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«Madre oscura», el filme del que el virus hizo un «Titanic»

La cinta de terror de los hermanos Pierce ha sido la sorpresa en las salas de Estados Unidos durante la pandemia, donde ha encadenado seis semanas siendo la película más taquillera gracias a los autocines
La RazónLa Razón

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No es pequeño el cartel de presentación con el que «Madre oscura» (The Wretched) llega a España: «La película que, en plena pandemia, ha igualado el récord de “Titanic” y Avatar”». Cuanto menos, llama la atención, así que el primer objetivo lo ha conseguido. El impacto ya lo tiene. Segundo, preguntarse cuál es la plusmarca batida durante la cuarentena y que le pone a la altura de semejantes gigantes: la de más semanas seguidas ocupando el primer lugar de la taquilla de Estados Unidos (otra cosa sería hablar de las cifras totales). Puntos a los que se puede sumar el piropo lanzado por «Forbes», que apuntaba que este filme «ha redefinido para siempre cómo medimos el éxito de taquilla».
Alguno se preguntará si no se cerraron los cines por aquellos lares (en un país, donde, estando Donald Trump al frente, todo puede pasar). Pero la verdad es que la inmensa mayoría de salas apagaron sus proyectores; no lo hicieron los autocines, que mantuvieron las puertas abiertas para disfrute del público y para que cintas independientes, como la de los hermanos Brett y Drew T. Pierce, continuaran lo que se intuía como una travesía en el desierto. La inversión de la promoción ya estaba hecha, así que era imposible para ellos volver a lanzar un título tres meses después, por lo que no les quedó otra que aguantar en cartelera y encomendarse al Altísimo.
Con las previsiones realistas, los Pierce aspiraban a que no más de quince cines de todo el país les comprasen su idea. Se mantendrían una semana y, luego, a vivir de alguna crítica benévola antes de desaparecer. Lo que no esperaban es lo que ha sucedido. Porque pocos han aprovechado estos «tiempos oscuros», dicen, como los directores de «Madre oscura», que incluso bromean con sentirse «estafadores del coronavirus». «Al principio teníamos algo de culpabilidad por la situación, pero a la vez es positivo que la gente pudiera disfrutar de algún modo. Es una forma de escapar de la realidad», confiesan a través del teléfono.
Los Pierce creen que la clave del éxito ha sido la propia experiencia: «Poder llevar el coche al autocine y ver una cinta de lo que eran los veranos de antaño. A la gente le hace recordar sus tiempos de juventud, cuando existía el confort previo a la actualidad porque, además, la película no es 100% oscura, también tiene partes muy divertidas», defienden los hermanos de «una montaña rusa de sensaciones» en la que los monstruos demuestran una vez más su tirón: «El público los ama».
El «bicho» de «Madre oscura» es la mujer de la casa de al lado. Aparentemente normal, aunque pronto se verá que no. Ben (un adolescente interpretado por John-Paul Howard) se traslada a casa de su padre para pasar el verano hasta que descubre que entre los vecinos se ha instalado una bruja milenaria. No deja de ser una cinta de terror indie de bajo presupuesto y sin apenas publicidad invertida sobre una ciudad costera que vive aterrorizada por una presencia extraña que viene de las raíces del bosque y tiene el poder de borrar todo recuerdo de la existencia de una persona. Es el argumento de un proyecto que se estrenó sin grandes pretensiones y que, por caprichos de la vida, el cine, la pandemia y los espectadores, se ha terminado convirtiendo en uno de los fenómenos de los últimos meses. Será, quizá, por la falta de competencia durante semanas o, simplemente, por contar la historia como si fuéramos cualquiera de nosotros un sábado de resaca: enganchados a Netflix y comiendo pizza para levantar el espíritu postfestivo de los protagonistas.
También se dejaron llevar por un «árbol viejo y retorcido» que tenían los hermanos en el patio trasero de su casa de Detroit, ahora reconvertido en guarida de la bruja. «Un rayo había caído y medio matado al árbol», dice Drew. «Tenía un gran agujero viejo y solíamos desafiarnos para llegar al interior».
Cuentan los directores que, para ellos, la cinta tiene algo más de «autobiográfico» porque, como el protagonista, ellos también experimentaron un divorcio en la familia. «El elemento de que la bruja haga que la gente se olvide de los niños conecta con la situación de que uno se quede olvidado durante estos procesos». Fue precisamente de su padre de quien aprendieron a amar el cine. «Le veíamos participar en la producción y otras tareas y nos gustaba». Recuerdan a un hombre que «nos ponía películas constantemente, incluso muchas que podría cuestionarse si estaban dirigidas al público infantil». Fue entonces cuando interiorizaron películas de miedo como el primer «Halloween» de John Carpenter, «Poltergeist», «La cosa», «Noche de miedo» y «Muñeco diabólico».
Para los Pierce, haber logrado 50.000 dólares de recaudación ya era dar por más que amortizada la película, sin embargo, esos antojos del destino les ha llevado a superar con creces los dos millones. Una miseria para los grandes estudios de Los Ángeles y una burrada para el cine indie sin demasiadas aspiraciones. «Es una sensación que no contemplábamos. Nunca te imaginas que una película independiente alcance estos resultados, pero que podamos seguir en cartelera es bueno por continuar con el éxito y llegar a más gente». Incluso traspasando fronteras, como ocurre ahora con su llegada a España, adonde los hermanos dicen querer regresar. «Ya presentamos un proyecto en Sitges hace años [«Deadheads»] y nos gustaría volver».
Veremos si «Madre oscura» tiene el suficiente tirón como para lanzar una segunda parte que tendría un fácil encaje y que los hermanos Pierce ya califican de «probable»: «Contábamos con un montón de ideas que no se incluyeron. Y nos gustan las secuelas», cierran.

Viaje zombie por España

Dicen Brett y Drew T. Pierce que su trabajo tiene que ser a cuatro manos desde el minuto uno, «desde que empezamos con el borrador», cuentan. No han dado un paso el uno sin el otro en las tres cintas que han firmado hasta ahora juntos: «Madre oscura» (2019), «Secretos de Fenville» (dentro de un equipo mayor, 2003) y «Deadheads» (2011). Fue esta última la película que les abrió el mercado español en Sitges. Festival al que acudieron con una historia de zombis (en la imagen): dos de ellos, inexplicablemente coherentes, despiertan en medio de un ataque de muertos vivientes y deciden hacer un viaje por carretera para encontrar el amor perdido.

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