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Cultura

El Gobierno deja escapar la colección de Ella Fontanals de Cisneros para Madrid

La coleccionista se muestra decepcionada, cansada de trabas burocráticas y de estar al albur de los cambios de Ejecutivo. Cultura asegura que la mecenas es quien «ha roto precipitadamente las negociaciones»

Rota la negociación entre Cultura y Fontanals-Cisneros para su museo
GRAF5643. MADRID, 06/02/2020.- La coleccionista de arte Ella Fontanals-Cisneros posa para el fotógrafo durante una entrevista con la Agencia Efe, este jueves en Madrid. Ella Fontanals-Cisneros ha dado por finalizadas las negociaciones con el Gobierno español para crear un museo en Madrid en el complejo de Tabacalera que acogiera su colección de arte latinoamericano, formada por 400 obras de artistas internacionales, y un préstamo de otras 600. EFE/Emilio NaranjoEmilio NaranjoEFE

Ella Fontanals de Cisneros daba ayer una noticia sobre el futuro de la colección de arte latinoamericano que pensaba dejar a la ciudad de Madrid. Después de nueve años de negociaciones salpicadas de problemas, desacuerdos y gobiernos en funciones, la coleccionista, una de las más importante de Hispanoamérica, se ha cansado de esperar, de «buenas palabras que no se concretan en ningún tipo de acción» y de propuestas que no van a ninguna parte.

Las conversaciones arrancaron hace nueve años. Se firmó un memorando de entendimiento con el que fuera ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, para la creación de un espacio de exposiciones que acogería el complejo de Tabacalera. Mantuvo contactos con el anterior titular de Cultura, José Guirao, con quien se reunió en varias ocasiones, pero una carta remitida por él el pasado mes de octubre le hizo ver que definitivamente el Gobierno no tenía «la menor voluntad» de que las mil obras que pensaba dejar, 400 de artistas latinos y 600 de creadores cubanos, siguieran en la nave de Miami donde se guardan hasta que se conozca cuál será su destino.

«España era el sitio ideal, precisamente por esa vocación de puente que tiene, porque junto con el latinoamericano amalgama a dos mundos que han vivido juntos. Y dentro de España, Madrid. Y me parece bastante doloroso y desilusionante no haber podido llegar a un acuerdo», lamenta frente a un grupo de periodistas. En la misiva que recibió hace unos meses de Guirao empezaron a surgir los escollos. Problemas de índole legal hacían complicado retomar las negociaciones. Se le comunicaba que era imposible materializar el acuerdo suscrito bajo los términos que se habían acordado con el ministro Popular. «Me dijeron, además, que no querían que tuviera la denominación de museo. Yo me sorprendí, pero accedí a cambiarla. Acepté a que se pudiera denominar Centro Cultural o incluso Colección. Después llegó el problema de la rehabilitación del edificio de Tabacalera. Afirmaron que era necesario crear un concurso, designar a quienes fueran a acometer las obras, y me brindé a correr con los gastos para que no demorase por más tiempo». Tercer inconveniente: que la junta directiva estuviera integrada, además de por los representantes políticos, que tuvieran que integrarla por personalidades del mundo de la empresa y del arte, «y a eso me contestaron también que no. Que existían situaciones legales que lo impedían y que era necesario tomar su tiempo para resolverlas. Yo creo que no eran muros infranqueables», comenta. Aclara que su intención ha sido «dárselo al público y de manera coherente. Lo que no quiero es que cada vez que haya un Gobierno el rumbo cambie».

Ruptura «unilateral»

Ella Fontanals no ha podido hablar todavía con el nuevo ministro de Cultura. «Me dijeron que sí y pedí una reunión hace unos días, pero aún no me han concretado nada». Desde el Ministerio señalan que la petición se hizo hace «dos días» exactamente y que ayer se sorprendieron por el anuncio de la coleccionista: «El Cultura y Deporte lamenta que la coleccionista haya roto precipitadamente las conversaciones sobre la donación de parte de su colección sin dar tiempo al nuevo equipo a estudiar la viabilidad de su propuesta», incluso se señalaba que había sido una decisión tomada de manera unilateral.

Mientras, ella comenta que «he perdido la ilusión de que se pueda concretar en la capital de España». Ahora mira a la empresa privada, a alguna fundación que no le ponga tantos problemas y le ofrezca soluciones. Habla de Sevilla y salen en la conversación los nombres de la Fundación Telefónica y de la Fundación BBVA. Ella viene, comenta, de la empresa privada, y es ahí a donde ha vuelto los ojos: «No estoy acostumbrada a largas esperas. Mi tiempo de trabajo con el Gobierno ha terminado. Estoy física y mentalmente agotada», explica. «Esta es la noticia del fin de unas negociaciones. El Ministerio me decía siempre que había dinero para afrontar el proyecto, pero tampoco me señalaron nunca de dónde venía», asegura. ¿Y si el Gobierno, después de estas convocatoria, decide llamarla y retomar las relaciones? «Si no viene con un cheque en la mano...», dice para terminar. «A pesar de este revés sigo convencida de que España, y, en concreto, Madrid, es el lugar idóneo para alojar parte de mi colección personal», insiste.