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Brian de Palma hace a Weinstein protagonista

Era cuestión de tiempo que alguien en Hollywood tomara la espeluznante historia del productor Harvey Weinstein y la hiciera película

Brian de Palma, en la imagen, ha sido el primero en coger el «caramelo» de la historia de Weinstein para llevarla al cine / Twitter
Brian de Palma, en la imagen, ha sido el primero en coger el «caramelo» de la historia de Weinstein para llevarla al cine / Twitterlarazon

Era cuestión de tiempo que alguien en Hollywood tomara la espeluznante historia del productor Harvey Weinstein y la hiciera película.

Cuestión de tiempo. Que alguien en Hollywood tomara la espeluznante historia del productor Harvey Weinstein y la hiciera película. Que un guionista pusiera diálogos a la pesadilla. Que un estudio se aprestara a financiar un proyecto que hace apenas una semana, antes de que Weinstein declarase en una comisaría de Manhattan, habría parecido quimérico. Pero Weinstein tiene líos más sustanciosos en estos momentos que el de ponerse a pleitear con los responsables de un «biopic» que anuncian entre la ficción realísima y la crónica notarial. Al final el hombre con la misión de esculpir la fábula será Brian de Palma.

Lejos de sus años de gloria, desorientado y torpe incluso cuando cuenta con un material tan fabuloso como «La dalia negra», la espléndida novela de James Ellroy a la que apenas sí supo sacar lustre hace unos años, pero todavía un director con currículum suficiente como para tener en cuenta sus próximos pasos. La espoleta del #MeToo tenía que hacerse cine. Weinstein presuntamente violó y amenazó a decenas de actrices. Contaba con una todopoderosa red de abogados. Con amigos en suficientes estudios como para arruinar carreras. Con socios en revistas y cadenas sensacionalistas para comprar cualquier posible reportaje en su contra y enterrarlo. «Conozco a mucha de la gente envuelta», le ha dicho De Palma a la agencia de noticias AFP, y añade que «ha escuchado historias a lo largo de los años».

Según el responsable de mitos del cine de terror como «Carrie», la única condición obvia era borrar el nombre de Weinstein. Pero aspira a mantener lo esencial. Los testimonios de tantas mujeres a las que Weinstein habría agredido. La singladura del productor épico, amado y temido, coleccionista de premios, al que se le cayó el mundo encima cuando sus víctimas largaron en unos reportajes demoledores del «New Yorker» y el «New York Times». La película, si alcanza a merecer la pena, si De Palma recupera el pulso truculento pero preciso de, pongamos, «Scarface» y, sobre todo, de la estupenda «Atrapado por su pasado», quizá ayude a diferenciar en el imaginario colectivo entre lo indefendible, o sea, los crímenes de hombres malvados, de bobadas tan estupefacientes como las acusaciones contra Morgan Freeman, al que recientemente la CNN le dedicó un reportaje donde poco más o menos concluían que el tipo no es elegante.