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Marjorie Ferry, la cabaretera que vale millones

Christie’s subasta un bellísimo retrato de la artista pintado por Tamara de Lempicka que podría alcanzar los 14 millones de euros
La RazónLa Razón

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La mirada un punto desafiante, la piel clara y el cabello rubio ondulado. Marjorie Ferry apenas se cubre con una tela que se multiplica en pliegues. El retrato de esta artista de cabaret con los labios muy rojos, y las uñas de las manos también, lo pintó otra mujer, Tamara de Lempicka en 1932 por encargo del marido de la primera. Ambas fueron amantes.
La fama de la pintora en París crecía en aquellos años (los locos veinte y los enloquecidos treinta) como la espuma, era una artista muy demandada y el esposo de Ferry quería que solo ella la inmortalizara. Keith Gill, a frente de la venta de Arte Moderno e Impresionista de Christie’s, que sacará el miércoles al martillo la obra, comenta que «ella fue el equivalente a una ‘‘instagramer’’. Era una mujer bastante influyente, una heroína que marcaba la pauta a seguir». Se trata también de la primera vez que una mujer ocupa la portada del catálogo de venta impresionista de la sala.
Puro art decó
La obra parte con una estimación de entre 8 y 12 libras esterlinas, es decir, entre 9.4 y 14.1 millones de euros. En 1930, Lempicka se había convertido ya en la primera retratista a la que solicitaban obras la alta sociedad tanto europea como norteamericana, sobre todo aquellos que tenían una especial predilección por las tendencias artísticas de la época. Esta obra es un perfecto compendio del art decó y del modernismo clásico.
Para Gill «los sorprendentes retratos de Tamara de Lempicka llegaron a simbolizar la exuberancia y la libertad de la sociedad de posguerra durante los años veinte y principios de los treinta. Esta concretamente es una de las pinturas más emblemáticas de la artista, vista por última vez en una subasta hace diez años, cuando estableció el récord para al artista y pasó a formar parte de la colección del legendario diseñador de moda Wolfgang Joop», asegura.
Marjorie Ferry fue una figura bastante popular en los cabarets londinenses de la época. Era un momento de excesos y ella supo aprovechar el tirón que tenía sobre el escenario. Su matrimonio con un financiero le proporcionó, al tiempo que estabilidad, uno de los retratos más emblemáticos de la producción de la singular De Lempicka.

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