunes, el Ayuntamiento de Jumilla aprobó una moción impulsada por Vox y apoyada por el PP tras enmendarla que impedirá la celebración de fiestas musulmanas en espacios públicos de la localidad, como se había estado haciendo hasta entonces.
En el texto original, el concejal de Vox Juan Agustín Carrillo mostraba su rechazo a "prácticas culturales ajenas a España" y pedía que las autoridades impidan llevar a cabo prácticas culturales "foráneas que no forman parte de la tradición española y que inciden sobre la cohesión social". En la práctica, la moción busca prohibir que la comunidad musulmana de la localidad no utilice el polideportivo para actos como la celebración del fin del Ramadán.
El PP en la localidad temía que esa moción pudiera ser contraria al ordenamiento jurídico (en España hay libertad religiosa blindada por la Constitución) y la matizó, vía enmienda, para prohibir el uso de instalaciones deportivas para fines ajenos a las prácticas deportivas. Al final, salió adelante con el voto a favor del PP y de Vox, en un claro gesto de la alcaldesa Severa González (PP), que está a punto de aprobar los Presupuestos locales.
Tras la polémica, el PP ha intentado rebajar la situación, pero sin éxito. El partido no ha censurado a su alcaldesa y se ha escudado en que no es una cuestión religiosa, sino de usos de los espacios municipales. Sin embargo, esta postura ha tenido poco calado, principalmente porque ni Vox ni PSOE están dispuestos a dejarlo pasar.
Vox, a pesar de que la moción aprobada no fue la suya, se ha anotado el tanto y el viernes Santiago Abascal lanzó un largo comunicado para celebrarlo y para atacar a PP y PSOE. "Hay que proteger los espacios públicos de prácticas ajenas a nuestra cultura y a nuestra forma de vida", aseguró el líder de Vox, diciendo que no estamos ante un debate sobre la libertad religiosa "como pretenden los cómplices de la invasión o los cobardes". Por si quedara alguna duda, cuando Abascal habla de cómplices de la invasión se refiere al PSOE y cuando habla de cobardes se refiere al PP.
El partido de Abascal ha encontrado en la tensión migratoria que se vive en algunos territorios de España, como en Murcia, un filón para intentar robar al PP ese votante descontento con la política migratoria de Feijóo. Y bajo una dinámica muy similar, el PSOE ha encontrado ahí otro filón, el de agitar el miedo a la ultraderecha que tan bien le funcionó el 23J.
La ministra de Inclusión, Elma Saiz, lo ejemplificó a la perfección cuando valoró la moción de Jumilla. Saiz mostró su máxima condena a la moción de Jumilla, la calificó de "absolutamente racista" y acusó al PP y a Vox de usar estas localidades como "laboratorios" de lo que supondría un Gobierno de España con Feijóo de presidente y Abascal de vicepresidente.
La delegada del Gobierno en Murcia, Mariola Guevara, también acusó a ambos partidos de usar Jumilla como un "laboratorio" de la extrema derecha. Que ambas coincidan en usar el término laboratorio solo puede significar dos cosas: una curiosa coincidencia o una estrategia premeditada.
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