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Cine

La catarsis de Kristen Stewart en su debut como directora

Ofrece un relato enrevesado sobre la marca del abuso sexual en la vida de la exnadadora Lidia Yuknavitch y su transformación a través del arte

Imagen del rodaje de 'La cronología del agua', el debut de Kristen Stewart como directora 'LA CRONOLOGÍA DEL AGUA' - SEMINEUROPAPRESS

La actriz estadounidense Kristen Stewart se sumerge en la catarsis de la exnadadora y escritora Lidia Yuknavitch en 'La cronología del agua', adaptación del 'best seller' autobiográfico que lleva a la pantalla en un visceral y prometedor debut como directora.

Tras su estreno mundial en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, la ópera prima de Stewart ha tenido su primera proyección en España en la Sección Oficial de la 70 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). La directora ha contando con la colaboración de la propia Yuknavitch como coguionista para construir este filme protagonizado por la actriz Imogen Poots, quien encarna con habilidad a esta mujer marcada física y emocionalmente por los abusos.

Cuatro actos

El filme se divide en cuatro actos que hacen referencia a esa 'cronología del agua' y arranca con planos detalle de agua corriendo, sangre, llantos y miedo en la mirada, elementos que se repetirán a lo largo del filme para incidir en el trauma de la protagonista. La primera parte se sitúa en la infancia de Lidia en su casa familiar junto a una madre (Susannah Flood) ausente y un padre (Michael Epp) que abusa sexualmente de su hermana, Claudia (de mayor, Thora Birch), quien es un referente de la pequeña hasta que decide abandonar el lugar para salvar su propia vida.

A medida que crece, Lidia pasa a ser objeto de la violencia de su padre, hasta convertirse en una joven universitaria gracias a su habilidad para la natación, ejercicio en el que aplica toda la velocidad posible, como si huyera. En esta etapa, la joven encuentra su propia libertad, se pierde entre las adicciones, mantiene relaciones tóxicas y se autodestruye, con la suma de nuevas experiencias traumáticas.

Sin palabras

Es incapaz de poner palabras al abuso y sus consecuencias, y, como hacía desde niña, plasma todo escribiendo a bolígrafo. Esta mirada a la escritura como vía de escape evoluciona en el resto de la película, en la que encuentra en Ken Kesey como mentor (Jim Belushi), se introduce en la bisexualidad y recurre a prácticas lesivas, todo ello mientras avanza hacia el éxito como escritora al ser capaz de reflejar lo vivido en forma de relato. Pese a que el dolor lo impregna todo en su vida, es finalmente capaz de hallar a través del arte la forma de recomponerse.

Stewart, que cuenta con Corey C. Waters en la fotografía, recurre a continuos símbolos visuales para retratar, con intensidad, el desgarro de Lidia. Apuesta por una estética envolvente, marcada por los silencios, los planos detalle y una estructura compleja y no lineal, con flashbacks abruptos y necesarios hacia la infancia de la protagonista. La actriz presenta un debut prometedor que refleja su intención de adentrarse en el cine de autor también como directora, tras haber experimentado ya en el género como intérprete de la mano de Olivier Assayas y Kelly Reichardt, con quien, precisamente, compite ahora por la Espiga de Oro de Seminci.