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La siempre polifacética artista y actriz posa para la promoción de su último trabajo con un estilo vanguardista que mezcla diferentes referencias estéticas

Najwa Nimri, un verano a ritmo de bolero: “no sabía lo que eran”

La cantante revisita clásicos como «Piel canela», «Acércate más» o «Mira que eres linda» en su disco «Ama»

Quizá fue un proceso desatado por el confinamiento. «No sé bien por qué, empecé a pensar en las canciones que cantaba mi madre. Fue de la manera más absurda, pero vinieron a mi mente y empecé a cantarlas. Y a producirlas en casa. Las había oído toda la vida pero en realidad nunca me había detenido a escucharlas realmente», explica Najwa Nimri (Pamplona, 1972) sobre el origen de su disco «Ama», un trabajo en el que revisita los clásicos boleros de toda la vida como «Piel canela», «Muñequita linda», «Acércate más» o «Mira que eres linda», pero llevados a un terreno urbano y actual. Y todo parte también de una confesión: «Nunca había prestado atención a “Muñequita linda” y cuando la grabé y produjimos, pregunté: “¿Esto qué es?’’. Y me dijeron: “Un bolero’'. Y yo respondí: “¿Cómo?’’. Pues empecé a decir que mi madre me cantaba esta otra canción y esta otra y me dicen que son todos boleros. Así que me puse a hacerlos sin saber que lo eran. Fíjate tú, para qué te voy a engañar», explica la música y actriz.

Y añade: «Me han redescubierto las connotaciones, la necesidad y el efecto balsámico de esas canciones de la posguerra, que en algunos casos reversionaron de forma grandilocuente. Pero me fascinan esos temas en su forma más pequeña y el tiempo de la posguerra mientras estábamos con los toques de queda y confinamientos que sonaban tanto al pasado... Cuando el mundo agoniza, agonizas un poco», apunta. En euskera, «Ama» es «madre». Y, en español, el imperativo de amar. Ambos significados, sumados, dan sentido al disco. Porque nadie quiere a alguien tan fuerte como se desea en los boleros, por ejemplo. «Ojalá pudiéramos», dice Nimri. Pero lo que más le atraía de estas canciones en realidad era «lo sencillo que es hacer una bonita, bella, melódica, y que funcione perfectamente. No hay que hacer florituras. Son canciones que vuelven y vuelven y vuelven porque se sostienen solas. Miras atrás, las traes, y te encuentras con esas joyas».

Después de su anterior disco, «Viene de largo», que se quedó sin apenas poder presentar debido a la pandemia, Nimri se dio cuenta de que no había prestado ninguna atención a la tradición, al pasado: «En mi caso, seguro. Nunca lo había hecho. Imagínate la de veces que escuché esas canciones pero nunca les prestaba atención, ni a ellas, ni a mi cabeza. Más allá del árbol genealógico, hay que pensar en uno mismo. Ha sido un proceso agradable, nada tormentoso. Balsámico, bello, divertido, ha sido la leche. Tanto, que he dejado muchas fuera porque ya no cabían en el disco», ríe.

Sonido jondo y seco

A pesar de los muchos proyectos actuales que bucean en la tradición para resultar modernos, no era su intención: «Lo último que pensaba cuando lo hacíamos y aparecían canciones, lo último de todo, es que pudiera ser moderno rescatar un bolero». Existe, además, un gran respeto en la producción de los temas, un equilibrio que no sale por casualidad. «Lo trajimos a la actualidad en ritmo y en instrumentación siempre pensando en pequeño, con trompeta y chelo. Que sonara un poco jondo y seco. Con pocas cosas y cantadas con la estructura igual, que los ritmos no se lo comieran todo. Pero el equilibrio no sale simplemente. Es muy costoso, se busca y no se consigue, eso te lo puede decir cualquiera. Ese ha sido el verdadero trabajo y fue complicado. Si lo hemos conseguido ya es mucho». Y, ante los impredecibles tiempos, mejor no hacer planes: «Lo publicamos sin ninguna expectativa. Por eso lo hemos sacado todo de golpe, sin singles. Que lo disfrute la gente porque está hecho con amor y porque es un camino inagotable».