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Contracultura

Inclusividad y lenguaje: no se libra ni Dios

El Sínodo de la iglesia anglicana propone que se mencione a Dios con género neutro lo que ha abierto el debate entre teólogos, lingüistas y detractores de lo «woke»

Sínodo de la Iglesia Anglicana
Imagen de un momento del cónclave de la iglesia anglicanaANDY RAINAgencia EFE

Irene Montero lamentaba estos días las risas que arrancaba en el senado al utilizar ese lenguaje inclusivo, artificial e impostado, que obliga al constante desdoblamiento de género. Para ella, burlarse de ese empeño suyo por dificultar la fluidez y economía del lenguaje es burlarse de personas que tienen «el mismo derecho que todos a existir». Como si alguien hubiese dicho lo contrario. Le alegrará saber, intuyo, que ciertos sectores liberales de la Iglesia Anglicana pretenden imponer el uso del género neutro para referirse a Dios, pues consideran que hacerlo como varón es una interpretación errónea y la base del actual sexismo. El fin, explican, es «desarrollar un lenguaje más inclusivo en la liturgia».

Ya en 2017 la iglesia luterana en Suecia reflejaba en su manual litúrgico la recomendación, que no imposición, de evitar las alusiones a Dios en género masculino y decantarse por las expresiones neutras. Estas reformas se enmarcan por sus impulsores dentro de la batalla por la igualdad pero, en realidad, está por ver en qué cambiaría realmente, más allá del gesto y en esencia, a la tradición, en primer lugar, y a la sociedad, en consecuencia. ¿De verdad se opera una metamorfosis significativa (y positiva) en el sentir y actuar del creyente si se habla de «Dios padre y madre» en lugar de «Dios padre»? ¿Es un avance real en derechos o un desprecio hacia la tradición teológica? ¿Se trata de un intento desesperado por recuperar o atraer fieles?

«Si lo que pretende la Iglesia anglicana es comportarse del modo mercantil en el que lo hacen las universidades americanas», reflexiona la filósofa y teóloga María Gelpi, «con esta decisión va en la línea pero quizá ya tarde, pues ya la Iglesia Luterana en Suecia lo hizo antes que ella. Si por el contrario lo que quiere es mantenerse como una institución con la misión de conservar y transmitir una tradición, con este tipo de decisiones lo que corre es el riesgo de acabar con ella». «La biblia», añade José Errasti, profesor titular en la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, escritor y articulista, «los textos sagrados, para los creyentes no están escritos por hombres, sino por Dios. Los hombres únicamente mueven la mano al dictado de Dios, y Dios se refiere a él mismo en masculino.

Dios padre
Dios padreJae Tanaka

Él, como verdad revelada, utiliza el masculino. Dice «rezad siempre esta oración: padre nuestro que estás en los cielos…», no dice «madre nuestra». Así que la iglesia anglicana lo que estaría haciendo es corregir a Dios». Pero es el signo de los tiempos. Incluso el British Museum consideraba hace poco que era una falta de respeto llamar momia a los restos mortales de alguien muerto hace años y que, para no darle trato de objeto, bastaba con cambiarle el nombre a «persona momificada», sin alterar en absoluto el trato dispensado hasta entonces. El poder de la palabra que en el bienpensante funciona hoy como acción misma. Efecto placebo para las conciencias.

«El Sínodo de la Iglesia de Inglaterra lleva camino de convertirse en una verdadera astracanada teológica», comenta Ramón Gutiérrez González, filólogo y doctor por la Universidad de Bolonia, profesor de Clásicas en la Universidad de Almería. «Que la primera Persona de la Trinidad no es hombre ni mujer, no es un descubrimiento de los nuevos teólogos anglicanos. En cuanto a la cuestión de por qué ha de llamársele «Padre» en las oraciones, la respuesta es simple desde el punto de vista de la Escritura: es el propio Jesús (Mateo 6, 9-13; Lucas 11, 1-4) quien, al enseñar a sus discípulos a orar, les insta a comenzar de la siguiente manera «Padre nuestro que estás en los cielos». El problema de fondo radica en la propia naturaleza de la Iglesia Anglicana: al ser una religión estatal, no puede menos que conformarse a la ideología imperante del Estado que la sustenta, penetrado hasta la médula por las mercancías averiadas del pensamiento «woke». Un ejemplo más cercano lo tenemos en el Camino Sinodal alemán: en él, el rechazo a las doctrinas católicas tradicionales, pese a presentarse como un fruto de la reflexión teológica y pastoral, no deja de ser un intento desesperado de justificar su privilegiada estructura funcionarial y fiscal adhiriéndose al pensamiento dominante».

Jesús trans

«Algunas personas han argumentado», añade Errasti, «y lo han hecho completamente en serio, que Jesús era trans porque el Espíritu Santo, al concebir al niño Jesús en el cuerpo de María, no añadió material genético y, por lo tanto, ese ser engendrado tendría cromosomas XX y, sin embargo, se le representa con un cuerpo correspondiente a una carga cromosómica XY, lo que es señal de que es intersexual». Así, no solo Dios no sería ni padre ni hijo, ni todo lo contrario, sino que Jesús sería, además, trans. Y es que aquí, no es que no se libre ni Dios, es que no lo hacen ni los Reyes Magos, a los que ya en un Sínodo General en Londres, en 2004, la misma Iglesia Anglicana debatía sobre la posibilidad de que los tres reyes magos que agasajaron a Jesús con oro, mirra e incienso podrían no haber sido sabios y, ni siquiera, hombres.

«Es obvio que Dios no tiene sexo», añade Errasti, «al contrario que el resto de la humanidad. Por eso es lógico que se utilicen morfemas de género no marcados, que no llevan marca de sexo. Y los morfemas acabados en -o no tienen ninguna marca de género, solo existe la de género femenino. El resto engloba a ambos, porque en nuestro idioma coinciden el masculino y el genérico». «Dios aparece en la Biblia como masculino porque ‘Dios’ es masculino en hebraico», apunta el profesor Gutiérrez. «Y en inglés tiene que aparecer en masculino porque en inglés God es masculino. Y Cristo se refiere a sí mismo como ‘hijo’ y a la primera persona de la Trinidad como ‘Padre’ ¿Quién es la Iglesia de Inglaterra para corregir a Cristo?» concluye.