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Aline Griffith: la Mata Hari de la realeza española

Se celebra el centenario del nacimiento de esta icónica figura: al tiempo que era musa de Balenciaga, fue condesa y espía para la Oficina de Servicios Estratégicos estadounidense
Aline Griffith junto a su esposo y padre de sus hijos, el conde de Quintanillalarazon
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

Madrid Creada:

Última actualización:

Es una de las figuras más curiosas e interesantes de la alta sociedad española de los últimos años. Aline Griffith igual era modelo y musa de Balenciaga, que elaboraba todo tipo de quesos, que amadrinaba a Antonio Flores, o que era espía para los Estados Unidos. Un perfil que a todo guionista de series actuales podría encandilar, y del que este año se viene celebrando el centenario de su nacimiento. La aristócrata y socialité nació en Nueva York el 22 de mayo de 1923, y falleció en Madrid el 11 de diciembre de 2017. Fue mientras trabajaba como modelo en Estados Unidos cuando fue reclutada por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) de su país, y fue enviada a España. Una vez en nuestro país, en plena Segunda Guerra Mundial, conoció al que sería su esposo, y gracias al cual se alzó con el título de condesa: se casó con Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno, conde de Quintanilla y, más tarde, III conde de Romanones, hijo de Luis Figueroa y Alonso-Martínez.
"Comenzó en Madrid en la sala de códigos X-2 en 1943, de turno de día y de noche para descifrar mensajes. También manejó una pequeña red de agentes que espiaba al secretario privado de un ministro del gobierno español. La mayor parte de su emocionante trabajo se realizó después de horas cuando desarrolló una amplia vida social, informándose sobre los chismes que había escuchado después de una noche de fiesta, a menudo con la aristrocracia española". Esto lo relata Elizabeth McIntosh en la obra "Sisterhood of spies. The women of the OSS", obra en la que recopila una remarcable serie de nombres femeninos que han realizado las acciones más valientes en la historia, arriesgando sus vidas y sus reputaciones a cambio de ofrecer valiosa información: de Mata Hari a Griffith, pasando por Virginia Hall, Josephine Baker o Julia Child.
La propia Griffith se encargó de dejar por escrito las peripecias de su vida, a través de tres libros de memorias, una novela y dos obras de no ficción. Si bien en algunas de estas obras sus vivencias han sido exageradas o romantizadas, sí es cierto que cabe referirse a la condesa de Romanones como la James Bond española. Pero ya no solo destacó por su labor como espía, sino también por su facilidad a la hora de socializar en el país en que finalmente desarrolló toda su vida. De hecho, en su primera noche en Madrid, Griffith fue a ver actuar a Lola Flores, de quien se convirtió en una gran amiga, hasta el punto de convertirse en la madrina de su hijo, de Antonio Flores. Además, la espía recibió durante años flores y bombones que le regalaba Juanito Belmonte, hijo del famoso torero, quien quedó embelesado de su belleza una noche que coincidió con ella. "Era preciosa, con un gran encanto y don de gentes, muy inteligente, una persona singular", asegura Larry Loftis, escritor americano que ha publicado "La princesa espía. La verdadera historia de Alice Griffith".
A las lujosas fiestas que organizaba Griffith, una vez ya casada con el conde de Romanones, asistieron todo tipo de líderes y figuras mundiales, como eran Ronald y Nancy Reagan, Jacqueline Kennedy, Audrey Hepburn, Grace Kelly, Ava Gardner, Salvador Dalí o la duquesa de Alba, con quien también mantuvo una gran amistad. Griffith falleció a los 94 años, tras padecer un enfisema pulmonar que agravó bastante su salud.