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“Godoy le paró tres veces los pies a Napoleón, algo que casi nadie hizo en Europa"

David Botello publica “No me toques los borbones”, un repaso por la historia de la dinastía más longeva de España
David Botello
David BotelloGonzalo PérezLa Razón

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David Botello (1969) traza un repaso desenfadado por la historia de la dinastía borbónica en su nuevo libro "No me toques los Borbones" (Editorial Aguilar). Con su habitual estilo gamberro y divertido, lo que no está reñido con el rigor, el autor trasciende el plano anecdótico y acaba narrando la atropellada historia de España en los últimos 300 años. Además de escándalos, maldiciones y deslices, aporta datos poco conocidos, como el papel de Escoiquiz en la España de Fernando VII y la relación de Carlos III con sus esclavos negros en la corte madrileña.
¿Qué rasgos comunes encuentra en todos los Borbones?
Hay constantes, sí. Una de ellas es que siempre les han gustado mucho las faldas... o los pantalones. Luego hay otro tema con la corrupción; han sido bastante amigos de lo que no era del todo suyo. El tercer elemento es el exilio. Desde Carlos IV, todos los Borbones han pasado o han acabado en el exilio, menos Felipe VI.
Se suele decir que Carlos III es el mejor rey Borbón. ¿Está de acuerdo?
Durante los cinco primeros años de reinado de Carlos III, que es cuando emprendió todas sus reformas, el pueblo se estaba muriendo de hambre. El rey miraba a la aristocracia para financiar sus reformas, pero los aristócratas vivían de las rentas y no querían pagar nada, así que se subió el precio del alquiler en Madrid, junto a otros impuestos indirectos a productos cotidianos como el pan y la vela. Por eso se montó el motín de Esquilache. Carlos III no es tan bueno como lo pintan. Por otro lado, fue el único Borbón al que no se le conocen amantes. Era muy tradicional; pidió que se quemaran todos los cuadros con desnudos de las colecciones reales. Afortunadamente, no le hicieron caso y se salvaron obras maestras como Las tres gracias o la Venus del Espejo.
En el libro sostiene que Carlos III fue uno de los mayores esclavistas de España.
Así es. Tenía una Casa de Negros y llamaba a sus esclavos "herramientas parlantes". Había, en particular, cuatro esclavos con los que quería demostrar que, aplicando los principios de la Ilustración, se podía convertir a un esclavo en un ser formado. Uno de ellos era Joseph Carlos de Borbón, al que le puso su apellido. El Museo del Prado tiene obra de él. Otro esclavo africano educado por el rey fue Antonio Carlos de Borbón, arquitecto que estuvo detrás de la fábrica de porcelana que había en el Retiro, la más famosa de Europa.
¿Por qué reivindica usted a Fernando VI?
Tenía un espíritu pacifista. Jugó a dos bandas con Francia e Inglaterra, las dos potencias emergentes que querían ocupar la posición que España había tenido en los últimos 300 años. Fernando VI no quería guerras. Su lema era: "Paz con Inglaterra y guerra con nadie". Durante su reinado se renovaron la Hacienda y la Armada y se hizo un censo de la población. En ese momento, España era un imperio naval sin barcos. Una de las campañas que puso en marcha tenía como protagonista a Jorge Juan, nuestro agente 007, que se fue a Londres a hacer espionaje industrial y traer ingenieros ingleses en lo que fue la primera fuga de cerebros documentada de la historia. Pero, como en España hemos tenido siempre gobiernos muy fácilmente corrompibles, cuando los ingleses se dieron cuenta, empezaron a comprar voluntades hasta que cayó el marqués de la Ensenada, que fue quien puso en marcha todo esto. La gran mancha de Fernando VI fue la expulsión de los gitanos de España, una medida sin sentido, y también su último año en el trono, cuando se volvió literalmente loco por la muerte de su mujer y en España dejó de haber rey.
¿Las consortes han mandado más que los reyes Borbones en España?
Isabel de Farnesio indiscutiblemente fue una mujer muy ambiciosa. Los primeros Borbones sí fueron unos calzonazos. Pero el resto no. Fernando VII maltrató a todas sus mujeres, era muy despectivo con ellas. Carlos IV no era tan calzonazos como nos lo han vendido. Y tampoco lo fueron Alfonso XII y Alfonso XIII. No creo tampoco que Juan Carlos haya sido especialmente calzonazos.
España salió de la “década ominosa” convertida en una potencia menor. ¿Se puede asemejar la historia de España en el siglo XIX a la del resto de países europeos?
Con Fernando VII se perdió la inmensa mayoría del territorio de ultramar, se cerraron universidades y la ciencia perdió impulso. En esa época, Europa se debatía entre el progreso y la tradición. España fue un claro ejemplo de ese debate. La tradición cobró mucho peso con Fernando VII y luego los liberales tampoco fueron capaces de proponer un modelo estable. Eso pasó en toda Europa y España no fue una excepción. Por tanto, se puede decir que el drama del siglo XIX es europeo.
Le dedica también espacio a Juan Escoiquiz, canónigo y preceptor de Fernando VII. ¿Por qué es importante este personaje?
Escoiquiz fue el ideólogo de Fernando VII. Era un hombre inteligente y muy ambicioso que fue haciéndose hueco a base de codazos en el entorno de la Casa Real hasta ganarse el favor de Fernando VII. Escoiquiz hizo un informe que decía que, para convencer al pueblo, había que hacer una campaña de propaganda. Así que preparó el terreno llenándole la cabeza de pájaros a Fernando, diciéndole que Godoy quería quitarle el trono. A ojos del pueblo, logró convertir a Fernando en “el deseado”.
¿Qué le sugiere la figura de Godoy?
Godoy era el único capaz de hacer lo que le mandaban los reyes, cosa que no hizo ninguno de sus ministros. Era un ejecutor maravilloso. Napoleón había intentado conquistar tres veces Portugal y Godoy lo había impedido porque Carlos IV así se lo había pedido. Su hija era reina de Portugal y no iba a consentir que Napoleón pusiera las manos sobre ella. Muy pocos personajes de la historia de Europa pueden presumir de haberle parado los pies al francés. Godoy lo hizo.
¿Con quién vincularía a Juan Carlos I y Felipe VI dentro de la dinastía borbónica?
Puede parecer un poco raro, pero Juan Carlos se parece un poco a Isabel II. A los dos se les recibió con muchísimo cariño, pero no acabaron bien. Juan Carlos reinó durante un periodo en el que España creció en democracia y prosperidad, y al final todo el mundo acabó harto de él. Felipe VI me recuerda mucho a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Alfonso XII llegó con muy buena formación al trono, inspirado por el modelo inglés. Se dio cuenta de que el rey no es una figura decorativa, pero creyó que cuanto menos participara, mejor. Y lo hizo muy bien. Vivió su vida muy intensamente y quemó los dos cabos de la vela al mismo tiempo, como él mismo dijo. Felipe VI está en la misma situación: es alguien inteligente y sabe bien cuál es su papel.
¿Es usted monárquico?
Yo soy como todos los españoles: mientras el rey nos dé alegría, adelante. Fui juancarlista mucho tiempo y ahora soy felipista a tope. La única institución que da garantías es la Corona. La monarquía española está saliendo de un mal trago por la herencia de Juan Carlos, pero a pesar de ello vive un buen momento. Mientras asuman su papel, creo que tendremos monarquía para rato. Además, no hay una alternativa clara y coherente.