Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

El cine adelanta el apocalipsis

Siguiendo la estela de los últimos meses, las salas se llenan con filmes de cierto calado pesimista
"Oppenheimer"
Cillian Murphy en "Oppenheimer" Universal
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

Creada:

Última actualización:

Está la Guerra de Ucrania y la de Gaza, y también los autoritarismos de Europa, Asia y América. Una noticia advierte de que los afluentes del Amazonas bajan escasos de caudal y, otra, de la obsesión por la juventud y de la búsqueda de una belleza ideal alentada desde las redes. Se habla del deshielo, de la desaparición de la sociedad del petróleo, de las altas temperaturas, del retroceso de los bosques, de la escasez de trabajo que aventura la extensión de la robótica y la IA, del tambaleo de la democracia y del perpetuo ascenso de los precios en los alimentos, en las casas, hundiendo a la clase media....
Las películas siempre ha sido un buen termómetro de la sociedad. No hay nada que dé más dinero que los miedos atávicos y la industria cinematográfica se aprovecha de eso: el desorden, el caos, la falta de leyes, la violencia,,. Todos los años llegan a la cartelera estrenos de distopías o que rondan lo apocalíptico, pero desde hace tiempo parece que se ahonda en este punto.
Un crítico del «The New York Times» ya lo advertía en un artículo. Desde inicios de este año, las salas se han llenado con filmes de cierto calado pesimista. Ahí está «Furiosa», que habla de un mundo desvanecido en el caos y que está ambientada en el mundo de Mad Max, un lugar donde el agua, el petróleo y las materias primas valen más que la propia vida de los individuos, algo que, bien mirado, tampoco está tan alejado de la realidad actual, donde el coltán condena a cientos a la esclavitud; «Oppenheimer», que nos anuncia el fin de una época y comienzo de otra o «Civil War», del irregular pero interesante Alex Garland, que habla de lo que hasta no se ha hablado: la probabilidad de que comience una guerra civil en los Estados Unidos, más que una realidad, una forma de hablar de la bipolaridad y la división que existe en esa sociedad.
Pero esto no para aquí. Este otoño llegan nuevas propuestas que inciden en esta arista de la realidad. «Megalópolis», de Francis Ford Coppola discurre por este vector y ya ofrece una visión nada optimista. La esperadísima segunda parte de «El Joker», que ha tomado la senda del musical, en el fondo, no deja de ser la mirada a su entorno (deprimido, sin coberturas y fundamentado en las desigualdades sociales) de un par de pirados, la de su protagonista y la de su novia. Y, ya puestos a mostrar debates, ahí está el regreso de Demi Moore a la gran pantalla, con una trama que recapacita sobre la imposición de mantenerse joven, no importa a la edad que sea, y que, parece ser, es una cinta de gran crudeza. Pero si aún no se sienten incómodos sobre tanto vaticinio negativo, esperen, que ya ahí está esperando el remake de «Nosferatu». La mirada, dicen, es el espejo del alma. Y el cine, un reflejo de nuestros temores.

Archivado en: