Crítica de «El club del paro»: Una de bravas para estos papas fritas ★★★☆☆

A España le cuesta cambiar, pero bastante. Seguimos con una de las tasas de paro más alta de Europa con o sin covid, con el mismo apego a solucionar las vidas de todo Dios tomando cañas remojadas en papas fritas, y si el bar es cutre, mejor, continuamos creyéndonos políticos, frailes, sexólogos, economistas... Unos listillos. Pero lo que antes en «Los lunes al sol» era drama agudo (además, en 2002 estaba en el Gobierno el PP y había que aprovechar el tirón...), ahora se transforma en una caricaturesca comedia, en ocasiones harto disparatada, que el director ambienta a finales de 2019 sobre el desempleo. Cuatro amigos, aunque sea un decir porque se ponen verde entre ellos, quedan todos los días para hablar de entrevistas disparatadas de trabajo (aunque a uno no le hace falta, ya está colocado, y bien), pero además de asuntos como los papeles de Bárcenas, el Rey Emérito y la experimentación con animales mientras uno no para de soltar proféticos mensajes sobre la llegada de una terrible pandemia. O sea, todo puede empeorar por mucho que nos cueste imaginarlo, aunque con humor el trago resultará siempre algo menos amargo. De cerveza, faltaría.