Crítica de “Sweat”: yo, el vacío ★★★★☆

Dirección y guion: Magnus Von Horn. Intérpretes: Magdalena Kolesnik, Julian Swiezewski, Tomasz Orpinski. Polonia-Suecia, 2020. Duración: 106 minutos. Drama.

Lo que podríamos esperar del retrato de una “influencer” que tiene 600.000 seguidores y ningún amigo de verdad es bien previsible: una radiografía del vacío de las celebridades virtuales, que no saben distinguir lo público de lo privado, y que han convertido su identidad en el símbolo aspiracional de una felicidad que entiende el yo como un infinito ejercicio de “branding”. Así las cosas, Sylwia, heroína del ‘fitness’ de autoayuda que Magdalena Kolesnik encarna con una mezcla de determinación y vulnerabilidad que puede resultar perturbadora, es el síntoma de la cultura del selfie y el horror vacui de las redes sociales. Y lo cierto es que “Sweat” podría ser otro artículo de opinión más de revista femenina sino fuera por lo muy en serio que se toma a su personaje, y lo poco dispuesta que está a dejar que se escape por caminos trillados.

Más allá de la soledad de la fama que la corroe, Sylwia ha sido concebida por el sueco Magnus Von Horn como una mujer problemática, y más en tiempos del #metoo. Atrapada en el interior de su condición de sujeto-modelo, y a la vez orgullosa de ser mujer-objeto, Sylwia alcanza cotas de ambigua complejidad cuando tiene que gestionar su relación con el mundo real, y sobre todo con el género masculino. La película gana varios enteros en su tercio final, cuando el discurso sobre la imagen como valor moral de la protagonista se agota y da paso a la manera en que utiliza la sexualidad para borrarse, precisamente, como sujeto deseable, aunque sea de forma enfermiza. Nunca podemos estar tranquilos con un personaje como este, porque pasa de lo despreciable a lo compasible sin apenas solución de continuidad.