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Crítica de “La historia de mi mujer”: la horma de su zapato ★★☆☆☆

Léa Seydoux y Gijs Naberen en "La historia de mi mujer"
Léa Seydoux y Gijs Naberen en "La historia de mi mujer"ImdbImdb

Dirección: Ildykó Enyedi, según la novela de Milán Füst. Intérpretes: Léa Seydoux, Gijs Naber, Louis Garrel, Sergio Rubini. Hungría-Alemania-Francia-Italia, 2021. Duración: 169 minutos. Drama.

La típica apuesta de bar: a la primera mujer que entre por la puerta -le dice un solitario, adusto, viril lobo de mar a su colega de mesa- le pediré que se case conmigo. Buen punto de partida para deconstruir el instinto de superioridad de lo masculino, que se cree con la capacidad de controlar al sexo que considera débil como si en él no hubiera más voluntad que la de someterse. Obviamente Jakob Störr (un estólido Gijs Naber) se encontrará con la horma de su zapato, porque Lizzy (Léa Seydoux) aceptará su oferta pero está muy lejos de ser una mujer convencional.

A veces parecerá seguirle el juego; otras desaparecerá, elusiva, como la mujer sin ataduras que, en la Europa de los años veinte, fuma y colecciona amantes. El problema, pues, es que la húngara Ildykó Enyedi se coloca en el bando equivocado, porque, escogiendo el punto de vista de Störr, acaba, en cierto modo, victimizándolo, además de contagiar a las formas de la película de la pesada rigidez del personaje, más propias del ‘europudding’ académico (¿por qué ese tono pomposo y declamatorio? ¿por qué los actores parecen leer los diálogos, no interpretarlos?) que del modelo del cine de autor de prestigio (¿Visconti?) al que pretende parecerse. Queda, por tanto, la posibilidad de una película, que no incidiría en el tópico del misterio del eterno femenino como pozo sin fondo que engulle la desesperación del hombre sino en cómo piensa, cómo siente ese misterio.

Lo mejor

El punto de partida de la trama es atractivo, podría funcionar como buena premisa para deconstruir las torpezas de la masculinidad.

Lo peor

Es rígida, tediosa, y acaba por retratar al hombre celoso y controlador como una víctima.