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Se abren las puertas de los Cines Embajadores, la “casa de la gente” para amantes del séptimo arte

Después de pasar por una crisis económica, una pandemia y un incendio, el nuevo espacio audiovisual ubicado en la zona sur de Madrid inicia oficialmente hoy su andadura
larazonCINES EMBAJADORES
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Antiguo taller de mecánica, sucursal bancaria y ahora depositario audiovisual y catalizador cultural de la nostalgia y la ilusión de todo un barrio. El espacio sobre el que nacen los Cines Embajadores ha tenido muchas vidas, alojado varios inquilinos y producido unas cuantas salpicaduras de memoria pero probablemente el viaje que le espera a partir de esta nueva reencarnación se convierta en uno de los más enriquecedores y prolíficos de todos. Tras décadas de orfandad cinematográfica y después de superar una crisis económica, una pandemia y hasta un pequeño incendio en la sala de contadores, el sur de la capital despliega hoy su particular alfombra roja en plena Glorieta de Santa María de la Cabeza gracias al atrevimiento heroico y ciertamente romántico de los miembros de la distribuidora Surtsey Films, que en mitad de un panorama incierto en términos sociales y económicos como el actual, han decidido sumergirse en el mundo de la exhibición.
“Una cosa es gestionar una serie de películas, trabajar sobre ellas a nivel de márketing, de pósters, de prensa, de tráilers… y otra cosa es el tema de la exhibición. Realmente todas las personas que se dedican al mundo del cine de una manera o de otra se comportan como los típicos dos borrachos que deciden una noche que quieren montar un bar ¿no? Porque les encantan los bares. Pues a la gente que le gusta el cine le pasa igual. Quiere tener uno. Siendo coherentes con esta idea, montar un cine era nuestro sueño y hace dos años ya empezamos a tener claro que queríamos hacerlo en este barrio por todo el tráfico cultural que tiene, porque todavía no está gentrificado y porque además tampoco hay ningún tipo de competencia en cuanto a cines de estrenos. Era un barrio que estaba genial y cuando encontramos el local ya fue la guinda del pastel”, confiesa emocionado Fernando Lobo, jefe de prensa de la distribuidora.
Una vez establecido el deseo, tocaba iniciar los trámites necesarios para materializarlo y desde que hace un año y medio comenzó la búsqueda, el tanteo y el asesoramiento, ese local que menciona Fernando, tenía que tener unos requisitos concretos cuyo punto fuerte debía situarse en el cielo: “Antes de encontrar este local habíamos visto 80.000 más por la zona. Hay que tener en cuenta que incluimos la parte baja de Lavapiés, Embajadores, no solo la zona de Arganzuela sino también toda la parte de Acacias y Atocha. Siempre que veíamos los locales teníamos clara una cosa: que necesitábamos techos altos, porque queríamos hacer salas con mini grada y que no tuviese demasiados metros porque no nos íbamos a exceder de tres salas. También la ausencia de muchas columnas para que al dejarlo diáfano no hubiese mucho impedimento para la estructuración del espacio. Partiendo de esa base, llegamos a este local. Cuando lo vimos pensamos que era realmente perfecto y que se ajustaba a lo que estábamos buscando”.
Tres salas de 92, 53 y 50 butacas respectivamente componen este ilusionante oasis del séptimo arte cuyo elemento diferenciador radica en esa sinergia ciudadana que pretende establecer con los vecinos de Embajadores. “Nosotros estamos situados en la Glorieta de Santa María de la Cabeza, que es un lugar de mucho tránsito donde confluyen el Paseo del Ferrocarril, el Paseo de las Acacias, la Calle Embajadores… Hay mucha gente que pasa por delante y se queda mirando. Centenares, incluso miles de personas que durante todos estos meses nos han estado transmitiendo su ilusión, dándonos las gracias, alabando la valentía que requiere poner en marcha un proyecto de estas características y haciéndonos saber lo necesario que era un cine en este barrio. Siento que nuestro trabajo está sirviendo para algo. Queremos que este sea un sitio para la cultura, no solo para el cine. Hacer exposiciones, presentaciones de discos, docuartes, ópera…se pueden hacer todo tipo de actividades. En esta zona del barrio además hay muchísimas salitas de teatro alternativo, pequeñas que tienen una asociación de la que ya formamos parte. Estoy seguro de que se pueden crear muchas sinergias con el resto de espacios culturales del barrio y conseguir que se convierta en un lugar de referencia”, puntualiza Lobo.
El marcado carácter autoral de los estrenos que se van a programar desde sus pantallas es otra de las características destacables de los Cines Embajadores. Esa apuesta sistemática por una cartelera de calidad en la que tengan cabida todo tipo de miradas, enfoques y sensibilidades: “Arrancamos con “Todo pasa en Tel Aviv”, “La lista de los deseos”, vamos a recuperar una sesión de “Invisibles”, de Gracia Querejeta, “Dónde estás Bernadette”, rescatamos una carta de amor al cine como “Cinema Paradiso” y proponemos la reposición de una joya de Akira Kurosawa como “Dersu Uzala”, ganadora del Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 1975. Nuestra intención es meter mucho cine independiente, mucho cine de autor y combinarlo también con mucho cine español, todo el que pasa por grandes festivales y también cine que viene de Hollywood. Nos gustaría apostar también por un cine más pequeño, que no llega tanto al gran público y sin embargo muchas productoras apuestan por él, generalmente procede de países a cuyo tipo de cine no estamos tan acostumbrados, pero resulta muy interesante y muy necesario”.
La precariedad que de forma progresiva ha ido acompañando a las salas de cine durante los últimos años con desapariciones de algunas de ellas incluidas, lejos de disipar el propósito de los chicos de Surtsey, ha intensificado si cabe las ganas de apostar por un proyecto así, entendiendo esta apertura como una oportunidad de retornar a las dinámicas colectivas vecinales y al gusto por la ritualidad que implica sentarse en un butaca de cine frente a una pantalla grande y disfrutar de una buena historia: “Nos han dicho que estamos un poco locos por lanzarnos a algo así, aunque siempre de forma cariñosa. Creemos que de las crisis nacen oportunidades, que el cine nunca va a morir. Muchos de los cines que se han ido cerrando en las últimas décadas no solo en Madrid, sino en muchos sitios, no ha sido por motivos de falta de afluencia de público o porque no estuviesen funcionando. Sino más bien por motivos empresariales. Estábamos convencidos de que este barrio, con una gente tan maravillosa como la que lo regenta, necesitaba un cine. Son tres salas pequeñas que no van a requerir llenarse de forma masiva. Pensamos que nos va a ir bien”.
Precisamente para esa gente a la que se refiere Fernando, eminentemente trabajadores, familias, personas mayores, gente humilde, en definitiva, está pensado de forma estratégica y justa el cariz más puramente empresarial del espacio: “Es cierto que estamos empezando a entrar en una recesión económica, que muchos bolsillos lo van a notar, que mucha gente se va a quedar sin trabajo…pero nosotros tenemos confianza en que siempre hay un poquito para ir al cine. Porque al final se trata de un ocio que no es caro. Cualquier tipo de musical, teatro o visita al museo son más costosos económicamente por lo general. Aun así hemos abaratado un poco la entrada y vamos a hacer muchas promociones para que gente con todo tipo de carteras, de todo tipo de clases, pueda venir a disfrutar de una película al cine. Que al final creemos que es lo más importante. Queremos que esta sea la casa de la gente. Que se sientan cómodos. Y vamos a escuchar sus propuestas”, indica Fernando.
El jefe de prensa asegura entre risas que no han perdido la cabeza por suerte pero que han estado a punto: “Ya abrimos por fin y creo que a partir de ahora lo único que vamos a hacer es tener alegrías. Con la pandemia de por medio ha habido muchas incertidumbres, muchos miedos, hemos estado al borde del colapso pero al final hemos salido adelante y eso es lo importante”. Arrancan los Cines Embajadores, arranca la andadura de un prometedor espacio plagado de buenos propósitos, pero sobretodo arranca una nueva llamada a las salas, a los lugares compartidos, a la prolongación de las buenas conversaciones, a las pasiones levantadas por el cine y a la conservación de la generosidad nacida en el centro de los barrios. Que no es otra cosa, que el centro de las personas.

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