«Juneteenth», «Primos» y las licencias para celebrar
Tal día como hoy, hace 19 años, quedaba declarada la emancipación de los ciudadanos negros en Estados Unidos, poniendo fin a la esclavitud auspiciada por el Estado
Madrid Creada:
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Uno de los aspectos más negativos de la globalización, besito en la frente comparado con sus beneficios, es la equiparación y desarrollo mismo de la hegemonía cultural basada en el meme. En el que definió Richard Dawkins hace medio siglo y en el que usamos hoy en día para enviar a nuestros amigos. La dictadura memética, gracias a la que se juzga lo viral y lo irrelevante, nos transporta, por su mismo carácter expansivo, hasta los terrenos de https://www.larazon.es/editoriales/20211104/sjuw4nbnufatxnwgel66yqgnfu.html. A poco que estén ustedes atentos a las redes sociales, se podrán percatar de varios ejemplos por semana, todos con su particular invitación a la esquizofrenia.
Podríamos citar la polémica alrededor de «Primos», nueva serie de Disney Channel que, sin siquiera estrenarse, ha levantado las iras de la comunidad latina en Estados Unidos por presentarla llena de estereotipos. Por supuesto, todos los personajes viven hacinados en una misma casa. Por supuesto, no pronuncian bien ni una sola palabra del español que alcanzan a chapurrear. Por supuesto, una de las actrices de doblaje se ha defendido aludiendo a la Conquista y al español como una lengua impuesta en Latinoamérica «gracias a un genocidio». El inglés, por lo que sea, se aprendió en el continente por Bluetooth. Memética pura.
Pero hay algo en esos disparos al aire –a los que debemos estar atentos solo por producirse en el vientre de la cultura occidental y que en cualquier otro caso se obviarían por el Estado roto del que provienen–, que sí conecta con algo mucho más sesudo: no hay preguntas tontas, solo tontos que preguntan. Es estúpido defender una visión sesgada del mundo contemporáneo aludiendo a hechos históricos de los que no quedan supervivientes, pero no es tan estúpido pensar que esas mismas visiones sesgadas tienen una raíz histórica. Y una que incluso se puede celebrar, desde un recogimiento consciente, como parte misma de lo que somos, de nuestra genética histórica como especie.
Es lo que ocurre hoy, 19 de junio, en ese mismo Estados Unidos tan tribulado, donde se conmemora el conocido como «Juneteenth». Tal día como hoy, en 1865, quedaba declarada la Emancipación en el Estado de Texas, dando por abolida la esclavitud en el territorio donde con más sangre se aplicó como constitutiva. Y, claro, uno como persona nacida en el descuento del siglo pasado se pregunta: ¿se puede celebrar algo que, en realidad, habla de años de sufrimiento, látigo y opresión? Vaya si se puede. Sobre todo después de que en 2021 el presidente Joe Biden declarara al «Juneteenth» feriado federal, poniéndolo al nivel de los festivos más relevantes del calendario yanqui, sin lloros de ningún tipo. Y como uno no se atreve a defenderse como tonto o como curioso, la pregunta ha de hacerse en voz baja, susurrando, pero en buen español cervantino: ¿es ese el camino, estrictamente memético, que deberían seguir episodios históricos como el de la Conquista de América? ¿Hay una vía alternativa de celebración de herencias que no implique agradecer la imposición de religión y lengua, ni tampoco derribar estatuas o entregarse a reivindicaciones de figuras históricas escritas en el oscurantismo? Benditos disparos al aire.