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Miguel Bosé, revolución y conspiración

¿Por qué el ser humano tiende a detectar los posibles fallos que cometió en un momento dado después de que ocurran? El cantante ha sido uno de los que ha caído en la trampa del tiempo afirmando que la Covid era fruto de una conspiración mundial
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Es siempre fácil detectar, a toro pasado, los errores que no deberíamos haber cometido y las palabras que deberíamos haber expresado de otra manera. En ese sentido, el coronavirus de este año extraño esta siendo una prueba de esas que obligan a realidad. Todos hemos dicho en algún momento alguna cosa de la que luego nos hubiera gustado desdecirnos: tanto los que afirmaban que esto del Covid estaba claro que era una simple gripe paranoica como, en el otro extremo, los que encontraban en el virus indicios de una secreta conspiración mundial para atacar a la población. Eso es lo que le pasó a Miguel Bosé, icono de la modernidad ochentera, que de golpe quiso ver en el virus el enésimo desembarco de los malos.
El mecanismo psicológico que nos hace a los humanos vulnerables a las teorías conspiranóicas está bien estudiado por los especialistas. Sucede sencillamente que nuestro cerebro busca instintivamente la proporcionalidad. Si sucede algo que ha cambiado nuestra vida de una forma gigantesca, automáticamente le buscamos una causa gigantesca, sin darnos cuenta de que las cosas no funcionan así en la vida humana y la naturaleza. Al revés, muchas veces los peores desastres los desata una nimiedad, una casualidad, una simple estupidez desafortunada. A los humanos nos cuesta aceptar que la Historia está llena de ejemplos de ello, porque eso supondría admitir hasta que punto vivimos instalados en el caos y la entropía.
Cuando el anhelo de proporcionalidad ya ha hecho su agujero viene otra confusión para rematarnos. Y es que confundimos muy habitualmente correlación con causalidad. Pero que algo sea previo no significa que sea causa. Que las antenas del 5G precedan al virus no significa que lo difundan. Como todo español que se desea progresista, Bosé anhelaba un mundo futuro de orden bienintencionado y buscaba dar sentido al caos. Pero eso es un riesgo en el mundo actual de las redes internautas que amplifican las palabras de cualquier día que nos hemos levantado desatinados. La mejor respuesta viene, como siempre, del lado de los técnicos y los científicos. Los técnicos de base, aquellos que están lejos de los grandes organismos internacionales. Simplemente dicen que todo aquel que no crea en el coronavirus, venga a trasladar enfermos, a cuidarlos, a verlos de cerca. Con el rebrote, se necesitan voluntarios sin miedo. Y aquellos que no creen en el virus, difícilmente pueden temerlo.