El esplendor romano de Augusto vuelve a la vida
El mausoleo que el emperador construyó para él y sus herederos reabre sus puertas el 1 de marzo, tras 14 años abandonado y tres años de exhaustiva rehabilitación
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«Encontré una Roma de ladrillo y la dejo cubierta de mármol», presumió el emperador Augusto cuando veía sus días contados. El que fuera primer emperador de Roma realizó valiosas modificaciones en la capital. La ciudad pasó de tener calles oscuras y malolientes a gozar de un nuevo Foro o un espléndido y monumental Campo de Marte. Pero, si hubiera que destacar una de sus edificaciones, esa sería el mausoleo que mandó a construir el 27 a.C. –murió el 14 a.C.–, donde descansarían eternamente él y sus herederos. No obstante, la historia se ha invertido, pues lo que se construyó con aires lujosos se ha convertido, con el tiempo, en un lugar oscuro, repleto de musgo y casi en ruinas. ¿Qué diría Augusto si viera que sus mármoles acabarían volviéndose igual de sucios que al comenzar su reinado?
No obstante, no todo está perdido. Hace tres años el mausoleo comenzó a ser rehabilitado gracias a la colaboración entre el sector público y la compañía telefónica TIM. Ubicado en pleno corazón de Roma –Via di Campo Marzio–, vuelve a resurgir entre la maleza tras una restauración que ha erradicado la mala hierba que invadía las paredes y la basura desplegada en sus esquinas, así como ha reforzado la estructura para que sea segura ante visitantes. Un laborioso trabajo para el que se han invertido la friolera de casi 10 millones de euros: «Es un regalo que devolvemos a Roma, a Italia y al mundo entero», justificó Virginia Raggi, alcaldesa de Roma, durante una rueda de Prensa el pasado viernes.
De esta manera, el mausoleo, de 87 metros de diámetro y 45 de alto, y que está inspirado en el sepulcro de Alejandro Magno que se erige en Egipto, abrirá sus puertas al público el 1 de marzo. Con entrada gratuita hasta el 21 de abril–aniversario de la fundación de la ciudad eterna, en el 753 a.C.–, la expectación es tal que las reservas ya están disponibles a partir de hoy. Y es que el edificio no es un monumento cualquiera, sino que fue la primera tumba dinástica de la Roma que pasó de ser República a Imperio. Un espacio que ha tenido, a lo largo de la historia, una importancia tanto política como arqueológica e incluso cultural.
Tras ganar Augusto cinco guerras contra Marco Antonio y Cleopatra y ordenar su construcción, el panteón también albergó los restos de otros emperadores como Vespasiano, Nerón o Tiberio. Después de funcionar como mirador militar y fortín medieval, en el siglo XVIII fue alquilado por el empresario español Bernardo Matas para organizar corridas de toros. De ahí, a convertirse en un auditorio de óperas y conciertos en el siglo XIX, hasta que Benito Mussolini manifestó sus delirios imperiales: sabiendo que en su interior se escondían restos de Augusto, mandó derribarlo para sacarlos a la luz. Afortunadamente, el transcurso de la guerra le frenó y, desde entonces, el mausoleo comenzó a caer en el olvido hasta generalizarse su desuso hace 14 años. Ahora, el sepulcro circular más grande del planeta se recupera, convertido en museo y en lugar de obligada visita.