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Contracultura

Diccionario básico para hablar la neolengua progre

En línea con la resignificación que un sector importante de la izquierda viene haciendo desde hace tiempo de determinadas palabras, hacemos un breve repaso por los conceptos de nuevo cuño más inauditos que pretenden imponer

Una joven con un cartel en una manifestación estudiantil feminista por el 8M, Día Internacional de la Mujer, en la Puerta del Sol.
Una joven con un cartel en una manifestación estudiantil feminista por el 8M, Día Internacional de la Mujer, en la Puerta del Sol.Cézaro De LucaEuropa Press

Tiene esta nueva izquierda que sufrimos el convencimiento de que las palabras son las que modelan la realidad y no al contrario. Seguros de que cambiando el epígrafe cambiará el contenido, aplican esa variación nominal como método de resolución de conflictos sin pudor ni sonrojo. “Ni siquiera es una cuestión de lenguaje”, explicaba el filósofo Fernando Savater hace casi dos años en estas mismas páginas, “es que los conceptos políticos elementales no se entienden. El problema es la pérdida de reflexión, de profundidad”. Para ellos, nombrar es hacer política y, quien nombra, es quien manda.

No sorprende que precisamente Juan Carlos Monedero, en su libro “El gobierno de las palabras”, destacase lo importante de “reconstruir la política despensando palabras, reencontrando otras ocultadas por los siglos de interesado silenciamiento, escribir las nuevas, y decir de forma diferente otras agotadas por su abuso”. Así, la maniobra no tiene nada de azaroso y es útil identificarla. Unas veces sirve para redefinir y así lograr que diga lo que ellos quieren que diga, colocando de paso a quien define en el lado malo de la historia. Sería el caso de “fascista”. Otras, es un eufemismo exagerado que al tiempo que les eleva moralmente reprocha al otro su insensibilidad al no hacerlo, como “persona menstruante”. Otras, directamente, para hacer desaparecer lo que designa. Sería el caso de “desórdenes públicos agravados”. Acompáñenme en este breve recorrido, a modo de aproximación urgente a la gramática de esta neolengua, por algunos de sus términos fetiche:

Afirmación de género:

Designa al cambio de sexo, pero no es correcto decirlo así porque las modificaciones corporales que las personas trans llevan a cabo no tienen como fin cambiar su sexo, sino reafirmar el género que han escogido y con el que se identifican. La naturaleza y la biología no tienen nada que ver en esto.

Cultura de la violación:

Sintagma que define una ficción sostenida por el feminismo más radical que defiende la existencia de una confabulación a nivel mundial por la cual se genera, normaliza, alienta, consiente y premia la violencia sexual contra las mujeres porque la idea de que sus cuerpos son propiedad del hombre es aceptada socialmente.

Desórdenes públicos agravados:

Con este eufemismo impúdico se pretende acabar con y definir ahora lo que antes se denominaba “sedición” y designaba al delito cometido por aquellos que mediante alzamiento y de forma tumultuaria pretenden impedir la normal y diligente aplicación de las leyes.

Fascista:

Lo que en principio, y según la RAE, denominaría a aquello perteneciente o relativo al movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en la Italia de la primera mitad del siglo XX o a toda actitud excesivamente autoritaria y antidemocrática, ha pasado a designar a aquel que se atreve a expresar en público ideas contrarias a las defendidas por la extrema izquierda o que levemente incomoden a esta.

Feminismo:

El término que servía para designar al movimiento político y social que reivindicó, defendió y logró los cambios necesarios para alcanzar la igualdad real en derechos y deberes entre hombres y mujeres denomina ahora a una actitud adanista, tuitiva y revanchista que trata de imponer una visión de la mujer infantilizada e incapaz que necesita la tutela y supervisión del estado.

Machismo:

Antes definía la actitud del que defiende la superioridad del hombre sobre la mujer o desprecia las actitudes que, históricamente, se han asociado con la feminidad. Ahora, sin embargo, se refiere a todo aquel hombre que no sienta sobre sus hombros el peso y culpabilidad de una deuda histórica con la mujer por un heteropatriarcado estructural que la ha sometido e invisibilizado de manera consciente, sistematizada y cruel; y a toda aquella mujer que no se sienta discriminada, violentada y en desventaja por el mero hecho de serlo.

Madres protectoras:

Antes definía a las mujeres adultas que cuidaban, alimentaban y protegían a su progenie. Ahora define a mujeres secuestradoras de sus propios hijos condenadas por ello a las que se aplica una medida extraordinaria como es el indulto por motivos únicamente ideológicos.

Mujer:

Antes, miembro de la especie humana del sexo femenino que había alcanzado la edad adulta. Ahora, cualquier humano que así se autoperciba o cuya voluntad o deseo sea hacerlo, independientemente del dimorfismo sexual que, biológicamente, se da entre mamíferos.

Meritocracia:

Definía al sistema de ordenamiento político por el cual el poder lo ostentarían las personas más capacitadas por razón de su talento, esfuerzo, capacidades y constancia (méritos). Ahora, la extrema izquierda utiliza el vocablo para señalar la existencia de una casta social que se asienta sobre la desigualdad económica y que impide sistemáticamente alcanzar logros a cualquiera que no pertenezca a ella. Se asocia el concepto de mérito con el de privilegios de modo que nadie que se encuentre en una posición de poder merece estarlo, pues lo estaría gracias a esos privilegios de los que disfruta y no por méritos propios, excepto si son ellos, que entonces se trata de una rara anomalía gracias a su especial talento y contra todo tipo de conspiraciones que confabularon, confabulan y confabularán para evitarlo. Así, cuando dejen de ostentar el poder, tampoco será porque lo merezcan sino porque los privilegiados han conseguido salirse con la suya, como ya anticiparon.

Heteropatriarcado:

Sistema sociopolítico ancestral, culpable de todo mal, que históricamente ha organizado (de manera consciente, premeditada, estudiada y sistemática) todos los aspectos de la vida alrededor de la idea de la supremacía masculina (heterosexual y blanca) con el único objetivo fundamental, no de lograr la supervivencia y avance de la raza humana como cabría esperar, sino de conseguir la invisibilización y sometimiento de la mujer y, en menor medida pero también, de otras orientaciones sexuales y etnias.

Persona en situación administrativa irregular:

El sintagma que anteriormente denominaba al inmigrante ilegal ahora es sustituido por uno mucho más largo y farragoso, pero extraordinariamente empático, que significa lo mismo pero transmite la idea de que ninguna persona es ilegal, aunque sus actos o circunstancias lo sitúen fuera de la legalidad.

Persona menstruante:

Antes, mujer.

Progenitor gestante:

Antes, madre.

Progenitor no gestante:

Antes, padre.

Revictimización:

Solo ocurre a mujeres y consiste en las actuaciones llevadas a cabo por terceros para obtener una información relevante sobre el daño sufrido por esta, mediante preguntas generalmente. Debería evitarse acabando con esa injusticia que supone la presunción de inocencia para el acusado.

Suicidio ampliado:

Definiría al asesinato de niños cuando ocurre a manos de la mujer y esta acaba también con su vida. No debe confundirse con la violencia vicaria, que solo ejercen los hombres para dañar a las mujeres por el mero hecho de serlo a través del daño, anecdótico y despreciable, a los hijos. Debe contemplarse siempre como primera hipótesis que esa desgracia haya ocurrido debido a un sufrimiento exacerbado producido por un hombre. Ella no deja de ser la víctima.

Terf:

En origen, Trans-Exclusionary Radical Feminist (feminista radical trans-excluyente). Hoy en día, el término designa a cualquier mujer que se identifique con los valores del feminismo clásico que no se sienta representada por el feminismo hegemónico (leer “feminismo”) y su postura ante aspectos muy concretos en lo referente a reclamaciones y exigencias de las facciones más radicales del movimiento trans.

Tránsfobo:

Antes, aquel que sentía rechazo por sujetos transexuales o transgénero. Hoy en día, cualquiera que, estando activamente en favor de la igualdad de derechos y deberes de todos los individuos y despreciando toda discriminación por motivos de raza, religión, sexo, ideología o cualesquiera que estos sean, disiente con algún punto, por mínimo y argumentado que fuera el desacuerdo, con alguna de las reivindicaciones del movimiento trans, en especial las más controvertidas.

Violencia política:

Históricamente, en España se asociaba el término “violencia política” a los hechos de naturaleza agresiva que atentaban contra la integridad física de representantes públicos por motivos ideológicos. Ahora designa a cualquier expresión proveniente de formaciones ajenas a la extrema izquierda y que ligeramente incomoden a cualquiera de los miembros de esta, especialmente si recuerdan los motivos de carácter lúbrico que pudieran haber facilitado su acceso a determinados puestos.