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Museo del Prado

El día que el teatro pintó en El Prado

La Compañía Nacional se sumó a los actos de celebración del 200 aniversario de la pinacoteca con nombres como Blanca Portillo, Nuria Espert, José María Pou y Aitana Sánchez Gijón, entre otros

Ana Belén –apoyada por el piano de David San José– dio el toque musical con «España camisa blanca» y el blusón de «Los fusilamientos»/ FotosAlberto Nevado
Ana Belén –apoyada por el piano de David San José– dio el toque musical con «España camisa blanca» y el blusón de «Los fusilamientos»/ FotosAlberto Nevadolarazon

La Compañía Nacional se sumó a los actos de celebración del 200 aniversario de la pinacoteca con nombres como Blanca Portillo, Nuria Espert, José María Pou y Aitana Sánchez Gijón, entre otros

Parece que no hay institución –de un determinado peso– que no se vaya a ver salpicada por el 200 aniversario del Museo del Prado. La última en caer, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), que ayer celebraba el cumpleaños de la pinacoteca en su sede de la calle del Príncipe. Allí, en la Comedia, se iban a fusionar teatro y lienzos «con el propósito de fomentar el incesante diálogo entre disciplina y épocas que va trazando un viaje común a lo largo de los siglos», comenzaba Helena Pimenta, directora de la CNTC.

Lo siguiente, un ramillete de nombres que de por sí solos elevaban la cita a no menos que «interesante»: Mario Gas, Josep Maria Flotats, Blanca Portillo, Nuria Espert, José María Pou, Aitana Sánchez Gijón, José Luis Gómez, Vicky Peña, Manuela Velasco –sustituyendo a su tía Concha–, Emilio Gutiérrez Caba, Ana Belén, Verónica Forqué y Gonzalo de Castro. Los primeros espada se subían, de uno en uno, al escenario y, desde él, comenzaban a recitar textos que se fundían con los cuadros del museo. Para abrir boca, como no, un mito: «Las Meninas» (1656), en la voz de un Gas que decía así: «Velázquez, como buen director de escena, ha ido más allá de la transmisión del parecido y ha buscado la representación de la vida». De especial recuerdo resultó retomar algunos trazos del Segismundo y de «La violación de Lucrecia» que hace no mucho que marcaron época: Portillo, que mostró su frenética interpretación del texto de Calderón en 2012, aunque esta vez con el paralelismo con «Los dos sueños» (Moreno González, 1882); y Espert, que dejó una pincelada del Shakespeare que maravilló en La Abadía, ahora con «La muerte de Lucrecia» (Rosales, 1871) de fondo. Les siguieron Pou, con Cervantes y su interpretación del lienzo de Lizcano Monedero; Sánchez Gijón con «La regenta», de Clarín, adaptada a «El cardenal», de Sanzio; Gonzalo de Castro convertido en Max Estrella para replicar –con Gutiérrez Caba en el papel de Don Latino– los «Dos viejos comiendo», de Goya... Y una Forqué que, convertida en Doña Rosita la soltera y delante de «Antes de la boda» (Muñoz Degrain, 1882), dejó un buen sabor de boca entre los presentes.

Pasaron textos, interpretaciones, poesías y lienzos hasta que Ana Belén –apoyada por el piano de David San José– dio el toque musical con «España camisa blanca» y el blusón de «Los fusilamientos», de Goya, centrando la atención de la escenografía del momento. Y de despedida, vuelta de los actores a escena para recitar «Un atardecer de noviembre de 1936...», el relato de Rafael Alberti sobre la evacuación de la pinacoteca durante la Guerra Civil, de la que fue responsable: «Todo el Museo del Prado había descendido a los sótanos para guarecerse de los bárbaros e incultos trimotores alemanes». Se lo fueron pasando de voz en voz hasta el final, la despedida de Alberti: «Yo, después de la evacuación de “Las Meninas”, no quise volver más el el Museo del Prado» («El Mono Azul», 3 de mayo de 1937).