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Periodismo

La última sonrisa de Carlos del Amo

El periodista, subdirector de Nacional en la Agencia Efe desde 2012, ha fallecido a los 58 años

Carlos del Amo tenía 58 años y una sólida carrera en la Agencia Efe
Carlos del Amo tenía 58 años y una sólida carrera en la Agencia EfeTwitterTwitter

Recuerdo su mirada casi transparente y su piel tostada. Y esa inmensa sonrisa, preciosa. La última vez que le vi fue en el Teatro Real, antes de que nos quedáramos dos largos meses en casa. Me dio un abrazo inmenso, de esos de los que estamos ahora tan necesitados. Nunca tuve una relación estrecha con él, pero sí recuerdo las veces que me echó una mano. Eso no se puede ni debe olvidar. Carlos estaba aquella noche guapísimo, como siempre. Animoso, como siempre. Fue un luchador hasta el último día. Cuando hablabas con él y tratabas de driblar la conversación para que la palabra cáncer no asomara entre las costuras de la charla él la ponía sobre la mesa. Cómo estábamos de engañados. O quizá sea, Carlos, que no quisimos ver que te ibas. He leído tu último artículo, tan duro y al tiempo lleno de esa ironía que te calaba como una lluvia insistente. Aislado porque eras persona de riesgo. Pensando que saldrías, fijo, de esta.

Recuerdo una tarde muy divertida en la Escuela de Música Reina Sofía, sin parar de hablar durante una presentación, riendo. Yo creo que me tomabas el pelo, pero lo pasé tan bien que no me importaba nada... Y muchas, un montón de veces, en el Teatro Real, esa casa que acoge bien a todo el que llega, como era mi caso, sin saber muy bien por dónde tenía que pisar. Acababan de despuntar los dos mil y todo era una novedad. Hoy ya es otra cosa. Todo ya es otra cosa. Decías lo que pensabas y llevabas a la espalda un bagaje imponente. Estudiaste en la Complutense y entraste en Efe al acabar la carrera. Adorabas la música y le pusiste letra a Mecano en forma de libro y desde 2012 eras subdirector de Nacional. En 1987 te contrataron y diez años después pusiste en marcha la sección de espectáculos en Efe. Y la música empezó a sonar fuerte.

Sigo pensando que no es posible que ya no estés. Lo he leído esta mañana. Las palabras eran de otro compañero, Carlos Mínguez. Escuetas, preciosas. Me he quedado helada. Como sigo estando en este momento.