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Nathy Peluso: “Soy mujer, latina e inmigrante: ahí están mis influencias”

La artista, llamada a ser uno de los grandes nombres de la música urbana y más allá, publica “Calambre”
Sony

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Para algunos está llamada a ser la nueva estrella latina y urbana. Nathy Peluso, nacida Natalia en Buenos Aires en 1995, se crió en España desde los 9 años pero su acento la delata porteña. Su formación musical es de todas partes y de todas épocas. Sin embargo, sobre Peluso ha vuelto a recaer la acusación (bostezo) de apropiación cultural. La prueba está en su nuevo disco, “Calambre”, en el que rock, reguetón, rap, salsa, trap o R&B, todo cabe. Está nominada a dos Grammy Latinos como Mejor nuevo artista y como Mejor canción alternativa por su tema “Buenos Aires”.
-El suyo es, ante todo, un disco muy físico, que va al cuerpo.
-Absolutamente. De ahí el título y la portada. Va en relación a esa energía que contenemos y que te atraviesa de parte a parte.
-¿Buscaba reivindicar el baile?
-Es algo que convive conmigo, con mi manera de hacer música, porque yo amo la danza y usar la música como catarsis del cuerpo. Y sí que compuse pensando, desde el inconsciente, que hay que moverse, hay que gozar, hay que bailar que tanta falta nos hace.
-En este año tan extraño no va a ser fácil.
-Bueno, bailar se puede, aunque no en los lugares como la discoteca. Pero tienes el salón de casa, la cocina. Y el disco te lo puedes llevar y vivir donde quieras, ¿viste?
-Dice el refrán que “el que canta, sus males espanta”. ¿Bailando también?
-Uy, de qué manera, por supuesto. Es muy terapéutico y siempre trato de predicarlo. La danza es una herramienta poderosa hasta de terapia, me atrevería a decir. Uno expulsa muchas cosas y conoce otras de la libertad de las posibilidades del cuerpo y de interiorizar todo.
-¿Qué más cosas ha purgado con el disco?
-He canalizado mucho desamor. También palabras de inspiración y de fuerza para seguir para adelante y de vez en cuando alguna que otra impotencia. También mucha sensualidad y cosas que me inspiran, claro, pero sobre todo el amor en sus diferentes maneras me visitó. El amor y el sexo en unas, el desamor en otras.
-¿Cómo trabaja en las letras, son meditadas o automáticas?
-Casi siempre desde la improvisación y la organicidad. Ni siquiera pienso en qué voy a escribir. Vienen a mí mensajes y sirvo de canal para expresarlo. Y me sucede que me visitan más los temas que yo los busco. Me dejo atravesar por lo que me pasa. Creo que eso hace que la gente conecte.
-Viene el disco precedido de mucha expectación y nominación de premio.
-La verdad es que vivo el proceso de composición desde la libertad y la fluidez, porque ese es mi compromiso, vivirlo todo desde la improvisación. Esa es mi búsqueda, el ver qué sucede cuando me dejo llevar. Y la exposición, la fama y la expectación pasan algo de factura en algunos momentos pero no dejo que me influya, porque es limitante. Me hago cargo de la presión con responsabilidad. Quería trabajar seriamente sobre las canciones, con cuidado sobre los géneros que toco, desde la libertad y el respeto. Pero también hay algo de espejismo.
-Menciona el género y el respeto. Ya sabe que ha salido la “apropiación”.
-Yo soy una melómana adicta a la música. Escucho absolutamente todo. Y a la hora de crear me gusta sentirme libre de contagiar a la gente que me escucha los géneros que me enamoran. Lo hago para que la gente los disfrute. A mí la salsa me mueve el corazón, soy feliz escuchando a Héctor Lavoe, Ray Barreto y Celia Cruz y quiero que la gente lo sienta también. Y así lo hago. Me pongo esa camiseta muy orgullosa. Y lo hago con respeto y cuidado para que suene lo mejor posible porque me hace feliz.
-¿Y si alguien piensa que eso no le corresponde?
-Creo que le molesta más a otros que a mí. La música es un bien natural, de la vida que nos dio el universo para disfrutarlo, como la vida, como el agua. ¿Qué tendría que hacer, solo tango y folclore argentino? Eso sería limitarnos hasta un extremo doloroso. El que músico puede hacer la música que desee, porque como humanos nos pertenece. Siempre que sea desde la admiración. ¿Mis influencias? Yo soy una argentina que ha vivido en España y soy una mujer latina, inmigrante, esas son. He convivido con un montón de culturas que me influyen de manera cariñosa y me hicieron quien soy. He tenido muchos maestros cubanos, puertorriqueños, amigos del corazón que me transmitieron el amor por la salsa. Parejas que me han sacado a bailarla también. ¿Cómo iba a hacer ojos ciegos por no ofender a alguien?
-¿Qué es para usted Buenos Aires?
-Es canción nostálgica, pero positiva, hablando de ponerle música a una sensación indescriptible con palabras. Llego a sentir por ella cosas que no se pueden explicar bien pero que tenemos todos en común y que todo el mundo puede experimentar. Aparte de eso, en el terreno musical, me gustan géneros distintos y trabajar con un rock argentino, con los músicos del “flaco” Spinetta (se refiere a Luis Alberto, figura del rock argentino fallecido en 2012) que para mí fue un referente fortísimo y poder vivir toda esa experiencia musical, es un sueño hecho realidad.
-¿Y Madrid?
-Pues cuando vengo siento algo parecido a Buenos Aires. Esa sensación de casa, de recuerdo, de ver calles y recordar tantas cosas que me han sucedido allí... ese es el sentimiento de tener una casa, un hogar.
-Hablando de lugares, he leído por ahí que estuvo cantando y trabajando en Torrevieja (Alicante) ¿eso es verdad?
-(Risas) Sí, sí, claro. Yo trabajé por toda la Vega Baja, porque bueno, me tenía que ganar el pan y en ese momento fui allá a cantar en bares y hoteles para los turistas. Estándares de jazz y esas cosas. Bueno, era muy gracioso, la verdad, era una de las miguitas que fui cosechando hasta llegar adonde estoy.
-¿Cómo ha sido ese camino?
-Ha sido el resultado de mucho trabajo, muy duro y de mucho amor depositado en lo que hago.
-¿Es capaz de separar a Nathy de Natalia?
-Mirá (sic.) es casi imposible con el tiempo que le dedico a mi trabajo quitarme la camiseta del personaje. Yo me acuesto leyendo cosas de mi trabajo y me levanto pensando en el trabajo. Leo lo que sucede con mi música, las reacciones y es casi imposible desentenderse sobre todo a la hora de un estreno o de sacar un disco.
-¿Le afecta?
-Hasta cierto punto. Todos somos humanos y tenemos momentos de fragilidad, pero yo me mantengo fiel a mi intuición y tengo muy claro lo que quiero hacer y lo que debo y hacia dónde me dirijo. Soy suficientemente capacitada para detectar lo que puedo reciclar y lo que no necesita de mi energía.
-"Bussiness Woman" lanza un mensaje poderoso.
-Pongo sobre la mesa cosas que no todo el mundo se atreve a tratar pero que representan a muchas mujeres. Reivindico el lugar y el orgullo de ser una mujer en la industria.
-Para mí, la mejor es “Agarrate” (sic). ¿Por qué es la última del disco?
-Bueno, me apetecía terminar por lo alto. Es una canción con mucha fe y garra para seguir para adelante, con esperanza y con fuerza. Creo que es un tema con fuerza para salir a caminar para adelante. Quería dejar ese peso al final. Que inspire y no suene como un final sino como un principio.

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