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Los túneles de Londres que inspiraron a James Bond serán un museo de espionaje

Estos lugares subterráneos en los que Ian Fleming trabajó como espía militar se convertirán en un lugar expositivo

Daniel Craig en la última entrega de James Bond
Daniel Craig como James BondlarazonLa Razón

Durante la Segunda Guerra Mundial, Ian Fleming, creador de la universal figura de James Bond, no sólo fue escritor. Sus narraciones literarias no eran inventiva pura, sino que surgían en parte de una experiencia vital que para el autor fue clave en su producción artística. En aquella contienda, Fleming trabajó como espía secreto. Perteneció un tiempo a la inteligencia militar, trabajando regularmente con la organización de espionaje de Winston Churchill ubicada a 30 metros bajo tierra, a lo largo de un complejo laberíntico de túneles que se sitúa bajo el suelo del centro de Londres. Un entramado que le sirvió de inspiración a Fleming, y que ahora se prepara para mostrarse al público.

El complejo de túneles de Kingsway Exchange, que se extiende a lo largo de 8.000 metros cuadrados cerca de la estación de metro de Chancery Lane, albergó al Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE) y se dice que inspiró las novelas de Fleming. Ante esto, se ha decidido darle una nueva vida a esta red subterránea de la Segunda Guerra Mundial, abandonada desde hace tiempo, creando una exposición permanente sobre el espionaje y la historia inglesa de la inteligencia militar.

Se trata de un proyecto en colaboración del Museo de Inteligencia Militar con la empresa London Tunnels. En este complejo expositivo se inclujirán artefactos, equipos, armas y documentos originales, así como auguran una experiencia de alta tecnología. Tienen prevista la inauguración para 2028.

Estos túneles nacieron como medida de protección. Se construyeron a partir de 1940, cuando se trataba de proteger a los londinenses de los bombardeos, completándose las obras en 1942. Figura en ellos, además, una escalera por donde quienes huían podían descender desde la estación de metro de Chancery Lane, así como un pozo para proporcionar agua potable a quienes se quedasen atrapados bajo tierra. Una vez finalizó la Segunda Guerra Mundial, los túneles se convirtieron en una central telefónica. Fue en los años 50, en plena Guerra Fría, cuando funcionaban como centro de intercambio de comunicaciones internas.

En 1980, British Telecom adquirió este lugar, y se construyó en él el bar con licencia más profundo del mundo, para uso gubernamental. Ahora, con el nuevo proyecto expositivo, también quieren crear un bar del estilo, que pueda ser el más profundo de cualquier gran ciudad. Será una atracción triple: exposiciones, muestras inmersivas y el bar, contarán asimismo con proyectos sobre James Bond y la Guerra Fría.