Japón aterra San Sebastian

En todos los festivales de cine hay cortometrajes y este certamen no es una excepción, con el aliciente de que son de género y escuché a alguien decir que los había mejor que algún largo. Aparte de los cortometrajes que se proyectan antes de algunas películas, ha habido una sesión maratoniana de más de dos horas.

En cuanto a películas, para hacer honor a la característica de sucursal de Sitges, "Black Hollow Cage", de Sadrac González-Perellón, tenemos una casa muy grande en medio de un bosque, una niña de trece años que vive allí y por culpa de un accidente de tráfico su madre muere y ella pierde un brazo, la niña odia al padre porque le culpa por el accidente. La pequeña repugnante tiene un brazo artificial y mecánico, además tiene una perra loba a la que le han adaptado un aparato para que pueda hablar y llama a la niña: "mamá". Esto sería un cortometraje muy bonito y original, pero una vez descubierta la locura de que por mucho aparato que le pongan un perro jamás hablaría, uno se aburre de lo lindo. Noche dedicada al cine japonés. "Jojo's Bizarre Adventure: Diamonds Is Unbreakable", de Takashi Miike, está basada en un manga y se rodaron bastantes planos en Sitges. Es una historia muy entretenida, muy violenta, todo se inicia por un extraño peinado que lleva el protagonista que no tolera que se rían de él y le digan nada sobre su peculiar pelo. Algunos de los personajes tienen algo dentro a lo que llaman "Stand"y cuando se enfadan surgen de detrás de ellos enormes robots mecánicos preparados para luchar, los típicos robots característicos del manga, lo malo es que el que pierde puede llegar a herir o incluso matar al propietario de dicho "Stand". Entretenida película muy recomendable.

"Meatball Machine Kodoku", de Yoshihiro Nishimura, con el director presentándola en el festival y habiendo leído la sinopsis de la película parecía como un divertido y violento filme, pues no, tenemos unos sanguinarios extraterrestres que invaden Tokyo y quieren apoderarse del mundo. La salvación del planeta en manos de un apocado cobrador de deudas con una enfermedad terminal, a la media hora inicial de los cien minutos que dura ni se ven extraterrestres, ni violencia de ningún tipo, solo el protagonista que llega a aburrir aún más y a las horas que cayó esto por la noche...

Para terminar un horror que es un insulto llamarlo película, "Los Resucitados", de Arturo de Bobadilla, las cosas que dicen los personajes no interesan, son tonterías, la planificación no existe y primerísimos primeros planos, es la nada convertida en un producto digital.