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60 años de “Psicosis”: así se rodó la famosa escena de la ducha

Es una de las películas más famosas de Alfred Hitchcock, aunque se creía que esta secuencia la había grabado Saul Bass

El maestro del suspense Alfred Hitchcock, en el set de rodaje junto a Janet Leigh ensayando la famosa escena de la ducha de «Psicosis», filme de 1960
El maestro del suspense Alfred Hitchcock, en el set de rodaje junto a Janet Leigh ensayando la famosa escena de la ducha de «Psicosis», filme de 1960larazon

“Psicosis” se estrenó en 1960 y el cine de terror nunca fue el mismo. Hasta ese momento, se basaba en el susto, en los personajes fantásticos o en asesinos bastante planos. Sin embargo, con esta película Alfred Hitchcock aúna el género de terror al del thriller (en el que era un especialista y, por lo tanto, quería, en realidad, enmarcar este largometraje), explota la psicología de los protagonistas, hace del horror algo más doméstico, y no busca el grito repentino, sino el miedo a lo que puede pasar, el nerviosismo por lo que parece que va a suceder. Un buen ejemplo es la histórica escena de la ducha.

Aunque la película la dirigió Hitchcock, se conoce que Saul Bass era el encargado de idear los “storyboards” y rodar varias escenas de sus largometrajes. La autoría de esta secuencia no está demasiado clara porque si bien Bass se la atribuye, la actriz protagonista, Janet Leigh, ha asegurado que fue el propio Hitchcock la grabó entera. Lo que sí está claro es que fue Bass quien la dibujó de principio a fin.

Desde los primeros planos en los que vemos una sombra sobre la cortina de una ducha. La sombra de una figura humana con un cuchillo en la mano preparado para atacar. Hasta que la cortina se abre, Leigh se gira y emite ese famoso grito. En muchas ocasiones se ha dicho que para potenciar ese “aullido” de la actriz se le abrió en ese mismo momento el agua fría, o más bien helada. Aunque pueda parecer una crueldad, el resultado fue muy positivo.

La escena no solo está cargada de terror, sino también de sensualidad. Sabemos que Leigh está desnuda, pero solo le vemos las piernas de rodilla para abajo y los hombros y su silueta a través de la cortina. En aquella época no había desnudos en la pantalla, pero Hitchcock era un maestro del erotismo y esa secuencia se convierte de algo que tendía a lo sexual a, de pronto, al horror puro y duro.

La cortina no permite ver a Leigh desnuda ( de hecho no lo estaba, llevaba unas telas muy finas y pegadas al cuerpo para tapar las partes más “sensibles”) y para saber cómo se podía rodar esos planos y que el desnudo no fuese explícito, solo se intuyese, sí que se contó con una doble de desnudos con los que se probó cada uno de los planos.

Hablando de planos, hay uno muy famoso en esta secuencia y que en esa época parecía imposible. Se trata del plano nadir del chorro de agua saliendo de la ducha, rodeando la cámara. Hitchcock y su equipo hizo gala de su conocimiento técnico y encontró la solución para que la cámara no se mojase gracias al ángulo de colocación y algún “efecto especial”.