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Crítica de “Fue la mano de Dios”: ¿azar o providencia? ★★★★

Un fotograma de "Fue la mano de Dios"
Un fotograma de "Fue la mano de Dios"ImdbImdb

Dirección y guión: Paolo Sorrentino. Intérpretes: Filippo Scotti, Toni Servillo, Teresa Saponangelo, Marlon Joubert. Italia, 2021. Duración: 130 minutos. Drama.

La mano de Dios fue la que guió la pierna de Maradona en aquel mítico partido entre Argentina e Inglaterra, y fue, también, la que salvó a Paolo Sorrentino de una muerte segura, un momento de pérdida que definió toda su vida y obra. ¿Es la providencia divina un don secreto, misterioso, o una broma pesada del azar? En su particular acercamiento a la autoficción, el cineasta italiano singulariza ese instante decisivo de su existencia en una escena memorable, silenciosa, una isla de paz e inquietud que destaca por sí sola en un imaginario que, hasta ahora, destacaba por su barroquismo y tendencia al exceso.

Cierto es que “Fue la mano de Dios” es su película más contenida, la menos fastuosa, la menos pendiente de sí misma, como si la necesidad de explicarse a partir de sus relaciones familiares, de su despertar sexual y de la figura de su mentor creativo, Antonio Capuano, hubieran interpuesto una distancia que, por esta vez, está lejos de la ironía y el sarcasmo. Huelga decir que, en este “Amarcord” napolitano, mucho más realista que las derivas mágicas fellinianas, no faltan las familias excéntricas, con su kilogramo de locura y sus comidas pantagruélicas con el Adriático al fondo, y tampoco falta la presencia de una ciudad tumultuosa, que se erige en personaje demiúrgico, que calienta este relato iniciático para que madure y su antihéroe salga de su burbuja.

Ante todo, prima el retrato empático, pero no condescendiente, de Fabietto Scissa (excelente Filippo Scotti), alter ego de Sorrentino, ese ‘teenager’ que ama a Maradona, aprende a gestionar su deseo y también su duelo, esa sensación de estar en el mundo de prestado, esa tensión entre lo permanente y provisional que es, en definitiva, uno de los ejes vertebrales de la obra del autor de “La gran belleza”.

Lo mejor

El cambio de registro que supone en la obra de Sorrentino, más contenido e introspectivo.

Lo peor

Que los adictos al Sorrentino clásico le acusen de haberse domesticado.