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“Jauría” reina en medio del “Shock” de los Premios Max

La adaptación del juicio de La Manada se hace con la manzana al mejor espectáculo teatral mientras “Play”, con tres manzanas, y el “Shock” de Andrés Lima son las otras vencedoras de una noche malagueña a mitad de aforo

Fran Cantos con los dos Max de "Jauría"
Fran Cantos con los dos Max de "Jauría"larazonSGAE

Otro pasito más de la cultura por sacar la cabeza en este nuevo (y raro) mundo pandémico. Si hace apenas una semana era el cine el que tomaba el Cervantes (inmerso en los fastos de su 150 aniversario) para hacerse notar, esta noche era el turno de las artes escénicas con la celebración de sus XXIII Premios Max. Málaga, de nuevo, en el centro de las reivindicaciones de “una cultura segura” a través de una cita en la que el repartido protagonismo fue para “Play”, “Jauría” y “Shock (El Cóndor y el Puma)” con tres, dos y dos manzanas, respectivamente.

No escondió Antonio Onetti, presidente de la SGAE, la situación de las tablas: “No nos engañemos”, apuntó, “la cosa pinta mal. La pandemia ha dejado las artes escénicas como un queso gruyere, lleno de agujeros”. Y de ahí la importancia de una ceremonia, retransmitida en directo por La 2, que buscaba, un año más, la visibilidad de un sector casi siempre precario, pero voluntarioso como pocos.

Una industria capaz de llenar patios de butacas hasta donde le dejen. En esta ocasión, al 50% de un Teatro Cervantes (500 de las 1.000 butacas) al que también acudió el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, rodeado de asientos vacíos por las circunstancias. Y no se llenó más “no porque no hayan querido venir, sino porque el público, hoy por hoy, no se le permite llenar el aforo de los teatros, los cines y salas de conciertos, y eso a pesar de que con mascarilla son seguros. Porque aquí nadie come, ni bebe, ni habla”, apuntaba Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE.

“Sobre todo cuando se acuerdan de que han venido en un avión repleto, o un vagón de tren o un autobús, en un espacio mucho más pequeño, durante horas, llenito de viajeros [aseguraba Onetti durante el discurso institucional]. Uno sí, otro también… Otro sin mascarilla, comiendo patatas… Señores que nos gobiernan, los que hacemos la cultura en directo cada día, aportamos placer, diversión, sentido de la estética y pensamiento crítico”. Solo se ha pedido una cosa: “Que se nos escuche”, resumían ambos.

Pero más allá de demandas, el protagonismo ha sido el de los premiados. Tuvo que esperar hasta el final de una gala conducida por el payaso Chochotte (La Maquiné) para rascar premio, pero “Jauría” se hizo con la manzana a la mejor adaptación teatral, de Jordi Casanova, y al mejor espectáculo teatral. Dos galardones, recogidos por Fran Cantos (“El Prenda”, en el montaje), que ponen el broche de oro a una función que desde que se anunció, recordemos que es la reconstrucción del juicio de La Manada, levantó una especial atención y que no defraudó en su salto a los escenarios con María Hervás, en el centro de la trama, y Miguel del Arco, en la dirección.

Chochotte entregando una biznaga a Nacho Duato durante los XXIII Premios Max
Chochotte entregando una biznaga a Nacho Duato durante los XXIII Premios MaxÁlex ZeaEuropa Press

Pero si el éxito se mide en cifras, sin duda, fue la magia de “Play”, de Aracaladanza, la que se hizo con la gloria tras el reconocimiento a su vestuario (Elisa Sanz), a su composición musical para espectáculo escénico (Luis Miguel Cobo) y a su diseño de iluminación (Pedro Yagüe).

Así, la otra gran producción que llegaba a Málaga para hacerse con todo lo posible durante la noche era “Shock”, teatro-documental en el que Andrés Lima plasmó el golpe de Estado del general Pinochet sobre el Gobierno de Salvador Allende, “pero para conocerlo desde la emoción”, reconoció un director que quiso dedicar el galardón a “todos los desaparecidos de las dictaduras y a la memoria de Allende”. El espacio escénico diseñado por Beatriz San Juan fue la otra de las victorias de “Shock”.

Los demás nombres propios de la ceremonia de los Max llegaron con Lluís Homar (“La néta del Senyor Linh”) y Verónica Forqué (“Las cosas que sé que son verdad”), mejores protagonistas teatrales. La actriz, reivindicativa con una banda en pro de la “racialidad” bromeó con un premio “que no tenía”, mientras que el intérprete y director de la Compañía Nacional afirmó que “vamos a tener poco y solo desde la cultura vamos a poder hablar con sutilidad”. También se escuchó el nombre de Josep Lluis y Rodolf Sirera, por “Dinamarca”, como mejores autores teatrales del pasado año.

Olga Pericet (“Un cuerpo infinito”) y Marco Flores (“Origen”) hicieron lo propio en la categoría de mejores intérpretes de danza, donde la coreografía de Sara Cano en “Vengo!” también salió premiada. Además, “Doña Francisquita”, como mejor espectáculo musical o lírico, dio el punto folclórico a las manzanas diseñadas por Joan Brossa.

Mención aparte merece un hombre que sí llegó al Cervantes con la certeza de que iba a ser agasajado, Nacho Duato, Max de Honor por “una carrera que no va a terminar nunca”, afirmaba. “Tengo que hacer todo de nuevo. Vais a tener Nacho Duato para rato”, aseguraba el coreógrafo antes de dar las gracias, “spasibo” (dijo en ruso), a “una profesión que me permitió salir de un país que vivía de espaldas al mundo y que me dejó conocer otras culturas desde el escenario”. Luego, se llevó la mano al pecho para cerrar: “La belleza no es algo superficial. Es algo que se lleva dentro”.

Vuelve a concluir una gala de los Premios Max que no se puede decir que sea una más. Nada es “uno más” en este 2020 y los premios de las artes escénicas cumplen una nueva cita que no dejó de ser raruna con esto de los aforos a mitad y las celebraciones “light”.

Mejor espectáculo de teatro: “Jauría”, de Jordi Casanova y Miguel del Arco
Mejor autoría teatral: Josep Lluis y Rodolf Sirera, por “Dinamarca”
Mejor adaptación o versión de obra teatral: Jordi Casanova, por “Jauría”
Mejor espectáculo de danza: “Gran Bolero”, de Jesús Rubio Gamo
Mejor dirección de escena: Andrés Lima, por “Shock (El Cóndor y el Puma)”
Mejor actor protagonista: Lluís Homar, por “La néta del Senyor Linh” (”La nieta del Señor Linh”)
Mejor actriz protagonista: Verónica Forqué, por “Las cosas que sé que son verdad”
Mejor coreografía: Sara Cano, por “Vengo!”
Mejor intérprete masculino de danza: Marco Flores, por “Origen”
Mejor intérprete femenina de danza: Olga Pericet, por “Un cuerpo infinito”
Mejor espectáculo musical o lírico: “Doña Francisquita”, de Teatro de la Zarzuela
Mejor composición musical para espectáculo escénico: Luis Miguel Cobo, por “Play”
Mejor espectáculo infantil, juvenil o familiar: “Zapatos nuevos”, de Tian Gombau
Mejor autoría revelación: Marta Arán, por “Els dies mentits” (”Todos los días que mentí”)
Mejor espectáculo de calle: “Al otro lado”, de Zanguango Teatro
Mejor espectáculo revelación: “El viento es salvaje”, de Las niñas de Cádiz
Mejor diseño de iluminación: Pedro Yagüe, por “Play”
Mejor diseño de espacio escénico: Beatriz San Juan, por “Shock (El Cóndor y el Puma)”
Mejor diseño de vestuario: Elisa Sanz, por “Play”