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El ofico le rinde homenaje: A. Vicente Gómez, Enrique Cerezo y Pedro Pérez

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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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Gran maestro

Andrés Vicente Gómez
Como alguien definió en su día a Orson Welles, también Elías Querejeta comenzó en el cine español como gran maestro para terminar de «enfant terrible». En 1966, junto a Carlos Saura , creó «La caza», una de las grandes películas españolas de todos los tiempos. Después, de la factoría Querejeta salieron una docena de grandes cintas que se proyectaron en todos los festivales del mundo y que crearon el Nuevo Cine Español. Cincuenta películas después, se había convertido no sólo en el mejor productor español de todos los tiempos, sino también en el más valiente y creativo. Mi relación profesional con Elías comenzó en 1970 como colaborador suyo para todos los asuntos relacionados con sus filmes en el extranjero y gestor de co-producciones. Pasear con Elías por todos los festivales internacionales procurando defender unas películas creadas con las dificultades de una dictadura en España fue mi mejor universidad. A él le debo mi pasión por la producción de cine. Como persona, siempre admiré su capacidad de seducción, su pasión por la vida, su coherencia y su actitud desafiante ante las dificultades.

Las 24 horas

Enrique Cerezo
Elías Querejeta ha sido uno de los profesionales que ha aportado seriedad a la producción española. Desde que empezó a trabajar en la industria, tanto con «La caza» como con el resto de películas de Carlos Saura, hizo que nuestro cine tuviese repercusión no sólo dentro de nuestras fronteras, sino también fuera de España. Como persona, Elías era un hombre que vivía para el cine las 24 horas del día. Estaba presente en todo el proceso de realización de sus películas: le gustaba colaborar desde en la redacción del guión hasta en el montaje de las escenas. Es una pena que nos haya dejado, pero debemos pensar que también nos ha legado una obra grande e importante y, sobre todo, un camino a seguir. Él supo ser un profesional independiente en circunstancias sociales y políticas muy difíciles y superó las adversidades de la industria en relación a un tipo de producción. Creo que eso nos puede enseñar mucho en estos tiempos difíciles: nosotros también debemos superar las adversidades de este momento duro que estamos viviendo.

Tensión creativa

Pedro Pérez
Un productor no debe ser sólo el que busca la financiación o el que regatea los gastos de una película: debe tener un permanente equilibrio inestable con el director. Las mejores películas nacen de grandes disputas, de esa necesaria tensión creativa en la que se debe implicar el productor, si se concibe este último como en el gran cine, que es como lo hacía Elías. Por eso, entre otras cosas, lo admiraban en todos los festivales que pisaba y es la única persona a la que hemos hecho miembro de honor de la Federación de Productores. Él ha sido el ejemplo más claro de cual debe ser la relación de un productor con su película: se implicaba desde la gestación de la idea y no la dejaba hasta que acababa su recorrido, y discutía, en el mejor sentido, con el director, llegando incluso a repetir alguna secuencia que no salía como él quería. Todo eso hace que cuando ves alguna de sus cintas, sea quien sea el realizador (ha trabajado con noveles y consagrados), todas tienen su sello. Es irrepetible. Ahí nos deja su cine, su manera de pensar y sus elegantes salidas de tono. Indudablemente, nos hemos quedado huérfanos.