Antonio de la Torre: "La izquierda tiene que volver a creer en la colectividad"
El actor interpreta en "La contadora de películas" a un minero chileno de finales de los sesenta, en un filme sobre el poder transformador y evasivo del cine
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Llega cansado, visiblemente más delgado y con una barba ajada. La sonrisa y la presencia, sin embargo, es la misma. No hay tiempo para el descanso, pero sí para el trajín promocional de "La contadora de películas", que estrena esta semana. Antonio de la Torre (Málaga, 1968) aterriza en la Seminci, donde se reúne con LA RAZÓN, recién llegado de Tortosa, donde se encuentra rodando la nueva película de Pilar Palomero ("Las niñas"): "Anoche rodé hasta las doce, y me he venido a Valladolid en coche. Por eso tengo esta cara de loco. Mi personaje tiene que estar más delgado, pero es que he dormido en un coche de camino hacia aquí. De todas formas, estaría incluso aún enfermo, porque ha sido un proyecto precioso que quiero apoyar y acompañar en todo el proceso", explica sincero el intérprete.
En su nueva película, rodada en el árido desierto de Atacama y en la que da vida a un cabeza de familia, minero y chileno, De la Torre ha llevado al límite sus capacidades lingüísticas para con el alambicado acento trasandino: "La pega fue harto dura. Es difícil la weá", comienza bromeando el actor, imbuido de los modismos. Y sigue: "Me gusta decir que se hizo lo que se pudo. Trabajé con Moira Miller, que es la directora de casting y coach en muchas de las películas de Sebastián Lelio, por ejemplo. Al principio trabajamos por Zoom, pero cuando pude por fin ir allí fue un proceso de inmersión total. Me leía todo lo que podía, me levantaba escuchando la radio... El chileno es un acento muy rico. La cantidad de palabras es abrumadora. Pero para trabajar en ello íbamos puliendo las frases poco a poco. Mi teoría es que el chileno, por compararlo con los acentos españoles, está entre el andaluz y el canario. Sabía que por ahí estaba mi puente", confiesa De la Torre, frenético y enérgico como siempre.
"En un mundo ideal, me hubiera ido un año o dos a Chile, pero el cine es distinto, tiene ritmos distintos. Joder, Víctor Erice ha hecho cinco películas en toda su carrera. Como actor, me encantaría estar tres o cuatro años preparando un papel, pero no soy rico. Tengo una vocación muy grande, talento ya no sé, y eso me lleva a ser consciente de mis limitaciones", apunta el actor sobre un proyecto al que llegó, dice, por razones distintas a las que encontró ya en el rodaje. "Honestamente, no llego al proyecto ni por la parte del amor al cine ni por la política. Me dijeron que el proyecto se iba a rodar en Chile, con la directora de "Italiano para principiantes" y la protagonista de "The Artist". ¡Cómo no iba a estar interesado! Además íbamos a rodar en el desierto de Atacama. Soy una persona muy de izquierdas, y Allende era un referente, pero no tiene comparación con el conocimiento y la investigación que vino después, cuando ya sabía que iba a hacer la película", completa arrojando luz sobre la política y su relación personal con Chile, que va a monopolizar el resto de la conversación.
"Allende es lo más cera que hemos estado del socialismo real".Antonio de la Torre
"Fueron dos meses increíbles, quedé impresionado por el Museo de la Memoria, o el renombramiento de una plaza como Plaza de la Libertad, tras el Estallido Social. Todo el tema social y político es el que me enamoró ya allí y el que más recuerdo. Entré en la película de una forma y salí de otra. Me hice muy amigo de Ariel Mateluna, protagonista de "Machuca", por ejemplo. Una de las maquilladoras me dejó unas claves de servicios públicos, y empecé a ver las películas de Patricio Guzmán, también. Dios mío, que maravilla. Mi fascinación por el país fue increíble. Salí muy enamorado de Chile", se apresura a explicar De la Torre, que en "La contadora de películas" es la encarnación viva de la masa social que aupó a Allende a La Moneda: explotado, precarizado y violentado por el neo-colonialismo, aquí en forma de capataz alemán (Daniel Brühl).
"Para ambas cosas, la investigación política y la de la lengua, me ayudaron mucho los discursos de Allende y hasta los de Boric. Estaba 24 horas oyendo y pensando a Chile. Me traigo de la película una gran admiración por el país y, al mismo tiempo, una pena, porque pienso que Allende fue lo más cercano que hemos tenidos al socialismo real en la historia de la Humanidad. Y es que ese socialismo es la única salida a la crisis climática y global que tenemos, con ocho mil bocas hambrientas en un planeta finito. Tenemos que deconsumir y trabajar de manera colectiva, la izquierda tiene que volver a creer en la colectividad, y Allende estuvo muy cerca de conseguir eso. Luego está esa frase, tan de entrevista, pero te la voy a decir, que es que las películas me interesan mucho más por la experiencia que lo que yo puedo hacer como actor. Para un europeo ir de Santiago a Calama, donde no hay una puta casa, es increíble. Es como un lugar alejado de las sucias zarpas de los humanos", dispara meridiano el intérprete, fascinado todavía por la experiencia.
"Si hay una repetición electoral, Abascal será Vicepresidente"Antonio de la Torre
Al haberse puesto en la piel del ex-Presidente de Uruguay, Pepe Mújica, y ahora llevando a hombros a un minero maltratado, cabe preguntarle al actor por la memoria en términos comparativos. ¿Cómo cree él que está España en relación a dos realidades, la uruguaya y la chilena, que bien admiten comparación? "Obviamente, me relacioné con gente muy de izquierdas, con mucha afinidad política, pero el recuerdo es maravilloso. Pero es curioso, porque Chile, pese al poco tiempo que ha pasado, ya es otro país distinto al que yo estuve. Y con Uruguay me pasó exactamente lo mismo", explica antes de continuar: "En la comparación, España queda bien y mal. Creo que estamos parejos, empate a uno. Todo lo que te he dicho es cierto, pero luego la nueva constitución no salió adelante en Chile. Creía, sinceramente, que el país se iba a convertir en un referente de nuevo. Nosotros hemos estado a punto de tener a Abascal de vicepresidente del Gobierno. Y te digo más, toco madera para que no lo sea. Porque si hay una repetición, lo será. Seguro. La gente le vio las orejas al lobo, dudaba, y se echó a la calle a votar para empatar el partido. No ganarlo, porque no se ganará hasta que no gobiernen los partidos progresistas y se apruebe la legislatura. Por eso vuelvo a Allende, que dijo que se moría sabiendo que el mundo con el que soñaba llegaría. No se me ocurre un mejor legado que el de un hombre que, en el momento de su muerte, piensa en un futuro esperanzador", se despide.