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Estreno

Crítica de "Una casa llena de dinamita": una promesa de apocalipsis ★★ 1/2

Dirección: Kathryn Bigelow. Guion: Noah Oppenheim. Intérpretes: Idris Elba, Rebecca Ferguson, Gabriel Basso, Jared Harris, Tracy Letts, Moses Ingram. Estados Unidos, 2025. Duración: 112 minutos. Thriller.

Un fotograma de "Una casa llena de dinamita"
Un fotograma de "Una casa llena de dinamita"Imdb

Puede que haya llegado la hora de que alguien nos recuerde que el equilibrio geopolítico del mundo entero es mucho más frágil de lo que imaginábamos, como si las noticias no nos lo recordaran cada día. En todo caso, si Kathryn Bigelow quería alertarnos de la extrema vulnerabilidad de los sistemas de protección nuclear de Occidente y, por extensión, alentar la paranoia de una Guerra Fría que parecía haber sido sofocada hace décadas, “Una casa llena de dinamita” cumple, en formato de ficción especulativa, el objetivo de amagarnos el día. Es al pánico atómico lo que “No mires arriba” era al cambio climático: una promesa de apocalipsis.

Podría pensarse que la película aprovecha para meterse en camisas de once varas, y que esta era una excelente oportunidad para cuestionar la política estadounidense en materia de desarme nuclear, pero, salvo algún comentario insidioso acerca de la ineficacia de los misiles que deberían interceptar la destrucción de Chicago, Bigelow, como es de costumbre en su cine, está fascinada por la profesionalidad de una pandilla de expertos que hacen bien su trabajo. Lo que cuenta, pues, no es tanto mojarse políticamente sino atender a la urgencia, la cabeza fría, la lógica aplastante de los que, desde las oficinas del Pentágono o la Casa Blanca, están intentando evitar lo inevitable mientras piensan en sus seres queridos. Hay una cierta mítica del patriotismo bélico en el cine de Bigelow, que aquí encuentra su correspondencia en un retrato del presidente de los Estados Unidos, una suerte de Obama cálido y humilde (Idris Elba), algo inconsistente, como si su aparición solo sirviera para explicar la carga simbólica del título del filme.

En cualquier caso, el mayor problema de “Una casa llena de dinamita” es su discutible estructura narrativa. Hay tres actos, pero no equivalen a los clásicos planteamiento, nudo y desenlace. En realidad, lo que nos cuenta el primer acto -un mísil nuclear, disparado por ¿China? ¿Corea del Norte? ¿Rusia?, se dirige hacia Chicago- es lo que cuentan los dos siguientes, estos partiendo de diferentes perspectivas. La cuestión es que ese cambio de punto de vista funciona por acumulación, pero no aporta información relevante, no enriquece el relato, por mucho que introduzca nuevos personajes en la ecuación. “Una casa llena de dinamita” es una película de tesis que ha demostrado su hipótesis durante los primeros treinta minutos de metraje.

Lo mejor:

La eficacia narrativa del primer acto, tenso y sólido relato de lo fácil que se forja el apocalipsis.

Lo peor:

Las consiguientes repeticiones de la jugada, y la dimensión apolítica del conjunto.