Gazir: “Hay más puñaladas en el Congreso que en una batalla de gallos”
Asturiano, 19 años y proyecto de físico, aunque su pasión, el “freestyle”, se ha cruzado en el camino hasta convertirse en su profesión, donde acaba de tocar la cima: campeón de la FMS Internacional celebrada en Vistalegre el pasado sábado
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Gabriel Sánchez es un chaval de 19 años que pasa la vida entre Oviedo y Muros de Nalón, pero es de esa gente que tiene la suerte de contar con un “alter ego” bajo la manga, Gazir. Este tipo ya es otra cosa. Deja la timidez al margen y se transforma: “Es la revolución”, dice. Cambia la Física de la universidad por la improvisación frente a miles de personas y, de momento, no le va mal al chico: campeón de la última competición, la FMS Internacional. Apenas lleva un par de años en el circuito del “freestyle” y ya ha tenido tiempo para alegrías, decepciones y hasta para desilusionarse con las rimas. Sin embargo, aquel bajón no duró más que un suspiro y, ahora, la victoria en su visita a Vistalegre (Madrid) del pasado 11S le pone en la picota del mundillo.
−¿Qué rima con Gazir?
−Normalmente no hay que rimar con el nombre. Se va a la batalla con más argumentos. No hay que ir por el lado fácil, sería muy sencillo meter cualquier verbo de la tercera conjugación.
−¿Maneja bien los tiempos verbales, era de los que se los sabía en la escuela?
−Con el “freestyle” el vocabulario se amplía. Necesitas controlar para poder responder a cualquiera. Y Lengua y Literatura siempre se me dieron bien, mis padres son profesores e incluso mi madre me dio clase en Bachillerato. No me quedaba otra.
−Y, sin embargo, se fue por ciencias, Física, concretamente.
−Y mi hermano también. Ya eran demasiadas letras en casa.
−Al menos, profesionalmente sí va por ese lado.
−Las primeras batallas se las intentaba vender a mis padres como que era algo que nacía de la poesía. A lo largo de la historia han existido muchos poetas y trovadores que improvisaban.
−Acaba de empezar en esto y no le va mal, pero ¿cómo se ve en un futuro?
−Me veo en el “freestyle”, aunque ahora empiezo tercero en la universidad y tengo la intención de terminar la carrera. Estoy asentado en este mundo, que ha crecido como para darte un futuro laboral serio. Es más complicado que otro en el que te dan un contrato de equis euros al año, pero tengo la seguridad de que voy a estar cubierto en este aspecto. Y, además, lo disfruto.
−¿Da para vivir bien?
−Sí. La FMS es una liga profesional que está en expansión. El mundillo está en un buen momento. Durante la pandemia, que parecía imposible hacer nada, se readaptaron las batallas a puerta cerrada y el circuito siguió rodando. Pese a la debacle del confinamiento, seguimos activos.
−¿Y dar el salto a la música, un disco...?
−Tengo pensado sacar mi faceta musical a medio o largo plazo. Algo ligado al rap y al hip hop. Aunque ahora es el tiempo de las competiciones y de la carrera.
−¿Qué diferencias hay entre Gazir y Gabriel Sánchez?
−Gazir es mucho más seguro. Y esa confianza, que es fundamental, se la contagia a Gabriel. Estar frente a miles de personas en el “freestyle” hace que, en clase, ante un público mucho más reducido Gabriel no se asuste, aunque sea más introvertido y más tranquilo. Gazir es la parte revolucionada de Gabriel.
−¿Cómo se entrena?
−No siempre tengo el mismo mecanismo de entreno. Las semanas previas a las competiciones intento rapear bastante para ir rodado y estar fresco. Esto es como andar en bici, no se olvida. El mejor estímulo siempre es rapear con otras personas. Luego se puede ser más meticuloso y estar al día de la actualidad y tener cultura general. Yo suelo leer y ver pelis porque me gustan y eso también me ayuda. Pero la clave es estar despejado, así es como mejor se entrena. A mí me ayuda mucho salir a correr.
−¿Qué está leyendo?
−“La vida contada por un sapiens a un neandertal”, de Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga.
−¿En las batallas, cuánto hay de verdad y cuánto de fantasía?
−Dentro del debate argumental siempre intentas controlar a tu rival, saber su posición. Convivimos mucho tiempo y sabemos quiénes somos. Lo que pasa es que encima del escenario todo es un poco más dramatizado. Es curioso que a partir de enfrentarme a la gente me empiezo a llevar mejor con ellos. No tenemos en cuenta si nos insultamos porque, en realidad, no lo pensamos, aunque, a veces, sí puede haber un choque de opiniones.
−¿Le interesa la política?
−Pues por mi edad todavía ni he votado, así que no me ha llegado ese impulso. Cuento con que ya vendrá.
−¿Dónde hay más puñaladas, en el escenario o en el Congreso de los Diputados?
−En el Congreso de lejos. Hay escenas allí que son malas batallas. Nosotros, al terminar, siempre nos damos un abrazo y, en el Parlamento, después de cada ronda, es lo último de lo que tienen ganas.
−¿Cómo llevó la presión de ser de los favoritos en Vistalegre?
−Siempre voy presionado. Quiero dar el máximo y creo que ya me he acostumbrado, pero es verdad que en este campeonato es en el que mejor lo gestioné. Fui con motivación y con ganas de demostrarlo, e intenté que esto fuera mayor que la presión.
−Pasaban las rondas y se fustigaba con lo de “segundón”. ¿Le ha pesado mucho?
−Tengo una carrera muy corta y en los últimos meses he perdido dos finales, una internacional y otra nacional. Son buenos resultados, pero no me gusta perder ni a las canicas. Ahora, habiendo ganado se me quita ese cartel.
−También habló de “depresión”.
−Bueno, no sé cómo clasificarlo porque yo soy muy optimista. Lo que sucede es que después de la final de la FMS España tuve un bajón. Más que por el resultado, por la presión de la gente. Estaba inmaduro, era mi primer año y me cayó el “hateo”, el odio, de cierta parte del público, así que hubo un par de semanas en las que preferí estar apartado. Más que deprimido, estaba desilusionado. Perdí las ganas y eso me preocupaba.
−Entonces, la mochila que se quitó en Vistalegre fue gorda...
−Fue mitad alegría, mitad liberación. La gente no me veía con esa mochila porque al final son 19 años y tengo tiempo de ganar lo que quiera, pero yo quería tener resultados ya. Después, una vez que ganas te quedas en “shock”.
−¿El “freestyle” es arte?
−Sí. Luego, las batallas son competición, donde los jueces pasan a los números lo que estamos diciendo desde la parte artística. Es algo más subjetivo. Pero improvisar con tus amigos en un parque por supuesto que es arte, es cultura.