
Asia
Taiwán apela a naciones democracias acciones concretas frente al «expansionismo autoritario» de China
El presidente isleño, William Lai, reafirma en un encendido discurso su determinación de hacer frente a la presión y asertividad del régimen de Xi Jinping

El presidente de Taiwán, William Lai Ching-te, instó este miércoles a las naciones democráticas a unirse y tomar «acciones concretas para abordar la amenaza del creciente expansionismo autoritario de China», advirtiendo que la isla no será el único objetivo de Pekín «en su afán por cambiar el orden internacional basado en reglas».
En un contundente discurso durante la inauguración del Foro Ketagalan de Seguridad en Taipéi, Lai advirtió que el «creciente autoritarismo» chino en la región del Indo-Pacífico «no se detendrá en Taiwán». Ante una audiencia de alto nivel que incluía a la ex embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, y al ex primer ministro japonés Yoshihiko Noda, el líder isleño subrayó que «Taiwán enfrenta la amenaza inmediata de China, pero no se dejará intimidar», una clara señal de su firme determinación de hacer frente a la presión y asertividad de la potencia continental. Las declaraciones del controvertido mandatario taiwanés reflejan las crecientes tensiones y la rivalidad estratégica entre los territorios, en un contexto de intensificación de la competencia entre Washington y Pekín por la hegemonía regional en el Indo-Pacífico. Por tanto, sus advertencias pretenden movilizar a sus aliados democráticos para contrarrestar la influencia china en la región.
Por otra parte, el soberanista denunció que el «autoritarismo» del régimen comunista se ha elevado en los últimos años y se ha vuelto «más agresivo», y como ejemplo destacó los ejercicios militares en el Estrecho de Taiwán, el Mar del Sur de China y el Pacífico occidental, a veces en colaboración con Rusia. Además, denunció que dichas «acciones pretenden intimidar a sus vecinos y socavar la paz y estabilidad regionales», y acusó a Pekín de desplegar «presiones económicas y tácticas de guerra híbrida con el objetivo de cambiar el orden internacional basado en reglas».
Precisamente, este mes Lai anunció su intención de aumentar el gasto militar hasta un «máximo histórico» de 647.000 millones de dólares taiwaneses (unos 20.000 millones de dólares) en 2025, una cifra vista como «insuficiente» por expertos. De ser aprobado por el Parlamento, el presupuesto de Defensa supondrá alrededor del 20% del gasto total del Ejecutivo para el año próximo, y representará cerca del 2,5% del PIB.
En este contexto geopolítico, cada vez más tenso, Lai no dudó en reiterar durante su alegato su intención de «colaborar» con China, pese a que el diálogo oficial entre ambas partes lleva suspendido desde 2016. «Demostraremos la fortaleza de la disuasión, evitaremos la guerra y lograremos nuestro objetivo de paz», expresó. Por otra parte, subrayó que «su país está dispuesto a llevar a cabo intercambios y cooperar para lograr la estabilidad en el Estrecho», siempre bajo los «principios de paridad y dignidad». Pero, hasta ahora estas propuestas se han topado con la oposición frontal del régimen de Xi Jinping, que insiste de forma tajante en que la «reunificación» es una «tendencia histórica imparable».
Desde las elecciones del pasado enero, en las que venció con un 40% de los votos, el nuevo presidente taiwanés ha reiterado su oferta de diálogo a China sin «condiciones políticas previas», sobre la base de que la República China (denominación oficial de Taiwán) es un país soberano y que su futuro debe ser decidido por sus habitantes. Por su parte, Pekín sostiene que cualquier contacto oficial con el Gobierno en Taipéi debe realizarse sobre la base del «Consenso de 1992» y del «principio de una sola China» por el que se considera como el único representante legítimo en el mundo, y, a la isla gobernada de forma autónoma desde 1949, como una «parte inalienable» del territorio chino.
El Gobierno chino acusa a Lai de ser un «obstinado independentista», un «alborotador» y un «destructor de la paz a través del Estrecho». En un intento de «castigar» al líder por no respetar los deseos de Xi Jinping, días después de su investidura llevó a cabo una serie de gigantescas maniobras y patrullas militares en torno a la «isla rebelde». El avistamiento casi diario de buques de guerra, cazas y aviones no tripulados chinos en torno a la isla pone de relieve la intensa presión que ejerce Pekín. Además, Lai se ha enfrentado a serios desafíos internos, pues los partidos de la oposición en la asamblea legislativa aprobaron una serie de proyectos de reforma que, según los críticos, podrían aumentar la capacidad de injerencia china en sus asuntos internos.
Así pues, Lai ha prometido la continuidad de la política de relaciones a través del Estrecho respecto a la expresidenta Tsai Ing-wen. El mandatario ha aseverado en otras ocasiones que «la paz no tiene precio y la guerra no tiene ganadores», y ha dejado patente su intención de mantener el actual statu quo en el estrecho y no declarar la independencia de Taiwán. Cabe destacar que, a nivel internacional, su predecesora gozó de un amplio reconocimiento por haber trazado una política de principios, firme y pragmática en las relaciones entre ambos lados del Estrecho. De hecho, estos atributos fueron determinantes para atraer un mayor apoyo global.
✕
Accede a tu cuenta para comentar