El Caravaggio de los "cien millones", comprado por un "filántropo generoso"
El cuadro ha sido adquirido por un anónimo comprador con la voluntad de que "esté expuesto al público en España", de donde no puede salir
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El "Ecce homo" de Caravaggio que fue hallado por sorpresa en 2021 sigue su periplo a través de los tiempos. La obra, de más de cuatro siglos de existencia, de Italia a España y a través de las guerras napoleónicas, continúa escribiendo su propia historia en busca de su destino. El lienzo, uno de los seis del artista italiano que se conservan en España, ha sido adquirido por un "filántropo generoso" por una cantidad millonaria pero no revelada y su nuevo propietario tiene la intención de que el cuadro se encuentre "expuesto al público" en nuestro país de donde no puede salir, al encontrarse bajo la protección de Bien de Interés Cultural (BIC).
La condición de su exposición era también la de la anterior familia propietaria, los Pérez de Castro, que primaron esa voluntad, si bien ahora el destino del lienzo ya no está en sus manos. El futuro inmediato será su puesta al público durante nueves meses en el Museo del Prado a partir del 28 de mayo, como fue anunciado ayer. Jorge Coll, consejero delegado de la galería Colnaghi, que se ha encargado de las labores de restauración, atribución y venta de la obra, explicó que la pieza despertó mucho interés y que la venta en estas condiciones era una solución que "satisfacía a todas las partes". En este sentido, recordó, que cuando se produjo la oferta, por una cantidad que no ha podido ser revelada por la existencia de acuerdos de confidencialidad, el Estado tenía derecho de tanteo y retracto que decidió no ejercer.
Eso sí, el precio de la obra podría haber sido muy superior de haberse realizado en condiciones de subasta libre con postores internacionales, y podría haber alcanzado una cantidad "superior a los cien millones de euros". La cantidad final estaría, según estimaciones, bastante por debajo de la mitad. "Se buscó la mejor solución para todas las partes", insistió Coll, que recordó que, de producirse en el futuro una nueva venta, el Estado mantendría los derechos prioritarios para igualar la oferta y adquirir el Caravaggio. El elevado precio de compra podría haber sido la causa de las reticencias del Estado para la compra de la pieza, aunque en el futuro, esa oportunidad podría volverse a dar con mejores perspectivas para las arcas públicas. Desde la galería, sin embargo, tampoco han podido descartar que, ante la falta de interesados o de acuerdos con las instituciones, la obra pueda no estar expuesta al público.
La obra iba a salir a subasta el 8 de abril de 2021 por apenas 1.500 euros, con el título de “La Coronación de espinas”, atribuido al círculo de José de Ribera, pintor seguidor del estilo del maestro italiano. Sin embargo, ante la alerta del Museo del Prado, que tenía "sospechas fundadas" de que se trataba de una pieza de mucho mayor valor artístico, la venta fue frenada por el Ministerio de Cultura. En ese momento, comenzó una fase de estudio de la obra que convirtió esas sospechas en pruebas documentales de la autoría del italiano avaladas también por la historiadora María Cristina Terzaghi, una de las mayores expertas en el gran maestro. En mayo de 2021 una delegación de expertos del Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid inspeccionaron por primera vez la supuesta obra de Caravaggio y la declararon Bien de Interés Cultural.
Los propietarios de la obra eran la familia Pérez de Castro Méndez, descendientes de Evaristo Pérez de Castro, redactor de la Constitución de Cádiz en 1812 y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), quien había intercambiado esta obra de Caravaggio por otra de mayor interés para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, según los archivos de esta institución. La obra era una herencia familiar de los tres hijos de Mercedes Méndez Atard, artista e hija de Diego Méndez, arquitecto del Valle de los Caídos, quienes contrataron los servicios de Colnaghi, uno de los anticuarios más importantes del mundo.
A partir de ese momento, los propietarios solicitaron autorización para restaurar la obra, que no se llevó a cabo en el Museo del Prado, a pesar del papel de la pinacoteca en el hallazgo de la obra, sino en la galería Colnaghi. "El Prado tiene uno de los mejores talleres de restauración del mundo -dijo Coll-. Sin embargo, la familia decidió otra alternativa con otro equipo que se encuentra entre los mejores". Entre ellos, el italiano Andrea Cipriani, junto a otros expertos italianos en la obra de Caravaggio como Claudio Falcucci y Carlo Giantomassi, que trasladaron su residencia a la capital española para llevar a cabo el proceso durante varios meses.
Según ha explicado Coll, la obra se encontraba en buen estado a tenor de sus vicisitudes. Había sido sometida a otros dos procesos de restauración previamente, pero no presentaba daños graves, más allá de diferentes barnices. Los trabajos han resultado "agradecidos". De la misma manera, explicó que los trabajos de atribución, cuyas conclusiones al detalle se harán públicas el próximo 27 de mayo en el museo del Prado, han sido "más sencillos de lo esperado". "El consenso ha sido total o casi total", reveló Coll. Ese será el próximo capítulo de esta historia, su presentación "en sociedad" en la gran pinacoteca. Y quizá estemos un paso más cerca de que el cuadro encuentre su destino.