Novela histórica

Tony Gratacós: «Es una pena que no se recuerde la conquista de México»

Cinco siglos después de la toma de Tenochtitlán por Cortés en «Todos sabrán mi nombre» se novela el episodio

El escritor Tony Gratacós
El escritor Tony GratacósLa Razón.

El 13 de agosto de 1521, hace hoy 503 años, el conquistador Hernán Cortés, al frente de 800 españoles y junto a miles de aliados indígenas, rinde Tenochtitlán, capital del imperio Mexica, conquistando lo que se llamaría Nueva España para la Corona española. Uno de los episodios históricos que cambiaron el rumbo mundial, pero que cinco siglos después apenas se recuerda siquiera en nuestro país. Quien sí ha rememorado esta hazaña novelándola magistralmente ha sido el escritor Tony Gratacós, quien a través de su personaje Diego de Soto nos sumerge con «Todos recordarán mi nombre» (Destino) en la conquista de México por Cortés.

La leyenda negra que pesa sobre Cortés, ¿le empujó a escribir esta novela?

Una de las razones que me llevó a escribir sobre él fue el interés por saber si Hernán Cortés era un dios o un diablo.

Y ¿qué ha resuelto?

En mi novela retrato a un Cortés con sus luces y con sus sombras.

¿Por qué desde el corazón del imperio español fueron contra el conquistador?

En España, ahora y hace 500 años, siempre que alguien se sale de la media tratamos de hundirlo. Aquí hay que ponerse en la coyuntura de todos los que llegan a ser nobles de Castilla porque habían apoyado las diferentes causas de la Corona. Y dentro de su buena vida y consideración les llegan noticias de un tío, que no es nadie, que en no sé qué parte del mundo ha descubierto un imperio que puede hacer al rey tremendamente rico y acabar con su hegemonía nobiliaria. Esas envidias generan que Cortés no sea bien recibido y que se le pusieran muchas trabas una vez conquistado el territorio Mexica.

Cortés, su pariente Pizarro, Núñez de Balboa, etc., salieron todos de pueblitos extremeños.

Es sorprendente. No tengo una respuesta clara. Es cierto que mucha gente piensa que por salir de allí estos conquistadores eran unos muertos de hambre que no sabían nada y que sin nada que perder se embarcaban a la aventura. No. Los grandes capitanes, entre ellos Cortés, eran hombres instruidos y curtidos. Cortés estudió en la Universidad de Salamanca, sabía escribir bastante bien.

¿Qué relación tenía el conquistador de México con Carlos I?

Había una admiración mutua: de Carlos I a Cortés por la gran empresa que había conseguido, y de Cortés hacia Carlos I por lealtad: él pudo independizarse y convertir Nueva España en su reino. Esa fue su grandeza.

¿Qué papel jugó Malinche en la conquista? ¿Se ha exagerado?

Es indudable que el auge feminista de ahora potencia el papel de cualquier figura histórica femenina. Es cierto que Malinche jugó un papel fundamental como puente entre lenguas y culturas.

En su novela es importante la lucha por el relato. Parece que a los españoles nuestra historia nos la han contado los extranjeros.

Nos hemos creído el relato que nos hicieron nuestros enemigos. Llegamos a estar tan alto en la historia, y nuestra caída fue tan fulminante, que en vez de defender lo nuestro acabamos creyendo lo que decían los demás. Eso es fruto de la ignorancia generalizada. Hay que sopesar qué se hizo de bueno y qué de malo. La obligación que tenemos los españoles es conocer nuestra historia y defenderla para bien o para mal.

Recientemente, en un programa de TVE preguntaron si Cortés era héroe o villano. Mercedes Milá dijo que era «malo, malísimo» y «un asesino».

Cuando hay una opinión muy arraigada en la sociedad, tratar de desarticularla requiere conocimiento y valentía.

Se cumplen 503 años de la conquista de México, ¿tenemos algo que celebrar?

No sé si hay motivos de celebración. Pero por lo menos, hace tres años, cuando se cumplieron cinco siglos se tenía que haber recordado de manera oficial. Eso habla muy mal de nosotros. Antes de decir que nos avergonzamos de lo que pasó, hay que preguntarse qué es lo que pasó.

La revisión nos lleva a la descolonización de los museos...

El revisionismo lo que lleva es a reescribir la historia, y reescribir la historia es muy peligroso: se reescribe desde una ideología muy concreta, desde el movimiento «woke», que trata de imponer su verdad. Es absurdo la revisión de los museos: no vamos a ponernos ahora a cambiar cromos; entonces cerraría el museo Británico y el Louvre. El Prado sería el único que se sostendría.

¿Le han acusado de caer en la leyenda rosa?

De momento, no. En mi novela retrato un Hernán Cortés con sus luces y con sus sombras. Y además de este salen unos personajes históricos españoles que realmente son una panda de cabrones. He tratado de no traicionar el espíritu de la época ni el de los personajes para que todo lo que refleje sea lo más cierto posible.

¿Con qué proyecto literario está ahora? ¿Seguirá con Diego de Soto?

Sí. A Diego de Soto aún le queda una gran historia junto a Pizarro. Pero ahora necesita un descanso porque ha quedado hecho polvo después de Cortés y Elcano. Ahora mismo, Tony Gratacós está celoso de Diego de Soto, y será él el que narre y no Diego de Soto. Sí será una novela de corte histórico.