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Carlota Pereda: “Quiero hacer cine de palomitas, pero palomitas envenenadas con reflexión”

“Cerdita”, flamante Méliès de Oro en el Festival de Sitges, es su ópera prima y un «slasher» a la extremeña que se estrena hoy tras conquistar la escena mundial del género
FILMAX
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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No ha acabado de colgar el teléfono tras su entrevista con LA RAZÓN cuando salta la noticia: «Cerdita», de Carlota Pereda, se alzó esta semana con el Méliès de Oro a la mejor película en el Festival de Sitges, profetizando en su propia tierra un idilio con la escena del terror en todo el mundo que arrancó en el último Festival de Sundance. «Es un honor, porque llevaba toda la vida queriendo ir a Sitges. Ver que la gente la aplaudía al final y, sobre todo, que había entendido la película, convirtió la del pase oficial en una de las noches más inolvidables de mi vida», explica la directora que, cuatro años después de ganar el Goya con el cortometraje homónimo, se lanza ahora al largo de la mano de la misma protagonista, Laura Galán, y un elenco de secundarios de lujo entre los que desfilan Carmen Machi, Pilar Castro o Claudia Salas («Élite»).
«Cuando supimos que podríamos hacer la película le dejé claro a Laura (Galán) que íbamos a hacer una película muy física. Que si el corto había sido duro, que se preparara. Y aceptó, se preparó en el gimnasio incluso. Aprendió a montar en moto y a respirar en apnea, para aguantar más tiempo bajo el agua. Es que sale en todas las secuencias de la película, es increíble el trabajo que hace. Nos cogimos la mano, la una de la otra, y confiamos», comienza agradecida su relato la directora, dando a entender que sin Galán y su desempeño en la película, «Cerdita» habría sido imposible.
Roles y género
Definida por la propia Pereda como una película que bebe de «Revenge», de Coraline Fargeat por su manierismo sangriento, «Trouble Every Day», de Claire Denis, «por la manera de fotografiar los cuerpos y el deseo», y hasta de «El desconocido del lago», de Alain Guiraudie, «por la pulsión sexual de la muerte», «Cerdita» es la historia de Sara, hija de los carniceros del pueblo y adolescente deprimida por el «bullying» constante a la que la someten sus compañeras de clase por su sobrepeso. Acosada y al límite, será testigo de algo que no debería haber visto, lo que desatará una intensa ola de crímenes al calor de la estepa extremeña.
Y es precisamente ahí, en la ambientación, donde la película de Pereda brilla como pocas antes en nuestro imaginario del “gore” patrio. La C-15, la panceta y el sudor de los cuerpos, tan asfixiante como realista en el contexto de “Cerdita”, elevan la película desde lo costumbrista y lo cañí hasta lo verdaderamente trascendental para con la historia que se quiere contar. Las analogías, que aquí se mueven entre la brocha gorda del deseo encontrado en lugares inesperados y el detalle puntillista de los desapegos políticos, convierten la película de Pereda en una cápsula del tiempo en términos de progreso: el género, el que habla de terror y el que habla de historias en femenino, ya tiene nuevos prismas, ya ha encontrado nuevas voces capaces de dar con las sensibilidades que demanda el público.
«No sé hasta qué punto queda claro en la película, pero hay mucha documentación. Acudí a manuales para entender cómo funciona el cerebro de un psicópata. Hasta dónde llegamos por culpa de la ansiedad. Y me reuní con muchos especialistas en ‘’bullying’'. Hasta acudí a las clases de un máster en criminología», añade orgullosa del resultado una Pereda que, tristemente, es una rara avis en el género patrio, casi siempre masculino en la dirección: «En el terror siempre necesitas dinero. Dos mujeres hablando en su casa son más baratas que llenarlas de sangre y ponerlas a correr. Se me ocurre mencionar a Josefina Molina o Denise Castro, aunque no hay mucho más en lo que mirarse. Pero es que luego viajas al mundo del cortometraje y hay cientos de nombres», completa, crítica, antes de matizar: «Y es algo que ves clarísimamente en la televisión, donde se les abren las puertas a muchos hombres con cortometrajes normalitos y las mujeres deben completar proyectos extraordinarios para simplemente poder tener una oportunidad. Las plataformas han cambiado eso, son mucho más abiertas, pero si eres director hombre y triunfas con un corto, se te abren caminos que a las mujeres todavía no».
Antes de irse a rodar «La ermita», de nuevo de la mano de Filmax y con Belén Rueda como protagonista, la directora tiene tiempo para responder a esa eterna duda que suscita el género en España, casi siempre bien recibido en taquilla: «La película ya ha dejado de ser mía. Ahora es de los espectadores. ¿Da miedo estrenar? Siempre da miedo compartir tu película, pero creo que encontrará gente que la entienda, la valore y la quiera», añade convencida, antes de valorar la dualidad de una película que bien puede apelar al entretenimiento puro cuando es “slasher”, pero que también intenta ir un poco más allá entregándose a las metáforas: «Quiero hacer cine de palomitas, pero palomitas envenenadas con reflexión. Cada uno tiene que ver una película distinta, pero me encantaría que la gente saliera del cine con más preguntas que respuestas sobre cómo vemos el cuerpo de los demás, por ejemplo».