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María Jiménez: “Me tenéis hasta el mismísimo coño”

La genial artista publica “La vida... a mi manera”, un disco autobiográfico de canción latinoamericana: “El dolor es como un zapato que te quitas”, dice de su vida publica

Con tantas cosas como ha sobrevivido, María Jiménez no le tiene miedo al Coronavirus. «El miedo es una mochila demasiado pesada como para llevarla», dice. «Al que le toca, le toca, y no se puede vivir con eso. Hay que vivir libre, ligero de equipaje», asegura la artista que el pasado año miró de cerca a la muerte, tras pasar tres meses en la UCI debido a las complicaciones de una operación de cáncer de colon que la llevó a un estado de salud crítico. Pero detengan los obituarios, o más bien añadan una línea, lo primero que dijo cuando le retiraron la sedación después de varias semanas: «Veréis lo mal que voy a dormir esta noche». En esta larga jornada de entrevistas que, a sus 70 años ya pesan, cada poco advierte al primero que se cruza: «me tenéis hasta el mismísimo coño», una declaración universal de estado de ánimo en 2020, una afirmación que no va dirigida, por supuesto, a nadie, pero sí a todo el mundo. Una frase que está, además, grabada en el disco, al final de «Hola soledad», registrada como una expresión de socorro. La genial artista vuelve, tras 18 años sin publicar disco, con «La vida a mi manera», un trabajo de versiones del cancionero latinoamericano cuyo resultado es «muy autobiográfico». Es decir, permite concluir que su vida es, como era la de Gil de Biedma un poema, en realidad una canción.

La lengua y la falda

«Yo he sufrido ya bastante y no sé para qué sirve. Solo para joderte la vida. Sirve para dejar de sufrir. Al final, si quieres, el dolor es como un zapato que te quitas. Hay un momento en el que dices: esto ya no me va a doler más», explica sobre el contenido del trabajo o puede que se trate del de su vida. Dicen algunos que su biografía ahormó a la mujer moderna y libre en España. Aunque fuera una exageración, desde luego que sí fue un modelo de personalidad arrolladora y poderosa, ya se sabe, la lengua larga y la falda corta, que vino a llevarse la vida por delante si seguimos con el símil poético. Desde que a los 17 años se subiera a los tablaos de Sevilla, ha recibido muchas cornadas. Como madre soltera, como mujer maltratada y muchas pérdidas, bastante muerte. También, en el haber, una vida como le ha dado la gana o, como canta en el nuevo trabajo: «Estoy mirando atrás y puedo ver mi vida entera. Y sé que estoy en paz pues la viví a mi manera» en su versión libre de «My Way», la única canción que no es latina de origen sino, en realidad, ya universal.

Cantar sin sentir, para María Jiménez, no tiene sentido. Su arte se basa en el sentimiento. «Yo no sé si hablan de mí esas canciones. Puede que sí que hablen de mí. Pero desde luego que las siento. Sentir es lo más importante para cantar», dice durante la entrevista. «Yo he vivido la vida a mi manera. Es duro a veces, claro, nunca es fácil. Pero con el estómago lleno no se va a ningún lado. Te tiene que costar esfuerzo y trabajo hacer algo grande», asegura precisamente la mujer que ha cantado más veces su dolor para que los demás sientan la libertad. No le duele el pasado de su espinosa vida. «¿Recuerdos? Cuanto menos ropa, mejor. Porque de eso tienes en cualquier lado. A mí el pasado ya me da igual. Te voy a decir un poema». Y verso por verso clava mirando a los ojos al periodista «Soleá del amor indiferente», de Manuel Benítez Carrasco, que, por abreviar, termina así: «¡Déjame que viva yo / sin perdón y sin rencores, / porque... por más que me llores / lo nuestro ya se acabó!». Voilà, «se acabó», las palabras mágicas que condensan su obra. «Esa canción es la que siempre quiere escuchar todo el mundo, se ha convertido en un himno y no puedo dejar de cantarla», concede.

La vida de María Jiménez está llena de vivencias y de estribillos alucinantes salidos del realismo mágico de la calle Betis, barrio de Triana, donde la vida y sus aledaños son de todo menos convencionales. Pero no está por la labor de hablar de los males de su vida delante de una decena de periodistas, uno tras otro, en esta mañana de promoción. «Todo eso ya pasó. Fueron experiencias que la vida te pone por delante. Pero aquí estamos, llenos de vida y de felicidad y de alegría. Y me siento con más ganas que nunca de salir a la calle, de volver a cantar».

«Todo lo he vivido»

Puro temperamento, («yo soy como Bambino con tetas. Me he guiado por el corazón, la cabeza está para ponerse sombreros», dice de sí misma), María Jiménez pide prestada para el nuevo trabajo la magia de Vicente Fernández en temas como «Marioneta», en la que canta sobre una «que tiene careta de felicidad / Que sale a la escena / con el alma muerta / Pero tiene oficio / de saber cantar». «Esa canción me representa mucho, porque yo soy un animal del escenario y puedes estar muy mal, e incluso echar una lágrima cuando sales, pero es empezar y olvidarlo». Nunca se ha sentido, como dice esa canción, esclava de las tablas. «Al revés. Estoy deseando volver y ya estoy buscando temas». El disco número 19 de su carrera, producido por José Quevedo «Bolita» incluye 12 temas de artistas como Juan Gabriel, Ricardo Fuentes, Rolando Laserie, Vicente Fernández y por supuesto José Alfredo Jiménez, entre otros, supone para la artista «algo especial. Este es una parte importante de mi vida porque son canciones que llevo viviendo desde hace años. Todo lo que hay en el disco me ha pasado, ni más ni menos». «Bailar no puedo por un problema en el pie, pero voy a cantar hasta que me jarte, pienso hacer otro disco hay Coronavirus».

¿Y cantar, para qué vale? «Cantar es un don que te da Dios, que te echa ese poco de sal. No es algo que se pueda aprender. Y a mí cantar me ha servido para todo. Para comer, para ganar mucho dinero y para ser feliz cantando. Y también para ponerme muy tierna y para amar cantando». ¿Y el dinero se lo ha gastado todo, o aún le queda? «No, lo tengo guardado para gastármelo contigo, ea, vámonos». Y se acabó.