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Carmen Machi: "El machismo no entiende de ideologías" | Festival de Málaga

«Tratamos demasiado bien a las mujeres», de Clara Bilbao, la enfrenta a Antonio de la Torre, un maqui que busca refugio en su pueblo
Carmen Machi: "El machismo no entiende de ideologías" | Festival de Málaga
Carmen Machi: "El machismo no entiende de ideologías" | Festival de MálagaÁLEX ZEA / FESTIVAL DE MÁLAGA
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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La pregunta es clara. Tras hacer de matriarca enajenada por Dios en «La mesías» y de falangista psicópata en «Tratamos demasiado bien a las mujeres», ¿le gusta un poco a Carmen Machi odiar sin vergüenza a sus personajes, abrazar quizá la maldad? «Sí, me siento cómoda siendo la hija de puta. Es muy gozoso y el buenismo no luce lo mismo. Me pasa en cine y me pasa en teatro, porque es mucho más divertido. Dame personajes lo más alejados de mí, dame asesinas y dame mujeres amorales. Yo quiero que se me encoja el cuerpo, tener que recordarme que estoy actuando», confiesa la ganadora del Goya, que presentó ayer en el Festival de Málaga el esperado debut de la figurinista Clara Bilbao en la dirección.
Y sigue: «Todo lo que sea arriesgado me pone muchísimo. A los personajes hay que defenderlos a muerte incluso aunque puedan generar odios, pero es que esta señora me hace mucha gracia. Es una metáfora del mal, de la muerte y de la crueldad, de lo absurdo de la guerra», explica, enfrentada aquí a su querido Antonio de la Torre, un maqui huido que busca refugio en su pueblo junto a su disfuncional regimiento.
De la Torre y Machi y en "Tratamos demasiado bien a las mujeres"
De la Torre y Machi y en "Tratamos demasiado bien a las mujeres"FILMAX
Machi, siempre lo mejor de las producciones en la que participa, se viste en el filme de una particular novia de la muerte en las postrimerías de la Guerra Civil, en una película que va del esperpento a lo sesudo, por la vía del humor negro. Con un reparto que completan Julián Villagrán, Isak Férriz y un notable Óscar Ladoire, «Tratamos demasiado bien a las mujeres» es una película de asedio infinito: encerrados en una estafeta de correos, los personajes, de todos los bandos, se intercambiarán odios en estanco, a medio camino entre una obra teatral de Valle-Inclán y algo más propio de una ópera buffa.
"Sí, me siento cómoda siendo la hija de puta. Es muy gozoso y el buenismo no luce lo mismo"Carmen Machi
«Entre muerte y sinsentido, la comedia negra es lo más útil para hablar de todo», opina Machi, que aquí se desata, vestida de blanco, esperando a su futuro marido, un gerifalte franquista que nunca llega. Y añade: «Se puede derrapar, lo que no se puede es tener miedo. Clara (Bilbao) nos pedía constantemente más, así que le di más. Si te pasas, tienes que hacerlo con verdad, con sentido común dentro de lo irracional. Mi personaje se ríe a carcajadas de la muerte ajena, ¿cómo no va a ser absurda? Es una elección muy valiente de la directora y, sobre todo, muy consciente», reflexiona la actriz.
«El machismo no entiende de ideologías, le da igual. Esta es una mujer, de derechas, que está en contra del paternalismo, en contra de la reducción al mínimo. Hasta en una guerra hay espacio para el machismo, y me parece increíble», apunta Machi, que también reflexiona sobre lo que tardan en llegar las oportunidades para directoras en nuestro país. ¿Trata, el cine español, demasiado mal a sus mujeres? «Cada vez es menos novedad, pero lo sigue siendo. Yo he intentado trabajar mucho con directoras, y no me llama la atención, pero es algo que no está generalizado. Por suerte, como en la propia vida, cada vez nos chirría más el machismo. Y, por suerte, esas mujeres directoras ya no hacen películas enfocadas solo a lo femenino, sino que tienes también a una mujer como Carlota Pereda haciendo género, haciendo terror. Llamaba la atención, pero hay que ser un poco más espabilados, porque vendrán más», añade la actriz.
Conscientemente esperpéntica, a veces enrevesada de más y a veces propia de un cruce entre José Luis Cuerda y Álex de la Iglesia, lo que es halago y lastre, «Tratamos demasiado bien a las mujeres» es, ante todo, una carcajada en la oscuridad y un prodigio de lo técnico, gracias a la fotografía de Imanol Nabea.