Crítica de 'Sting. Araña asesina': Cuidado con el bicho ★★★

Arañas con mala leche ha habido, y habrá en el futuro, imaginamos, muchas en el cine, aunque yo personalmente me quede con «Arac Attack» (Ellory Elkayem, 2002), un cómico y terrorífico homenaje a las gloriosas películas de insectos gigantes realizadas en los años 50. Ahora nos llega otra ración de patitas peludas en esta cinta australiana dirigida con bastante seriedad por Kiah Roache-Turner, aunque esta vez el animalito ha llegado del espacio. Es de noche en Nueva York y, fuera, se desarrolla una brutal tormenta de nieve mientras un misterioso objeto cae del cielo y rompe la ventana de un desvencijado, cutrísimo, bloque de apartamentos. Y, sí, es una especie de huevo como aquellos que aparecían en «La invasión de los ladrones de cuerpos» del que acaba saliendo uno de estos bichos que tanta fobia provoca a media humanidad.

Charlotte, una niña de 12 años algo marisabidilla y obsesionada con los tebeos, la encuentra y decide quedarse con ella, ponerle de nombre Sting (bien elegido) y alimentarla a base de cucarachas, lo que hace que la criatura crezca de tamaño a toda pastilla. La madre de la joven, tras perder a su primer marido, se ha casado con Ethan, que es dibujante de cómics y con quien acaba de tener un bebé. Y, como Charlotte se siente más sola que la una, mima a su «cosa» con abundantes raciones de comida hasta que esta se escapa y decide ampliar la estricta dieta.

Primero, con las pobres mascotas de los vecinos y, segundo, con los propios vecinos. Que no pueden ser más excéntricos y raritos, de una viuda hispana que parece haber perdido a toda su familia, por lo que dedica a empinar el codo todo el día, a un asiático bastante friqui que estudia peces para Dios sabe qué o una férrea señora a la que solo le falta la escoba para tratarse de una bruja. Hay en esta entretenida cinta varias muertes resultonas con su punto gore, un humor más negro que la protagonista y uno de esos finales que dicen a gritos «continuará». Esperemos la sentencia de la taquilla.

Lo mejor: Hay varias muertes bastante resultonas y un humor tan negro como su protagonista.

Lo peor: Que no ofrece nada nuevo bajo el sol del cine con arácnidos malévolos y hambrientos.