Seis grandes injusticias de la Historia (y cómo se repararon con dinero)
De la esterilización forzosa al experimento para no tratar la sífilis. Del apertheid al Holocausto. Este lunes, 25 de octubre, se conmemora el día de la Justicia
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Sería prácticamente inacabable escribir un recopilatorio de las grandes injusticias de la humanidad porque, acaso, sería tanto como escribir la Historia misma.
Estremece repasar los episodios genocidio, esclavitud, tortura, tropelías religiosas y deportaciones masivas de pueblos. Los abusos son continuados a lo largo de miles de años, pero no ha sido hasta el siglo pasado cuando se han comenzado a examinar a fondo y a plantear abiertamente no solo su perversidad moral, sino también su (i)legalidad y, por tanto, su injusticia.
¿Tiene sentido que la reclamación de reparaciones ante estos episodios? La tiene, y ya se ha practicado, tal y como recuerda Dinah L. Shelton, profesora de Derecho de la Universidad George Washington. Sus trabajos cobran particular interés tal día como hoy, 25 de octubre, día europeo de la Justicia.
Reclamaciones de reparaciones
Las injusticias históricas son objeto de un número creciente de reclamaciones legales movidas por el deseo de reparación. Los daños y pérdidas no resueltas de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, se han abordado en los últimos años mediante litigios y negociaciones. Solo en Grecia, por poner un caso, se presentaron más de 60.000 casos en la última década relacionados con los abusos de la Segunda Guerra Mundial.
Algunas injusticias históricas en liza están relacionadas con episodios ocurridos hace un siglo o más. La Conferencia de Las Naciones Unidas sobre el Racismo, celebrada en Durban en 2001, debatió la cuestión de las reparaciones por el comercio de esclavos y el colonialismo en el Atlántico.
En Estados Unidos, se han venido reclamado reparaciones a los esclavos al menos desde la abolición de la esclavitud en 1865. Muchos de sus descendientes continúan buscando reparación y han presentado demandas contra individuos y empresas para ajustar cuentas de las ganancias obtenidas mediante la explotación del trabajo.
Los abusos perpetrados contra los pueblos indígenas representan quizás el mayor número de injusticias históricas. En Canadá, por ejemplo, las reclamaciones están relacionadas con la reubicación de los inuit en la década de 1950, así como con el abuso sexual y físico de estudiantes aborígenes en escuelas residenciales a las que fueron enviados después de que los separaran de sus familias.
Respuestas estatales a reclamaciones de injusticia histórica
Los estados y los gobiernos se han pronunciado de forma muy diversa ante las injusticias históricas. Algunas reclamaciones, en particular las de grupos indígenas, han llevado a la restitución negociada de tierras y recursos.
Australia devolvió 96.000 kilómetros cuadrados de tierra en 1976 a los aborígenes en compensación parcial por las tierras confiscadas por los colonos blancos. Canadá también restauró tierras a los grupos indígenas, después de unos trece años de negociaciones. Son solo unos ejemplos.
Son ejemplos, cabe subrayarlo, de un fenómeno más bien inusual, el de las reparaciones, aunque vale la pena repasar seis grandes casos.
1. El Holocausto
Décadas después del exterminio nazi, Alemania Occidental alcanzó un acuerdo con Israel en concepto de reparación del Holocausto. En el acuerdo de Luxemburgo, firmado entre los dos estados en 1952, se rubricó una transferencia de 3.000 millones de marcos de Alemania a Israel. Esto correspondía aproximadamente al coste de la reinserción de medio millón de supervivientes del Holocausto a la sociedad israelí.
Adicionalmente, se destinaron a la Jewish Claims Conference 450 millones de marcos alemanes para la indemnización de los judíos viviendo fuera de Israel.
En realidad, los términos de las reparaciones por el Holocausto, la mayoría de las cuales son negociadas por la Conferencia sobre reclamos materiales judíos contra Alemania, están en constante evolución, con algunos pagos hechos de una vez y otros como pensiones mensuales.
En 2005, un informe del gobierno israelí estimó el coste económico del Holocausto, en términos de pérdida de ingresos, salarios impagos y propiedad incautada, entre 240.000 millones y 320.000 millones de dólares.
2. El apertheid
Uno de los deberes de la Comisión de Verdad y Reconciliación posterior al apartheid de Sudáfrica, además de investigar los abusos de derechos humanos cometidos por el gobierno del apartheid, fue recomendar reparaciones y otras políticas para corregir esos abusos y ayudar a las víctimas del régimen anterior.
Después de este informe, elaborado tras siete años de investigaciones, el Estado sudafricano pagó 30.000 rands (unos 3.600 euros) de indemnización a cada una de las víctimas del régimen apartheid.
Descartó, eso sí, una de las propuestas de la Comisión: imponer un impuesto excepcional a las empresas para completar estos fondos, como compensación por los beneficios que el sector industrial obtuvo del régimen segregacionista.
3. Campos de concentración para japoneses en EE.UU
Los campos de concentración para japoneses en Estados Unidos alojaron a unas 120.000 personas, quienes fueron deportados bajo presión del gobierno estadounidense a recintos diseñados a ese efecto en el interior del país entre 1942 y 1946.
El Congreso de los Estados Unidos hizo dos intentos de reparación, la ley de Reclamaciones Japonesas-Estadounidenses de 1948 y la Ley de Libertades Civiles de 1988.
Entre 1948 y 1965, se autorizaron indemnizaciones por un total de 38 millones de dólares, mientras qiue en la Ley de Libertades Civiles de 1988, el gobierno de EE. UU proporcionó reparaciones de 20.000 dólares a estadounidenses de origen japonés que fueron internados de manera similar, reconociendo su mal proceder y disculpándose con ello.
En 1998, 80.000 supervivientes habían cobrado su parte, para un desembolso total de 1.600 millones de dólares.
4. Esterilización forzada
La mayoría de los estados estadounidenses practicaron una u otra forma de eugenesia durante el siglo XX, siendo la esterilización forzada de personas “no aptas” un instrumento fundamental.
Los objetivos eran en gran parte, pero de ninguna manera totalmente, evitar la procreación de discapacitados mentales.
La Corte Suprema dio luz verde a la práctica a raíz del caso Buck contra Bell, en 1927, en el estado de Virginia. Finalmente, 33 estados adoptaron la práctica, esterilizando por la fuerza a unas 65.000 personas en total durante la década de 1970. El estado de Oregón, por ejemplo, esterilizó por la fuerza a personas hasta 1981 y su Junta de Eugenesia no se abolió hasta 1983.
Muy pocos estados han reconocido o se han disculpado por estas políticas, y solo uno, Carolina del Norte, ha establecido un programa de reparaciones.
El estado esterilizó a unas 7.600 personas, la mayoría de las cuales ya no viven, pero acabó aprobando un programa de reparación de 10 millones de dólares para conceder a las más de 177 víctimas vivas una compensación de 50.000 dólares a cada una.
5. Experimento de Tuskegee
Después del final del experimento de Tuskegee, en el que 399 hombres negros con sífilis no recibieron tratamiento para estudiar la progresión de la enfermedad entre 1932 y 1972, el gobierno llegó a un acuerdo extrajudicial de 10 millones de dólares con las víctimas y sus familias en 1974, que incluía tanto compensaciones económicas (unos 180.000 dólares para los hombre que en el estudio tenían sífiles) y una promesa de tratamiento médico de por vida para ambos participantes y sus familias inmediatas.
6. Masacre de Rosewood
En 1923, la ciudad mayoritariamente negra de Rosewood, en la costa del Golfo de Florida, fue destruida en un motín racial que, según los recuentos oficiales, mató al menos a seis residentes negros y dos blancos (aunque algunos descendientes de los residentes de la ciudad sostienen que muchos más y que fueron depositados en fosas comunes).
En 1994, el estado de Florida acordó un paquete de reparaciones por un valor de alrededor de 3,36 millones en dólares, de los cuales 2,4 se reservarían para compensar a los supervivientes, 800.000 dólares para compensar a los que se vieron obligados a huir de la ciudad, y 160.000 se destinarían a becas universitarias dirigidas principalmente a descendientes.